Tenía duda de iniciar diciendo, crisis o caos en el transporte, indudablemente que los conceptos tienen connotaciones diferentes, para el caso, le suman bien para entender de lo que realmente nos está sucediendo en Arequipa, respecto del sistema de transporte público de pasajeros. Hemos elegido autoridades municipales y de la región recientemente, para el caso, el 2010 marca el fin de una gestión que debiera suponer para todos, una evaluación y balance, un proceso de transferencia, con besitos y abrazos incluidos; por lo visto, nada de lo que normalmente se da por aceptado ha sucedido, contrariamente, hemos sido espectadores de situaciones de lo más inexplicables para unos, pero bien calculadas para otros. Intentemos una crónica de todo este proceso, referido al transporte.
En el gobierno de Fujimori, hubo un momento en que el Estado posibilitó retiros voluntarios con incentivos en la administración pública, así lo hicieron muchos y con dinero en mano optaron por decidir qué hacer con su dinero y también pensar en su sobrevivencia laboral, unos compraron autos y microbuses usados a fin de dedicarse al “transporte”; de otro lado, se dio libertad para la importación de vehículos usados, en tanto que nuestro parque automotor era muy antiguo y esa era una manera de mejorarlo en edad. Al gobierno le iba bien esta decisión, porque estas importaciones están grabadas por impuestos y esa medida le iba a generar buenos ingresos, algo así como, te doy por un lado y me lo devuelves por el otro. El tiempo fue demostrando que poco a poco fue incrementándose el número de vehículos; tanto para transporte público, como los de uso particular. En un contexto paralelo a este proceso, empiezan a aparecer las ideas sobre temas de transporte, llámese, proyectos, propuestas, iniciativas, etc., estas venían desde la misma gestión municipal y de uno u otro conocedor del tema. El tiempo seguía su rumbo y ritmo; aparece luego la idea de postular a Arequipa como Patrimonio Cultural de la humanidad, para lo cual se pedía como requisito, tener un Plan Director de la Ciudad; el mismo que se encargó y se hizo.
Un primer supuesto, en ese PD, que es un instrumento de gestión, se tenía que diseñar una Arequipa en perspectiva, estableciendo parámetros, cobertura de necesidades y servicios, infraestructura, equipamiento; aparte de tener una línea de base con referencia a, población, economía de ciudad, dinámica productiva, comercial, servicios, indicadores de habitad, y muchos etcéteras mas; todo esto en la idea de tener una visión para Arequipa en corto, mediano y largo plazo. Bueno, luego nos declararon Patrimonio, siguieron gestiones municipales en donde cada una, comenzó a proponer planes para el transporte público de pasajeros, la lista e intentos no es corta, lo cierto es y como dice el dicho, mil y un intentos de solucionar el tema y nada hasta hoy.
En tanto, nuestras viejas líneas de transporte, sistema de buses “grandes”, vieron en el final de su existencia, la aparición de los taxis, que siempre su participación fue menor respecto de las unidades mayores. En ese proceso, decidieron sacar a los buses del centro de la ciudad y que sus rutas pasen por las “fronteras” del ahora llamado Centro Histórico; nos referimos a la av. Goyeneche, Ayacucho-Puente Grau, La Marina, Salaverry. La medida implicaba caminar un poco más para tomar la movilidad.
Segundo supuesto, una ordenanza de ese tipo implicaba tener un Plan para la ciudad y sobre todo para el Centro Histórico. Pareciera que no se tomó nada en cuenta, este servicio de pasajeros en la modalidad taxis, invadió el espacio y servicio dejado por los buses en el Centro; dicha invasión tuvo lógica de parte de los taxistas, nadie les dijo nada, las autoridades no les dijeron nada, porque no tenían nada que decir, así de sencillo. Haciendo una retrospectiva, en esos días, marcaban otras prioridades, era el comercio ambulatorio, la informalidad, lo que preocupaba a nuestras autoridades, resulta obvio que, el transporte público de pasajeros masivo y los taxis no estaban en mira de los que debieron de haberlos mirado. Se siguió haciendo propuestas, contratando a expertos y gastando asignaciones para tal propósito y nada nuevo en el escenario.
Luego se dio inició a la gestión municipal que venció el 2010, a los bombos y platillos municipales se les sumaron, los del Gobierno Regional; nuestros “pequeños” problemas urbanos serían historia prontamente, en razón de grandes obras llamados mega proyectos, dichas propuestas provocaron una sinergia de ambas gestiones, dicho así, hizo suponer que las dudas desaparezcan y a esperar la acción; las iniciativas referidas al Puente Chilina, El SIT, llamado Misti bus, plantas de tratamiento de agua potable y residuales, tratamiento de residuos sólidos, seguridad ciudadana, etc., fueron más para el manejo mediático, pero a nivel de ejecuciones, nada. Lo cierto es que finalizaron las gestiones y nada hace ver que los problemas mencionados tengan una luz de inicio de solución.
Tercer supuesto, debe de ser difícil y complicado administrar una ciudad como la nuestra; si lo pensamos desde la óptica de los distritos, provincial y región, allí nadie agarró el hilo de madeja. De otro lado, estos temas se vuelven agenda obligada de autoridades, técnicos especialistas que hacen proyectos para las autoridades, de profesionales formados para tales propósitos que están en universidades, empresas, o finalmente de expertos que deben de estar en Lima u otras locaciones; lo cierto es que no tenemos nada hasta hoy y son cuatro años más transcurridos y la herencia se vuelve día a día más pesada.
