martes, 11 de enero de 2011

CRISIS DEL TRANSPORTE, QUIEN NOS LLEVA.

Tenía duda de iniciar diciendo,  crisis o caos en el transporte, indudablemente que los conceptos  tienen connotaciones diferentes, para el caso, le suman  bien para  entender  de lo que realmente nos  está  sucediendo en Arequipa, respecto del  sistema  de transporte público de pasajeros.  Hemos  elegido  autoridades  municipales y de la región recientemente,  para  el caso, el   2010  marca el fin de una gestión que debiera suponer para todos,  una evaluación y balance,  un proceso de transferencia, con  besitos y abrazos incluidos;  por lo visto,  nada de lo que normalmente se da por aceptado  ha sucedido,   contrariamente, hemos sido espectadores de situaciones de lo más  inexplicables para unos, pero bien calculadas para otros.  Intentemos una crónica  de todo este proceso, referido al transporte.
En el gobierno de Fujimori, hubo un momento en que el  Estado  posibilitó retiros  voluntarios  con incentivos en la  administración pública, así  lo hicieron muchos  y con  dinero en mano optaron por  decidir qué hacer con su dinero  y también pensar en su  sobrevivencia  laboral,  unos  compraron  autos  y microbuses  usados  a  fin  de dedicarse  al  “transporte”;  de otro  lado,  se  dio  libertad  para  la importación de vehículos usados, en tanto que nuestro parque automotor era muy antiguo  y esa era una manera de mejorarlo en edad. Al  gobierno le iba bien esta  decisión,  porque  estas  importaciones  están  grabadas  por impuestos y esa medida le iba a generar buenos ingresos, algo así como, te doy por un lado y me lo devuelves por el otro. El tiempo   fue  demostrando que  poco a  poco fue  incrementándose el número  de vehículos;  tanto  para     transporte  público, como  los de uso  particular.  En un contexto paralelo a este proceso, empiezan a aparecer   las ideas sobre temas de transporte, llámese, proyectos, propuestas,  iniciativas, etc.,  estas venían  desde  la  misma  gestión  municipal  y  de  uno   u  otro conocedor  del  tema.  El tiempo seguía  su  rumbo  y ritmo;   aparece luego   la  idea  de postular  a Arequipa  como  Patrimonio  Cultural  de la humanidad, para  lo cual  se pedía  como requisito, tener un  Plan Director de la Ciudad;  el mismo que  se encargó  y se hizo.
Un primer supuesto, en ese PD, que es un instrumento de  gestión, se tenía  que diseñar una Arequipa en perspectiva, estableciendo parámetros, cobertura de necesidades y servicios, infraestructura, equipamiento;  aparte de tener   una línea de base con referencia  a,  población, economía  de ciudad, dinámica  productiva, comercial,  servicios,  indicadores de habitad, y muchos  etcéteras  mas;  todo esto en la  idea de tener  una  visión  para  Arequipa  en corto, mediano y largo plazo. Bueno,  luego  nos  declararon  Patrimonio, siguieron  gestiones municipales  en  donde   cada una, comenzó  a proponer  planes para  el  transporte público de pasajeros,  la  lista  e intentos no  es corta,  lo cierto  es  y  como dice el  dicho, mil  y  un intentos  de solucionar el  tema  y  nada hasta  hoy.
En tanto,  nuestras  viejas  líneas de transporte,  sistema  de buses “grandes”,  vieron  en el  final de su existencia,  la  aparición de   los  taxis,  que  siempre su participación fue  menor   respecto de las unidades  mayores.  En ese  proceso, decidieron sacar a los buses  del centro de la ciudad y que  sus rutas  pasen  por  las  “fronteras”  del  ahora  llamado  Centro  Histórico;  nos  referimos a  la  av. Goyeneche,  Ayacucho-Puente Grau,  La Marina,  Salaverry.  La medida  implicaba  caminar un poco más para tomar la movilidad.
