jueves, 20 de enero de 2011

NECESITAMOS SER PRODUCTIVOS Y COMPETITIVOS

La Conferencia Anual de Ejecutivos, CADE 2010, tratará  la agenda de la competitividad para el desarrollo y prosperidad del país, lo hace como muchas veces,  en una  coyuntura  electoral  que tiene la curiosidad esta  vez de dos elecciones muy pegadas, tanto locales y regionales, como congresales  y  presidenciales;  lo  cual  provoca  obligatoriamente a  construir  una  agenda  que asuma  la  prospección  para  escenarios  locales,  regionales  y nacionales, todo pensado en el Perú como  país.  Hoy más que nunca, se necesita   involucrar   gestiones y emprendimientos  regionales,  que estén  en la construcción de  visiones,  articuladas  e integradas   a políticas  nacionales  y  locales,  con  sinergias públicas y privadas, participaciones y licencias de por medio.
El reto de la competitividad tiene que ver con   nuestra experiencia pasada, basada en modelos que fueron, sobre la base de aciertos y desaciertos, madurando  capacidades;  la lectura  de  hoy refuerza esa tendencia; pero,  creemos que lo más importante es tener claro nuestras posibilidades  y oportunidades  en  el  reto planteado.  Esta innovación tiene que tener su necesaria hoja de ruta basada en la educación  para las capacidades y en la tecnología  para las productividades. Necesitamos hacer el balance de lo que hemos avanzado como  ayuda  a la priorización de  la agenda de la competitividad, que necesariamente tiene que estar referenciada en los parámetros de la estrategia  económica del  Perú con  miras  al bicentenario, un tiempo  más que suficiente  en  adelante para  tener resultados previstos como metas. Esta estrategia de competir hacia el primer mundo,  dice el temario, tiene la audacia  de saltar etapas,  pensar   solo en  el  crecimiento,  no lo asegura,  es posible únicamente, con una visión y estrategia de desarrollo sostenible y sustentable;  asumiendo todos el compromiso,  desde la clase política,  el Estado en sus diferentes instancias, el empresariado privado, instituciones de la sociedad  civil  y población, de  querer  hacerlo.
En  esta  lógica, necesitamos ser productivos y competitivos, sobre la base  de  mejorar condiciones de mercado interno, no solo referidos a capacidades adquisitivas,  sino a  incorporaciones;  pensar  solo en el mercado de exportación  diseñado para competir sobre la base de productividades, nos  condena a marcas históricas respecto de país primario exportador, por  un lado,   o  solo buscar  productos por exigencia de mercados mundiales, de otro lado. Nuestra infraestructura está mejorando y tiene que hacerlo mucho más, es un buen soporte de base, junto al equipamiento;  en esta línea, la educación,  tiene que tener la prioridad que la ocasión demanda, ser cenicienta  presupuestal de políticas y objetivos, la postraron,  al extremo de tener dificultades en el emprendimiento de capacidades por parte de centros formadores y capacitadores   que,  adicionalmente,  necesitan también, reforzar  su agenda de investigación para el desarrollo; en ese sentido  la atención a la escuela,  institutos técnicos y universidades es de mucha urgencia.  De otro lado,  la eficiencia e  ineficiencia del Estado marca también sus propios conceptos de productividad, va bien con sus estrategias de inversión, en normativa cada vez  mejor  prevista, sin embargo,  no tiene claridad todavía en espacios generados de participación ciudadana y licencias sociales, que son más proclives a  propiciar conflictos sociales, no solo con la población, sino con la sociedad civil  y entre regiones, por disputas de recursos y manejos territoriales; en donde  las competencias asignadas  a regiones y gobiernos locales,  todavía no asientan en capacidades y  gestión pública, que obviamente rebota en escenarios  por construir.
Hoy tenemos desarrollo desiguales, en lo que se refiere a mercados, el  norte del país,  con el sur chico, adquirieron velocidad en esa estrategia,  teniendo hoy claros indicadores de crecimiento y coberturas, en tanto que, el sur en su conjunto, no ofrece una buena lectura, solo Arequipa, últimamente,  puede verse  en ese nivel, pero,  en el conjunto de la macro sur, no aparece ese efecto;  es de entender que no  se establecieron prioridades de agenda compartida y se dejó  llevar por las emociones de la política, teniendo hoy el resultado señalado. La macro sur  esta  ad portas  de  conectarse con Brasil y el Mundo,  por medio la vía interoceánica, que tomando  los tres puntos origen-destino, llámese, Puertos de Marcona, Matarani e Ilo, le dan a  esta  parte  del Perú,  una nueva fisonomía, un nuevo mapa, económico, productivo, comercial, de servicios y  turístico;  en estas  condiciones,  es prioritario establecer estrategias productivas y competitivas, de la macro sur hacia el Perú y del Perú hacia la macro sur.
