martes, 27 de diciembre de 2011

INVERSIONES QUE PUEDEN IRSE, INVERSIONES QUE NECESITAMOS


No  puedo  evitar  la tentación de comentar las opiniones del Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, respecto de los constantes conflictos sociales, estos,  ahuyentarían  las  inversiones en el  sector minería;  la  intransigencia para negociar con el Estado y empresas inversoras, cobraría dimensión a partir del 2012, provocando una fuga de capitales hacia escenarios que ofrecen mejor clima de estabilidad social y jurídica. Hoy más que nunca, tenemos  que tomar en cuenta  que estamos en un escenario mundial en crisis,  con claras intensiones de golpear al descuidado y también,  al  de reacciones lentas y tardías.
Inversiones en etapa de crecimiento económico,  tienen sentido de parte del Estado, cuando se piensa  en infraestructura y  equipamiento, son requisitos  necesarios que  generan  buenas posibilidades para iniciativas privadas;  la  estrategia así planteada, tiene  que ver con  acomodar  la  casa para  tal  fin. Cierto es que, las inversiones  orientadas al  sector primario-exportador  tocaron  la sensibilidad de una  historia  nada santa referida a la minería; en ese sentido, cierto también  es  que,  la normativa  que  ajusta  responsabilidades  de gestión  a términos  ambientales y sociales es reciente. La  minería carga con la tormenta, pero hay otros sectores  económicos en implicancia ambiental, pero, es  la  minería  quien debe responder hoy por todos ellos.
Inversiones  en  etapa de desarrollo  económico, tienen sentido de parte del Estado, solo cuando se piensa en invertir más que  simplemente gastar; en esta posibilidad, las estrategias  necesitan ser más coherentes en relación, no solamente al equipamiento e infraestructura, sino además, a capacidades, estabilidad, escenarios adecuados, responsabilidades compartidas, actores comprometidos, espacios para acuerdos y consensos, credibilidad institucional, tanto pública como privada;  las  estrategias  tienen  que ser  producto de visiones compartidas, ser un  país   que tenga  y  mantenga  coherencia  en  sus decisiones, sean que vengan desde  el Gobierno Central  al  Regional  y Local o vayan hacia él;  finalmente, los instrumentos de uso democrático, presupuestos  participativos, licencias  sociales y consultas previas, deben de tener  la  prerrogativa de la adecuada información y manejo de la misma, para  así  ser parte  de una decisión que tiene que ser compartida responsablemente por todos los implicados.
Las inversiones que necesitamos tienen que ser pensadas en función del desarrollo económico, productivo y social; el cambio de matriz productiva y económica,  implica también cambio en los escenarios sociales. Pensar en agricultura, pesca, industria, construcción,  comercio, turismo, servicios, es dar espacio a promocionar  sectores con  mucha potencialidad y capacidad;  necesitamos  pensar  más  en el impuesto a la renta, el eje de la producción, y en la cobertura total del  IGV,  que  simplemente en un canon,  ajustado y sometido a  vulnerabilidades de mercado y crisis.
Las inversiones que necesitamos, pensadas en desarrollo y crecimiento, son  necesarias  para  cualquier estrategia  del Estado, orientada en cambiar  condiciones y situaciones; la inclusión social marca a beneficiarios que tienen que entender  que la mejora de su condición, pasa por tener  políticas  y estrategias capaces de  generar  no  solo mayores ingresos, sino además riqueza, tan  necesaria para  todos.