Segundo supuesto, una  ordenanza de ese tipo implicaba tener  un Plan  para  la ciudad  y  sobre todo  para el Centro  Histórico. Pareciera que no se tomó nada en cuenta,   este servicio  de  pasajeros  en  la  modalidad  taxis, invadió el espacio  y servicio dejado por los buses en el Centro;  dicha invasión  tuvo lógica de parte de los taxistas, nadie les dijo nada, las autoridades no les dijeron nada,  porque no tenían nada que decir,  así de sencillo.  Haciendo una retrospectiva, en esos días, marcaban otras prioridades, era el comercio ambulatorio, la informalidad, lo que preocupaba a nuestras  autoridades, resulta obvio que,  el transporte  público de  pasajeros  masivo y  los taxis  no estaban  en mira de los que debieron de haberlos mirado.  Se siguió haciendo  propuestas,  contratando  a  expertos  y  gastando  asignaciones para  tal  propósito  y nada  nuevo en el escenario.
Luego se dio inició a la gestión municipal que  venció el 2010, a  los bombos y platillos  municipales  se  les  sumaron,  los del Gobierno Regional;  nuestros “pequeños” problemas urbanos serían  historia  prontamente, en razón de grandes obras llamados mega proyectos, dichas  propuestas  provocaron  una sinergia de ambas gestiones, dicho  así,  hizo  suponer  que  las dudas desaparezcan  y  a esperar la acción;  las  iniciativas referidas al Puente Chilina, El SIT, llamado Misti bus,  plantas  de  tratamiento  de agua  potable y residuales, tratamiento de residuos sólidos, seguridad ciudadana, etc.,   fueron  más  para el  manejo mediático,  pero a nivel de ejecuciones, nada.  Lo cierto es  que  finalizaron  las  gestiones  y nada hace ver que los  problemas mencionados  tengan una  luz  de inicio de solución.
Tercer supuesto, debe de ser difícil y complicado administrar  una ciudad como la nuestra;  si  lo pensamos  desde  la  óptica de los distritos, provincial y  región, allí  nadie  agarró el hilo de madeja. De otro lado,   estos  temas  se vuelven  agenda  obligada  de autoridades,   técnicos especialistas que  hacen  proyectos  para  las  autoridades, de profesionales  formados para tales propósitos que  están  en  universidades,  empresas, o  finalmente  de expertos   que deben  de  estar  en  Lima  u otras locaciones;  lo cierto  es  que no  tenemos  nada hasta hoy  y  son cuatro años más transcurridos y la herencia se vuelve día a día  más pesada.
A todo lo señalado, intentaré una secuencia lógica de planeamiento y desarrollo de ciudad. Históricamente  somos una ciudad de origen colonial, por lo que  sus oficios, servicios y posteriores  vocaciones,  fueron diseñados para estar en el centro y pensar  en él;  así  la encontramos en su cuarto centenario. Dos  terremotos  sucesivos marcaron un poco, ciertos derroteros  respecto de crecimiento de  la ciudad, las  migraciones  le dieron también  otro  aporte,  para  luego definirse  mejor con las vías de ingreso y  salida a la ciudad,  pasamos  de  Chiguata  a  Yura. En términos poblacionales  hoy, tenemos  claras  tendencias  de crecimiento  urbano  hacia el cono norte y cono sur;  Los distritos fronterizos con  las faldas del Misti   marcan ya  el  fin de  un proceso de urbanización de  tipo horizontal;  se corrobora  lo dicho, haciendo énfasis respecto de las  altas tasas de crecimiento poblacional, por  encima del promedio, como es el  caso de conos  y que contrasta con los otros distritos.  La vocación de ciudad fue definiéndose a fuerza de inercias y no producto de un adecuado planeamiento,  las zonas  dormitorio,  servicios, comercio, producción fueron decantándose  a costa de reducir  espacios de campiña y ganarle altura a la parte baja de cerros.
