martes, 8 de enero de 2013

TEMA PENDIENTE


Tema recurrente y endémico en nuestro país y región, sobretodo, viene a ser el de la seguridad; mal llamada así, en tanto, todo parece estar poco o nada seguro. Este es un problema que ha pasado por mil intentos en términos de solución, pero nada hasta hoy da cuenta de esa intención. En el listado de estos intentos, necesariamente están implicados todos los actores componentes de todo este sistema llamado, seguridad ciudadana.

La seguridad ciudadana tiene que ver con el Estado,  siendo la Policía Nacional su principal fuerza operativa; tiene que ver también con el Ministerio Público y el de Justicia.  Los gobiernos locales, en los últimos años optaron por sus propios efectivos, creando el serenazgo; el Gobierno Regional, también participa de esta iniciativa. La ciudadanía en el tiempo ha hecho múltiples expresiones de intervención, desde las rondas, que es una experiencia del mundo rural campesino, hasta tomar la justicia con sus propias manos. Hoy la tecnología participa también en seguridad a través de cámaras de vigilancia y comunicaciones.

El tema de la seguridad, llevada al terreno del espacio público, nos permite identificar en primer instancia al ciudadano, llámese, escolares, universitarios, amas de casa, trabajadores en espacios privados, trabajadores de la calle y demás actores urbanos. También  son componentes de este sistema de (in)seguridad, los delincuentes, cuyas denominaciones son: secuestradores, violadores, ladrones, reducidores, etc. estos delincuentes tienen formato a veces artesanal,  trabajan  con mediana y sofisticada tecnología, laboran individualmente y en grupo, y por supuesto, están organizados; los resultados dan  cuenta que ellos,  idean, planifican y ejecutan.

En este escenario de acción, los ciudadanos en calidad de víctimas, bien gracias, los ciudadanos en calidad de delincuentes, haciendo de las suyas. Lo hecho, previsto y accionado hasta hoy, no da resultados en términos de  tranquilidad ciudadana. Vemos más policías en la calle,  más cámaras, más patrulleros, serenazgo, intensiones, normas, leyes, etc. pero todo sigue igual y peor en algunos casos. Sería ocioso señalar que las combis siguen pasándose la luz roja, los taxistas siguen haciendo de las suyas, en la carretera no hay seguridad de nada, además, creen que los semáforos por si solos, regulan el flujo vehicular y peatonal; ni hablar.

Creemos que la seguridad ciudadana debe de ser prioridad número uno, debe ser tan importante como los números en azul de la economía o mega obras siempre anunciadas y hasta hoy nunca realizadas. Arequipa, por donde se le vea es insegura, hay  obligación de actuar en conjunto, con autoridad y legitimidad, porque es una  “responsabilidad social de todos”. Devolvamos la sonrisa y confianza al ciudadano, quitemos la sonrisa al delincuente, generando en el, temor y preocupación. Recuperar  el espacio público, es un buen indicador para empezar a confiar. Policía, ciudadanía, seguridad, autoridad, estrategia;  son conceptos-componentes que necesitamos que se encuentren, ¿será posible este año ver la luz de cierta tranquilidad para miles de arequipeños?



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