Recordando conceptos y pretendiendo
propósitos. “La Constitución anhelada
por los políticos, puede distar mucho de la deseada por los ciudadanos, la fuerza laboral, los empresarios, o los constitucionalistas. No
es racional e inteligente, hacer Constituciones
a gusto del cliente, por
coyuntura o discurso de campaña electoral; tener una
Constitución, va en el sentido de ser
la expresión de lo jurídico, lo político, lo social y económico. La Constitución debe de ser un componente,
como otros más, que nos sirva para
pensar en país, crecer como país y desarrollar como país, todo en la
perspectiva de mejorar nuestras
condiciones y calidades; solo la Constitución no logra el cometido”.
Al TC, se le ha confiado la defensa del principio de
supremacía constitucional, interviene
para restablecer el respeto a la Constitución en general, y los derechos
constitucionales en particular. Hoy, creo
que necesitamos hacer un acto de reconocimiento: somos complicados en ponernos de acuerdo, la
intolerancia y desesperación son parte de nuestra personalidad; no hemos
intentado, creo que nunca, hacer una cruzada nacional sostenible, que pueda generar componentes y
condiciones que procuren construir una identidad nacional que permita afirmar la vía para ser una Nación. Nos cuesta, va
como agregado, entender conceptos como acuerdos, consenso, mayoría, interés
nacional, ciudadanía, etc. Este es el
escenario y momento para empezar a pensar en un país integrado y articulado,
pensar en sinergias, en propósitos y crecimientos con caminos dirigidos al
desarrollo. La construcción del país pasa por la visión compartida que
tengamos.
Arequipa no escapa ni es ajena a estos conceptos, su
historia e institucionalidad, la hicieron por fuerza ser sede del Tribunal Constitucional;
esa es la Marca Jurídica de nuestra Ciudad.
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