En todo este proceso,  que le sucedió al Centro de la ciudad, lo declararon Patrimonio Cultural de la Humanidad,  los bancos salieron  fuera con sus  sucursales y cajeros automáticos, se construyeron mas servicios religiosos fuera, por si acaso, las iglesias del  centro  siguen siendo las mismas;  los cines desaparecieron,  los restaurantes  y diversión  se fueron a la Dolores, EE.UU., Ejercito, Trinidad Morán, Arancota, etc.  Colegios y universidad hicieron lo mismo, más  no  algunas  llamadas  academias, la feria del altiplano con la de Avelino  Cáceres, siglo XX  y  la barraca marcaron también sus derroteros, salvo el  mercado San Camilo que sigue intocable; es indudable que el paisaje de ciudad  fue cambiando y en términos  acelerados.  Hoy nos encontramos con una ciudad con  cerca de 900 mil habitantes en la provincia, que en los últimos años y  sobre todo el último, ha tenido un crecimiento  espectacular en su área  comercial, servicios   y función turística, un parque automotor arriba de las 100 mil unidades, de las cuales  cerca de un tercio son de servicio público de pasajeros;   a  simple vista,  tenemos una ciudad más acelerada en su economía urbana, pero lenta en sus desplazamientos.
Somos una ciudad que por el medio pasa un rio  y esta división física no ha jugado para nada a favor, respecto de  un buen manejo de flujos que son los que dinamizan  y le dan vida a Arequipa. En fin, lo sucedido a todo el casco urbano y lo que está encima de él, nos genera la idea de los encuentros  y desencuentros. Una  ciudad que se  la deja  sola en su crecimiento y desarrollo puede  que no lo haga de la mejor manera, contrariamente, observada, planificada y orientada tiene una mejor disposición a ser vivible en términos funcionales. En Arequipa ha crecido la población, el parque automotor, su  economía, servicios, consumos, etc.; pero lo que no ha crecido ha sido su infraestructura y equipamiento. Se necesita una red de puentes sobre el rio  desde la parte alta, hasta la más baja,  que cumpla  funciones  de manejo de flujos, a la mejora de los existentes se suman muchos más que no tendrían que tener proporciones como el señalado para Chilina. Los puentes  internos  de ciudad, pasos a desnivel, mejoramiento de calles y avenidas, nuevas vías,  son contribuyentes en la construcción de anillos viales que facilitan y mejoran los flujos, así como habilitar evitamientos periféricos pensado en términos longitudinales como transversales y usando además torrenteras.  Todo  esto no debe de provocar susto de tiempo ni económico, los millones propuestos para una de las mega obras basta y sobra para tal cometido, además el Municipio Provincial no tiene que estar pensando solo en esto, es el Gobierno Regional  quien debe de asumir su compromiso y responsabilidad,  pensando que la ciudad de Arequipa es parte de la Región también.
Este  trabajo  físico en ciudad, relacionado con su propia dinámica, social, económica,  productiva  y servicios, le da  soporte conceptual  y sostenible de hacer  de ella un espacio vivible.  No creen que,  arreglado y resuelto el espacio público  por donde fluyen todos, recién   se norma  y regula los flujos de transporte público de pasajeros, tanto del  masivo  como el sistema  taxis; recién se saca  licitación de rutas que tengan  sentidos  de origen-destino de usuarios, recién se determina invertir en semáforos inteligentes, en paraderos, estacionamientos, como en funciones  reguladoras y seguridad de la Policía de tránsito, que el equilibrio entre la oferta y demanda   den un costo de pasaje urbano, en donde la oferta  se ajuste al espacio público implementado y equipado, y se incorpore paulatinamente demandas naturales. Creo que  el  orden de  las  cosas y situaciones  estaban alterados, hay una secuencia lógica de ver cual es dinámica de la ciudad;  aquí,  empezamos licitando rutas y  luego le hago el puente, asi  no debe de ser, he ahí el resultado.
Nadie  debiera de sentirse  mal  por  reconocer errores en tiempos, procedimientos y estrategias, si es que se resuelve  mejorar lo dicho y algo hecho; el tema no son los transportistas, sino el transporte, el  tema  involucra  también a los usuarios, el Gobierno regional en capacidad y el Municipal en gestión de ciudad, el tema  pasa  por  entender procesos, lógicas, costos-beneficios, tendencias, prioridades, factibilidades, capacidades, financiamiento y tiempos de gestión. La nueva administración tiene la autoridad de dar tregua a la crisis, caos y  conflicto,  replanteando una nueva estrategia donde el futuro marque pronto el inicio de una nueva manera de usar la ciudad.

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