A todo lo señalado, intentaré una secuencia lógica de planeamiento y desarrollo de ciudad. Históricamente somos una ciudad de origen colonial, por lo que sus oficios, servicios y posteriores vocaciones, fueron diseñados para estar en el centro y pensar en él; así la encontramos en su cuarto centenario. Dos terremotos sucesivos marcaron un poco, ciertos derroteros respecto de crecimiento de la ciudad, las migraciones le dieron también otro aporte, para luego definirse mejor con las vías de ingreso y salida a la ciudad, pasamos de Chiguata a Yura. En términos poblacionales hoy, tenemos claras tendencias de crecimiento urbano hacia el cono norte y cono sur; Los distritos fronterizos con las faldas del Misti marcan ya el fin de un proceso de urbanización de tipo horizontal; se corrobora lo dicho, haciendo énfasis respecto de las altas tasas de crecimiento poblacional, por encima del promedio, como es el caso de conos y que contrasta con los otros distritos. La vocación de ciudad fue definiéndose a fuerza de inercias y no producto de un adecuado planeamiento, las zonas dormitorio, servicios, comercio, producción fueron decantándose a costa de reducir espacios de campiña y ganarle altura a la parte baja de cerros.
En todo este proceso, que le sucedió al Centro de la ciudad, lo declararon Patrimonio Cultural de la Humanidad, los bancos salieron fuera con sus sucursales y cajeros automáticos, se construyeron mas servicios religiosos fuera, por si acaso, las iglesias del centro siguen siendo las mismas; los cines desaparecieron, los restaurantes y diversión se fueron a la Dolores, EE.UU., Ejercito, Trinidad Morán, Arancota, etc. Colegios y universidad hicieron lo mismo, más no algunas llamadas academias, la feria del altiplano con la de Avelino Cáceres, siglo XX y la barraca marcaron también sus derroteros, salvo el mercado San Camilo que sigue intocable; es indudable que el paisaje de ciudad fue cambiando y en términos acelerados. Hoy nos encontramos con una ciudad con cerca de 900 mil habitantes en la provincia, que en los últimos años y sobre todo el último, ha tenido un crecimiento espectacular en su área comercial, servicios y función turística, un parque automotor arriba de las 100 mil unidades, de las cuales cerca de un tercio son de servicio público de pasajeros; a simple vista, tenemos una ciudad más acelerada en su economía urbana, pero lenta en sus desplazamientos.
Somos una ciudad que por el medio pasa un rio y esta división física no ha jugado para nada a favor, respecto de un buen manejo de flujos que son los que dinamizan y le dan vida a Arequipa. En fin, lo sucedido a todo el casco urbano y lo que está encima de él, nos genera la idea de los encuentros y desencuentros. Una ciudad que se la deja sola en su crecimiento y desarrollo puede que no lo haga de la mejor manera, contrariamente, observada, planificada y orientada tiene una mejor disposición a ser vivible en términos funcionales. En Arequipa ha crecido la población, el parque automotor, su economía, servicios, consumos, etc.; pero lo que no ha crecido ha sido su infraestructura y equipamiento. Se necesita una red de puentes sobre el rio desde la parte alta, hasta la más baja, que cumpla funciones de manejo de flujos, a la mejora de los existentes se suman muchos más que no tendrían que tener proporciones como el señalado para Chilina. Los puentes internos de ciudad, pasos a desnivel, mejoramiento de calles y avenidas, nuevas vías, son contribuyentes en la construcción de anillos viales que facilitan y mejoran los flujos, así como habilitar evitamientos periféricos pensado en términos longitudinales como transversales y usando además torrenteras. Todo esto no debe de provocar susto de tiempo ni económico, los millones propuestos para una de las mega obras basta y sobra para tal cometido, además el Municipio Provincial no tiene que estar pensando solo en esto, es el Gobierno Regional quien debe de asumir su compromiso y responsabilidad, pensando que la ciudad de Arequipa es parte de la Región también.
Este trabajo físico en ciudad, relacionado con su propia dinámica, social, económica, productiva y servicios, le da soporte conceptual y sostenible de hacer de ella un espacio vivible. No creen que, arreglado y resuelto el espacio público por donde fluyen todos, recién se norma y regula los flujos de transporte público de pasajeros, tanto del masivo como el sistema taxis; recién se saca licitación de rutas que tengan sentidos de origen-destino de usuarios, recién se determina invertir en semáforos inteligentes, en paraderos, estacionamientos, como en funciones reguladoras y seguridad de la Policía de tránsito, que el equilibrio entre la oferta y demanda den un costo de pasaje urbano, en donde la oferta se ajuste al espacio público implementado y equipado, y se incorpore paulatinamente demandas naturales. Creo que el orden de las cosas y situaciones estaban alterados, hay una secuencia lógica de ver cual es dinámica de la ciudad; aquí, empezamos licitando rutas y luego le hago el puente, asi no debe de ser, he ahí el resultado.
Nadie debiera de sentirse mal por reconocer errores en tiempos, procedimientos y estrategias, si es que se resuelve mejorar lo dicho y algo hecho; el tema no son los transportistas, sino el transporte, el tema involucra también a los usuarios, el Gobierno regional en capacidad y el Municipal en gestión de ciudad, el tema pasa por entender procesos, lógicas, costos-beneficios, tendencias, prioridades, factibilidades, capacidades, financiamiento y tiempos de gestión. La nueva administración tiene la autoridad de dar tregua a la crisis, caos y conflicto, replanteando una nueva estrategia donde el futuro marque pronto el inicio de una nueva manera de usar la ciudad.
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