El reto de entrar en esta nueva posibilidad, nos lleva a ajustar prioridades,  respecto de nuestros ingresos per cápita,  pobreza, saneamiento y analfabetismo; de cómo estamos y nos hemos preparado para hacer negocios con la octava  economía del mundo, que es Brasil, de cómo dejar de ser tradicionales en nuestras exportaciones y mejorar el menú de la cartera exportable, de cómo mejoramos nuestro sector industrial en líneas no primarias, generando paulatinamente agregados de beneficio interno. Cómo incluimos la parte transformadora en el sector primario, haciendo compatibles tecnología con crecimiento de empleo calificado, cómo mejorar las capacidades del sector terciario, no solo como “colchón”, sectorial, ni destino obligado de exclusiones de los otros, sino como sector estratégico  con competencias, capacidades y soportes de emprendimientos  para  ser plataforma logística de lo  generado en el primero y segundo sector.  De cómo aprovechar  ventajas de tener buenos destinos turísticos y  jerarquizados, como lo son Cuzco con Machu Picchu, Puno, Arequipa, Las reservas del Manú y Tambopata; hoy en  inmejorables condiciones por la vía interoceánica; que no solo es vía comercial, productiva, y de  servicios,  sino  también turística.
Cómo entender al Sur  que no se entiende así mismo, y  cuando  mira a Lima y al norte,  se entiende menos;  aquí  el concepto clave es el de articulación e integración y es por ello que  necesitamos construir ejes  articuladores que no sólo son viales, sino además, económicos, productivos, logísticos, servicios, formativos;  no nos hemos  capitalizado en activos, recursos humanos  y  tecnología. En la lógica nacional era necesario fortalecer las estructuras que dan soporte a la economía;  la gestión  dio resultados con el control de la inflación, manejo de reservas, cumplimiento de metas, control  del  gasto, equilibrios  presupuestales, confianza  mirada desde  fuera.  Y bueno, para el caso nuestro, la minería sigue manteniendo un alto porcentaje de participación en el PBI; no se ha crecido en agricultura, industria y pesca, el sector construcción sigue liderando el  crecimiento  hoy,  junto con servicios, básicamente  con  comercio y  turismo; y  tenemos   una tendencia hacia la tercerización de la economía. De otro lado,  sobre el uso de los recursos naturales; mientras nos peleamos por el agua,  esta sigue su curso,  necesitamos concesiones  responsables en minería, y  no todo es denunciable, además, tener una explotación racional del mar;   el tema del gas y generación eléctrica, pasa por definir nuestra matriz energética, para consumo  doméstico, industrial, transporte y minero. Hoy el reto es construir  la estrategia que de sentido a lo productivo y competitivo.
Cómo entrar con buen pie en este emprendimiento, a pesar de los señalado por  Michael  Porter respecto de nuestro país y se refiere a: que no tenemos una política de largo plazo en  materia de competitividad, no  tenemos un rumbo definido, que el crecimiento no ha beneficiado a la mayoría de la población, que nuestra ilusión exportadora se basa en materias primas y sus buenos precios pero no exportación de productos con valor agregado, nuestro  atraso en invención y tecnología, no se crean nuevas empresas sino que se compran negocios, dificultades de baja productividad, pésima educación, deficiente sistema de salud y debilidades de infraestructura y finalmente temas de corrupción, burocracia y derechos.  Indudablemente que lo planteado por Porter, en la capacidad y conocimiento reconocidos, hace más urgente que los retos planteados tengan la factibilidad de llevarlos a la acción.
Finalmente, pasar del imaginario a propuestas concretas, nos lleva a mejorar nuestro capital humano, desarrollar capacidades tecnológicas y científicas, generar valor agregado a nuestras materias primas; todo en la idea de un real posicionamiento del sur, para lo cual se necesita construir una agenda que tenga claro: infraestructura, políticas sociales, calidad de vida, legitimidad de  gestión, capacidades para una gerencia privada moderna y una gerencia social en el escenario público, capital social con aptitud y capacidad, responsabilidad social en el uso de los recursos, donde el Estado, el capital y el trabajo decidan tener una visión compartida. Lo productivo y competitivo como anhelo,  debe de pasar a su concreción, y la macro sur con sus componentes,  deben de ser actores importantes en esta estrategia  con miras al bicentenario.

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