jueves, 20 de enero de 2011

LA ACREDITACION UNIVERSITARIA

Las universidades peruanas, no figuran en  catálogos de ranking  formativo, tanto americanos como mundiales.   La acreditación universitaria,  está planteada  como  necesidad  y  la  idea  de  que el  Estado,  quite la denominación de,  “a nombre de la Nación”,   va  de requisito;   debemos de afrontar  un proceso que  realmente  nos lleve  a  elevar el  nivel  formativo superior  y  contribuya  efectivamente al país.
Intentaré el desarrollo de algunos conceptos que me parecen de lo más pertinentes e irrenunciables, en la pretensión de acreditar a nuestras universidades, no para que tengan  el cartel  de  serlo,  sino,  por necesidad de  ajustarlas a  las  estrategias,  tanto de  crecimiento como de desarrollo que el país está empeñado  y  necesita  hacerlo. Veamos,  la sociedad en  su conjunto, manifiesta sus requerimientos a través del mercado que tiene múltiples expresiones,     el territorio  nacional  da  un inventario muy diverso en recursos y lo vemos   por  su  manejo y gestión, como  así  también,  el  de  las  realidades  socio económicos,  productivas,  calidad  de vida,  cultura,  identidad,  etc.,  todo en  una dinámica que da  sentido  a un conjunto de  propósitos y  emprendimientos;  ese es nuestro escenario.
La universidad en términos de capital humano, está conformado por estudiantes, docentes y administrativos;  para el caso de estudiantes,  se  hace  selección de  postulantes  porque es  más la demanda que la oferta instalada  y  porque  el sistema  está  previsto para  que no  ingresen  todos; y  va  la pregunta,  todos  tienen que ingresar,  NO;  la  selección se puede  hacer  desde  fuera  o  desde  dentro, es  cuestión de  costo-beneficio.   la infraestructura  tiene que ver con su “campus”; y  se necesita tener  capacidad  para pretender  acreditarse,  donde  además,  el equipamiento,  llámese,  aulas, talleres, laboratorios, centros de aplicación,   da el  soporte  adecuado;  pensar  solo  en,  aula, pizarra, plumón,  carpetas, alumnos y docente;  no va de ninguna manera. De otro lado,  la universidad  tiene,    funciones  de docencia,  investigación,  promoción,  servicios  y  producción;  pretender hacerlo implica  tener capacidades, infraestructura, equipamiento,  planes,  proyectos, estrategias,  objetivos, metas;  tanto  para  el  trabajo interno como en  su  presencia y posicionamiento en  mercado abierto y competitivo.   los  componentes importantes de la pretendida  acreditación,  son  ciencia, tecnologías, tanto medicas como sociales,  gestión y  humanidades;   estas  áreas están  comprometidas a  capacidades  formativas;  no  dejando de lado una escala de prioridades en donde,  nuestras necesidades  tecnológicas,    capacidades de gestión,  deben de  tener  el  sentido de vida que le  dan las humanidades.  Es por ello que  La universidad,  tiene que  ejercer  su  “responsabilidad social”,  teniendo  todo lo necesario y no mínimos,  para   así   aportar   como un actor  importante,  en la  perspectiva de nuestro país.
Finalmente, el  Estado no tendría  porque  avalar un título,  la universidad es responsable de origen, más no de destino,  que sería el portador; sin embargo,  deberíamos  de  exigirle  al  Estado, que  las concesiones de nuevas universidades  pasen,  no  por  tamices  mínimos,  sino por los del  tercio superior;  en ese sentido,  las universidades  deben  tener capacidad  para  generar  recursos propios,  no  por servicios educativos, solamente, sino por  producción y  servicios  y  lo  que resulte de ello,  destinarlo con  justa razón a  formación, investigación y  equipamiento;  también,   el tema universidad no  debe de  tener el  sello de  “gestión de autoridades”   sino  de empoderamiento  institucional;  por lo que,  la  construcción del  nuevo concepto  sería,  “yo soy de la Universidad…” y es el  mercado,  quien   lo  va  a identificar  y  requerir.   Universidad no  debe de reducirse a  adaptar un local y colocarle un letrero en la fachada o  generar carreras que solo requieren docente, alumnos  y  pizarra,  ella,  es mucho más y merece nuestra crítica y atención debida.

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