martes, 20 de diciembre de 2011

LA ESTRATEGIA SOCIAL, ECONOMICA Y POLITICA


Escenario, es un concepto muy usado en los análisis que vienen desde las ciencias sociales, económicas  y políticas;  según la  real  academia, escenario,  es un lugar donde ocurre o  se desarrolla un suceso o  escena, concebido  para  ser usado como  teatro o cine.   Los  escenarios nuestros a lo largo del tiempo,  permiten ver,  las  estrategias  planteadas  por sucesivos  gobiernos,  como las han  ejecutado  y   cuáles han sido los propósitos y resultados en la intención;  ver por ejemplo,  como ha mejorado  la calidad  de vida,  la empresa analizada desde   inversiones-costo-beneficio,  así  también,  evaluar  las  condiciones y espacios  generadas para  el ejercicio de  ciudadanía, democracia y poder.
El escenario de fines de los sesenta en nuestro país,  propició una estrategia  de corte político, enmarcado en los planes Inca y Túpac Amaru; fueron concebidos por las fuerzas armadas y llevadas a cabo  a través de un  golpe de Estado, deporte muy nacional por esas épocas. El concepto político fue  el  de la reforma y  según el  ideario, el Perú  necesitaba  reformas estructurales  que  lo enrumben en un crecimiento y desarrollo más moderno, acorde a las circunstancias internas, latinoamericanas  y mundiales;  el  lema era,  ni comunismo  ni capitalismo; pretendiendo así  dar  una estrategia  no alineada, más de centro que de los extremos.
El escenario de los noventas fue el de los ajustes económicos  y  estructurales;  los ochentas, estuvieron marcados por la inflación, recesión, terrorismo, narcotráfico, inseguridad y demás males.  Las recetas económicas  fueron el punto  fuerte, tanto de organizamos internacionales, interesados  en  ajustes,  como  de tecnócratas, especialistas en sacar  a  países y sus economías, de  los efectos y consecuencias de la crisis económica. La estrategia era superar la crisis del modelo pero desde la economía, y con ello lograr estabilizar lo político.
El escenario del nuevo siglo plantea a lo social como la estrategia obligada a ser concebida y gestionada, luego de los intentos trazados desde la política  y  la economía. El sistema con sus modelos económicos, marcaron inestabilidad,  pero  esta vez en lo social; la insatisfacción de necesidades  crecía y tenía  lectura de embalse cada vez más creciente. Lo social expresado en pobreza y pobreza extrema era un indicador, ya no evidenciado solamente  en cifras, sino en rostros y mil expresiones.  La  estrategia de lo social era agenda obligada de gestión gubernamental en calidad de prioritario, para  lo cual,  necesita de lo económico para legitimar a lo político y así  poder consolidar la  triada estratégica  referida a consensuar  lo social, lo económico y lo político.
El  escenario de lo político, se expresa  en  la tranquilidad,  consenso, manejo de agenda  priorizada,  mejora de indicadores, etc.,  la economía, en ese sentido,  es necesaria  para  hacer que la  estrategia de la inclusión social sea una  cruzada nacional  sostenible en  su consecución. Una economía reestructurada y con cambio de matriz  productiva, debe de generar un clima de estabilidad, confianza  y  responsabilidad;  los resultados sociales dependen de manejos y gerencias  adecuadas   y así,  poder lograr  un clima  social  consensuado. Las  tres  estrategias vistas en el  tiempo y en distintos derroteros,  requieren  encontrarse  armoniosamente hoy,  vale la pena intentarlo y hacerlo.

martes, 13 de diciembre de 2011

CAMBIO EN EL EQUIPO DE OLLANTA HUMALA

El cambio en el equipo ministerial  ha provocado  una veintena  de muertos y heridos, en  un sector “izquierdista”  denominado “caviar”; pensaron  haber  encontrado el ansiado momento para  llevar  a cabo todos  sus   proyectos de  cambio  y   transformación de  un país  llamado  Perú.  No  sé, si  así  lo creyeron;  esta es solo  una opinión recogida  de editoriales,  algunos  intelectuales y tertulias de café;  total,  la política, siempre presente en nuestros quehaceres,  no  jugó a favor  de  los que les gusta manejarla.
El cambio en el equipo ministerial lo asumiré limpio de todo comentario hecho al respecto, solo usaré  tres tiempos claramente definidos en el análisis. En primer lugar, la campaña electoral presentó a un candidato Humala dispuesto a hacer  suyo  el tema de los  excluidos del   crecimiento económico;  donde, ni Toledo ni García,  gestionaron acciones para mejorar indicadores de extrema  pobreza  y  pobreza;  las   voceadas cuentas en azul, no reflejaron  satisfacción y mejora de necesidades. El  segundo  tiempo es,  Humala como Presidente, el discurso electoral  que lo llevó al triunfo ya no podía  repetirse, era el momento del “como”  y  este  tenía  que  ser reflejado  con  una  gestión que encamine  la  estrategia de la inclusión social;  el  tema tenía  que  pasar del discurso a la acción,  tomando en cuenta  por ejemplo, las fuentes de  financiamiento para  que sea creíble y sobretodo sostenible.  El  tercer tiempo  está  referido los socios  estratégicos requeridos  para  emprender  la  cruzada de la inclusión; definitivamente no  eran atractivos  el Congreso, como  tampoco los Gobiernos regionales y locales; en este mapa de actores,  quedó expectante  el sector empresarial,  donde la minería,  jala  la mirada y  mucha atención; no se sorprenda, allí  está  el secreto del cambio.
El cambio en el equipo ministerial  tiene claro los propósitos, tanto para Ollanta Humala y ejecutivo, como para empresarios mineros y sus inversiones. Los dilemas de oro y agua deben de ser historia, importa la más la inclusión según ellos; importa mucho  el aporte para financiar la inclusión, que simplemente  dos dirigentes y tres caviares pintados de verde,  que juegan a la revolución  en  un Gobierno  que no  nació  izquierdista, ni lo es  como dicen que es. En ese sentido,  la inclusión no se hace con discurso, este es solo motivador; se hace con presupuesto, gestión, capacidad, innovación y resultados que se evidencien en indicadores demostrables.
El cambio en el  equipo ministerial  tiene claro que los mineros  son socios  estratégicos  aportantes hoy. En un acto de reciprocidad convenido, el gobierno necesita  fondos para su política de inclusión  social; los mineros necesitan  garantía para  sus operaciones  y  futuras inversiones. De otro lado, la garantía  planteada necesita de escenarios tranquilos; temas como licencias  sociales y  consultas previas a la población,  necesitan de otro  manejo y estrategia, donde el principio  de autoridad aparece como  requisito indispensable; el acuerdo  es  legitimar acciones que conlleven  a un clima  y escenarios  gobernables. No es la mejor de las opciones,  pero, las coyunturas necesitan de  ajustes para generar continuidad, cambiar un gabinete no les quita el sueño;  finalmente,  la ocasión es aprovechada para decir a los gobiernos regionales y locales, que ellos son  Estado también,  por lo tanto, las responsabilidades necesitan ser también compartidas.

