lunes, 21 de marzo de 2011

EN BUSCA DE MINORIAS ELECTORALES. Que salgan del closet


EN BUSCA DE MINORIAS ELECTORALES. Que salgan del closet
Frase que suena mucho últimamente y a la  que podemos darle  múltiples interpretaciones, dependiendo de quién, qué, y las circunstancias. La razón de su mención  da cuenta  de un uso político y veremos  si  salen definitivamente del closet,  los que tienen que salir.
Normalmente los partidos políticos, agrupaciones, movimientos, líderes,  suelen apostar una campaña electoral a las grandes mayorías, que generalmente son pobres extremos, pobres, una histórica clase media apretada y bajada, grandes contingentes, pymes, campesinos olvidados, excluidos, etc., por los resultados históricos, las apuestas  no siempre fueron positivas, tanto en la intención del político con sus propuestas,  como  la del  elector con su voto.  Supongo que sobre esa experiencia,  últimamente  se está generando un discurso  para   “minorías”,  en el claro intento de buscar  nuevos cautivos  a partir de una estrategia de marketing político;  en realidad estas minorías son nuevos como  segmentos electorales,   pero ya conocidos,   en sus dinámicas y expresiones   sociales;  por lo tanto, la  idea  que manejan es,  provocar que salgan del closet  y que participen en las próximas elecciones,  marcando  su presencia, opción y definición política,   se  les está  diciendo que llegó su momento  y a  buscar   candidato.
El tema  “matrimonio gay”,  ha sido llevado  a confusiones en sus análisis, criticas, aceptaciones y rechazos.  Hablar de cultura gay, suena palabras mayores, subcultura, puede  entenderse mejor, pero sería mejor  si  suprimimos  la palabra “gay”,  ya que  no existe para lo que se intenta decir.  Poligamia  puede parecer  un concepto histórico muy lejano a nuestro presente; era un régimen familiar que le permitía tener al  varón pluralidad de esposas;  patriarcados y  matriarcados, son expresiones que responden a variaciones de un proceso de construcción de lo que hoy  llamamos familia.  En la antigua Grecia el  amor entre los hombres era la piedra angular de una tradición cultural, los soldados solían pelear codo a codo con sus amados; Alejandro Magno con su amante Hefestión, conquistaron todo el mundo conocido. En Japón los aprendices de samurái  solían emparejarse  con  guerreros jóvenes para ser formados en al arte del amor y la guerra. En los países musulmanes, famosos poetas árabes e iraníes, loaron y maldijeron a la vez,  las bellezas de los jóvenes; los escritores inmortalizaron historias de amor homosexual en las mil y una noche; en América del Norte y Siberia, las tradiciones chamánicas reconocían los poderes  espirituales singulares de  estos hombres  y  mujeres atraídos    por el amor homosexual.  En fin, la historia de la homosexualidad involucra hoy todo lo que fue expresamente ocultado, más por razones de valores religiosos, que de prácticas sociales;  esta homosexualidad se evidenció  más en su involucramiento a lo masculino,  no sabiendo porque razones, fue ocultado  más en la versión femenina;  reconocer su existencia histórica  es darle categoría social.
Hoy nos encontramos con  la forma monógama, o sea,  la relación entre hombre y mujer.  Una explicación biológica de esa relación es la reproducción de la especie, creced y multiplicaos. El tiempo fue decantando formas de unión de las “parejas”.  Para nuestra realidad,  lo civil  va como mandato legal en toda su consideración,  lo religioso es una  costumbre  culturalmente  aceptada; en el mundo andino la práctica del servinacuy da cuenta de una experiencia que hoy es parte de una cultura sexual  urbana.  Somos  producto de una  atracción, sentimiento, unión o contrato matrimonial; tenemos un esquema mental  internalizado desde la familia, escuela, religión, medios,  lo hacemos práctica y costumbre y se  afirma contundentemente;  tienes que casarte.
Visto  de parte de la demanda electoral, este segmento reseñado  y otros más,  resultan atractivos para los intereses de los postulantes; de parte de los candidatos,  las apuestas son de lo más curiosas, ya se está haciendo costumbre ver a candidatas voleibolistas, artistas faranduleros y demás hierbas del señor. En resumen, los electores tenemos que buscar candidatos, los candidatos tienen que buscar electores; Lo cierto es que la agenda de propuestas está ausente en los discursos, vale más los cautivos a convencer, trátese de quien se trate; se ha roto la dialéctica del elector y candidato por elegir, no hay dialogo, solo monólogos;  a lo dicho,  los buenos o malos resultados de gestión son nuestro producto electoral.

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