La innovación debe tener una hoja de ruta basada en la educación y tecnología, las capacidades y productividad, son indicadores claves. La competitividad tiene que ser pensada en una visión y estrategia de desarrollo sostenible y sustentable, solo el crecimiento no sirve; en esa perspectiva y lógica, necesitamos ser productivos y competitivos, visto así, mejorar de las condiciones de nuestro mercado interno y hacer sostenidas incorporaciones de ofertantes y demandantes, apuntan como necesarias. Pensar solo en exportaciones y tradicionales, nos condena a “marcas históricas” respecto de ser siempre un país, primario-exportador.
El Estado, visto por su eficiencia y eficacia, marca sus propios conceptos de productividad; ha mejorado en sus estrategias de inversión en infraestructura y equipamiento, se tiene una normativa cada vez mejor prevista; sin embargo, no hay claridad todavía en los espacios generados de participación ciudadana y licencias sociales, son muy proclives a propiciar conflictos sociales, no solo con la población, sino con la sociedad civil y entre regiones, las disputas de recursos y manejos territoriales son agenda conocida; allí, las competencias asignadas a regiones y gobiernos locales, todavía no se asientan en capacidades y gestión pública.
Hoy tenemos un desarrollo desigual, el norte del país con el sur chico, adquirieron velocidad en su estrategia de mercados, tienen claros indicadores de crecimiento y mejora de coberturas, en tanto, el sur en su conjunto, no ofrece una buena lectura, salvo en Arequipa que últimamente pueden verse indicadores favorables, pero, en el conjunto de la macro sur, no aparece ni se ve ese efecto y buena lectura; es de entender que no se establecieron prioridades ni agenda compartida, simplemente, se dejaron llevar por las emociones de la política y hoy, vemos el resultado.
El reto de entrar en esta nueva posibilidad, nos lleva a ajustar prioridades respecto de nuestros ingresos per cápita, pobreza, saneamiento y analfabetismo, cómo dejar de ser tradicionales en nuestras exportaciones y ampliar el menú de la cartera exportable, cómo mejorar nuestro sector industrial generando paulatinamente agregados de beneficio interno; cómo incluimos la parte transformadora en el sector primario, tratando de hacer compatibles, tecnología con crecimiento de empleo calificado, así mismo, cómo mejorar las capacidades del sector terciario, no solo como “colchón” sectorial de empleos, ni menos, destino obligado de exclusiones de los otros; este sector debe ser estructurado como un componente estratégico con competencias, capacidades y soportes de emprendimientos para ser plataforma logística, de servicios y comercio. Cómo aprovechar las ventajas de tener buenos destinos turísticos y jerarquizados, como lo son Cuzco con la Maravilla de Machu Picchu, Puno, Arequipa, Las reservas del Manú y Tambopata; que hoy están en inmejorables condiciones por la vía interoceánica; que no solo es vía comercial, productiva y de servicios, sino también ruta turística.
Porqué no tenemos una política de largo plazo en materia de competitividad, porqué no tenemos un rumbo definido, el crecimiento no ha beneficiado a la mayoría de la población, nuestra ilusión exportadora se basa en materias primas y sus buenos precios, pero, no en exportación de productos con valor agregado; tenemos atraso en invención y tecnología, no se ha creado nuevas empresas sino que se compran negocios, hay dificultades por baja productividad, por pésima educación, deficiente sistema de salud y debilidades de infraestructura. Generamos expectativas so pretexto de crecer y crecer, mostrando cifras y más cifras y todo desde la perspectiva del crecimiento; pero el desarrollo requiere de condiciones previas para que lo hagan sostenible. La sinergia de un Estado normativo y estable, una empresa privada con inversiones y gerencia moderna, y un sector trabajo con capacidades, redondean el propósito.
Cómo poder entrar con buen pie en este emprendimiento. Pasar del imaginario a propuestas concretas, nos lleva a mejorar nuestro capital humano, desarrollando capacidades tecnológicas y científicas, necesitamos generar valor agregado a nuestras materias primas; todo en la idea de un real posicionamiento, para lo cual se necesita construir una agenda que tenga claro: infraestructura, políticas sociales, calidad de vida, legitimidad de gestión, capacidades para una gerencia privada moderna y una gerencia social en el escenario público, capital social con aptitud y capacidad, responsabilidad social en el uso de los recursos, donde el Estado, la empresa y el trabajo, decidan tener una visión compartida. Lo productivo y competitivo como anhelo, debe de pasar a su concreción. Finalmente, el desarrollo, lo usan para el discurso político y electoral, pero terminan haciendo crecimiento.
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