martes, 6 de diciembre de 2011

LA OPORTUNIDAD DE UNA DECLARATORIA DE EMERGENCIA

La constitución nuestra y la de muchos países del mundo, contemplan a la declaratoria de emergencia,  como un  instrumento  jurídico  aplicable a  situaciones   que  atentan  contra el orden y estabilidad, que muchas  veces, puede derivarse en  expresiones  y  manipuleos  intencionalmente políticos. Aplicar este procedimiento, no debería  sorprender, en tanto que  todos  tenemos  el  derecho  y otros el deber, de  tener y mantener la tranquilidad  social.  el  escenario,  las  circunstancias de coyuntura, los actores, o  simplemente  los “ manejos”,  pueden  generar  situaciones  de conflicto  con efectos  muy  mediáticos, que pueden tornarse complicados en su manejo y gestión; además,  nos  hemos  acostumbrado a  tener  y estar en  reiterados sobresaltos, tanto  sociales, como  políticos;  de allí  que,  no basta    la solución  de los conflictos,  sino,  trabajar  la prevención de  los mismos.
La  oportunidad  de  una  declaratoria de emergencia, implica   darse  cuenta de  fallas  que se dan en las  situaciones de conflicto, una de ellas  es  la de tipo comunicativo, estas  fallas   tienen que ver con  la  emisión y  por  supuesto la  recepción  de información.  Por ejemplo, el  discurso  del Presidente Humala, en condición de  candidato, ha dado  un  giro  respecto  de su discurso  como  gobernante,  de allí  la frase: una cosa es con guitarra y otra con cajón;   se  plantea  como  inicial  reclamo, el  cumplimiento de la promesa electoral,   no se pauteo  el discurso  usando  la variable tiempo, en tanto que no se indicó  que  una gestión  gubernamental  no  es  de  cien días, sino de cinco años.   Luego se  propone  una agenda  que relaciona la gestión  con fondos que  provienen de  la minería; de otro lado, se evidencia la  ansiedad  histórica por insatisfacción de necesidades  cuya  expresión  es  la pobreza  extrema; esa  es  una marca nacional, ese  es un  sello  histórico que necesitamos borrar.  Por lo señalado,  plantear  conceptos,  cifras  e intensiones  claras, debe ir  de obligado,   también  vale, saber  escuchar y entender,  porque  mucho de lo señalado  depende del  cómo hacerlo, o sea la  gestión,  cómo  asentarlo en el tiempo a efecto de monitorear  su ejecución y  por supuesto ver resultados; además  saber que las fuentes  de financiamiento,  tengan   sostenibilidad y así manejar horizontes seguros. Visto así, lo que se quiere es darle sentido a una  gestión, ojo, que no solo  es responsabilidad  del Gobierno central, lo es también, de los Gobiernos regionales y locales.  
La oportunidad de una emergencia, implica informar sobre conceptos que muchos peruanos   manejan  de manera nada adecuada. La historia negra de la minería en el Perú, es tan cierta como la historia del agua, que no es tan bendita. El tema  agua  ha sido tan complicado como  el tema  minero, los dos  han  generado conflictos, juntos y por separado. Tampoco se trata de llevarlos al dilema de que uno si  y el otro no; tampoco  es adecuado martillar la estrategia que los  dos  pueden  estar juntos  o  necesitan estar juntos, hecho  sobre la base de una escasa  e  inadecuada  información,  que, dicho sea de paso,   poco se sabe y  entiende.   los temas que tienen que ver con gestión, estrategias, sinergias, responsabilidades, etc., terminan  siendo politizados; de allí  que  los desenlaces  y los resultados  de estos  manejos,  mal   llevados, tratados  y gestionados,  se tornan evidentes  por sus  efectos, nada buenos por cierto.

INCLUSION SOCIAL CON MEDICION.



Los  logros de una gestión gubernamental,  visto en  cifras y expresado en  discursos,  generan  a propósito, todo un efecto mediático, provocando  todo un imaginario que muchas veces no es  más que una ilusión económica, social y política. de otro lado,  lo no cumplido, desatinos  y errores, es medido políticamente a través de ácidos discursos, señalados  más para resaltar  hechos y circunstancias, que  tratan de mostrar  un resultado  nada  bueno o simplemente no esperado.  Lo  cierto  es  que,  estas  formas de ver y analizar gestiones,  pasa  por  no  tener  y  establecer  una línea de base  que haga  evidentes  las diferencias de gestión.  Esta  es  una mala  costumbre,  intencionada por cierto, de  no  dar cifras de inicio, menos de final, tratando casi  siempre de ocultar o resaltar cifras  a conveniencia.    La información adecuada  en el tiempo adecuado,  ayuda en la  toma de  decisiones,  tanto en lo económico, social y  productivo,  en el caso de los electores,  nos ayudaría   mucho a  tomar  decisiones de tipo político.
La escala y competencia de las cifras, sus manejos, explicación e interpretación,  viene desde el gobierno central, pasa  por el regional  y termina  en  los gobiernos locales. Es  fácil  para estas instancias de gestión,  manejar  cifras  para  un  discurso, en  el   entender  que,  de  no  tener nada  o  poco, a decir  ya  se  tiene, aunque  sea  el  inicio de algo o puesta  de primera  piedra, ya  es   un  logro.  Al respecto  hay un viejo dicho que dice, que  puede perder  el esclavo, sus cadenas, que puede ganar, todo;  lo poco  es  mucho,  en una larga  historia de insatisfacciones. La pobreza  nuestra,  tiene un indicador más  hiriente,  que  es el  de la extrema  pobreza, un logró sería superar  esta pobreza  extrema, pero  el  siguiente paso sería,  superar  la pobreza.
El tema de la inclusión social, primero como estrategia de campaña, luego como estrategia de gestión, sale a borbotones, no por cifras, sino por evidencias,   producto de discursos que todo lo pintaban de azul, con indicadores de crecimiento sostenido, reservan internacionales con record  histórico, crecimiento  del   PBI, imagen de  país,  inversiones, etc., pero,   realmente nada o poco relacionaba con condiciones de vida de la población.  Cierto que esas cifras dan cuenta de una  gestión  acertada en propósitos macroeconómicos; pero cierto  es también, que  encontramos a ciudadanos  de a pie,  a  los  del  día  a día,  a los  sub ocupados y desempleados, a  deficitarios de kilocalorías en la ingesta diaria de alimentos, en condiciones poco logradas y mejoradas;  allí  las cifras, existen pero  no se dicen ni resaltan, se crean e inventan logos y estrategias para cada hecho y circunstancia, el  chorreo es una de ellas, la plata llegará, otra;   hoy tenemos a la inclusión social,  como  reivindicación de los excluidos, propuesta  hecha  sobre  un discurso de crecimiento  tan  azul como el cielo, pero que aquí en la tierra   tiene un color nada claro todavía.
Pronto el  Acuerdo  Nacional cumplirá su década de existencia,  su presidente exige  miembros más representativos y mayor convocatoria social, creo que debemos  exigir un acuerdo, al  Acuerdo Nacional que debería  ser, tener mejor medición, con  líneas de base claras y diferenciadas, para así poder pretender saber y lograr objetivamente, la ansiada inclusión social; no solo con crecimiento, sino además con desarrollo.