lunes, 27 de febrero de 2012

TEODORO NUÑEZ URETA – amor por lo vivido.


Se cumple el centenario del nacimiento de Teodoro  Núñez Ureta; autodidacta, condición que decía de sí mismo, pero,  también,  formado en ciencias, letras y artes, en la Universidad de San Agustín, donde fue alumno y Docente. “Toto”, forma cariñosa como se le llamaba, da cuenta de testimonios  de  Arequipa, expresados  en  dibujos,  decía  que el arte aparece y no se puede evitar;  en su producción resalta
Arequipa,  con su Misti,  sus  colores, el crepúsculo,  su gente, paisajes  y escenarios,   motivo más que suficiente por  lo que tanto la pintó.  Vivió épocas que  fueron  bastantes  movidas  por  la  política, donde  la protesta  fue parte  de la afirmación de país, y que él,  indudablemente,  quería contribuir;  creía  en formas limpias y puras de hacer política y creía que esa debía que ser también, la misión del  artista. Le gustaba  el humor y lo hacía con dibujos y letras, y es precisamente  a través del humor, que los políticos se presentan como inspiración  para  el  mensaje  expresado en  arte y este  ser llevado a interpretaciones y consumos,  que  identifican  coyunturas especiales  vividas tanto en nuestra ciudad,  como en el   país.
No puedo evitar mencionar al artista-pintor-muralista, y el énfasis de muralista consagra su concepción  de la vida y su  interpretación del mundo. “Toto” demuestra una consecuencia artística porque pintó a su país como era, porque su arte no era receta, no era libro, era espíritu. Decía: cuando se pinta un cuadro, se lo guarda el que tiene dinero en su casa y lo ostenta; en cambio, el mural, tiene la ventaja de ser visto por mucha gente, es tener la satisfacción de pintar algo que todos pueden ver, que puede estar cerca a los demás y entender a los demás; los murales, sus murales, son la síntesis del país, es el amor por lo que ha vivido, amor por lo vivido. Ser  muralista  no es una etiqueta como solía decir; haber visto a mexicanos de la talla de Siqueiros, Rivera, Orozco, tanto en  espacios  dedicados a la exposición de arte, como en escenarios a lectura abierta, como los de la Universidad Autónoma,  emociona sobremanera, por mi condición de ser Sociólogo y  tener cerca lo social, siendo este el escenario  inspirador para los artistas  mencionados  y del mismo “Toto”, allí encontramos  lo vivido, el  testimonio de consecuencia,  no  solo de arte, sino el  compromiso  de querer a la patria y procurar que el hombre en el Perú  pueda encontrase.
“Toto” no solo es él, es también su descendencia, donde los oficios de pintores, dibujantes, caricaturistas, orfebres, miniaturistas, escultores, muralistas, escritores, dan cuenta de sus hijos, Alonso, Álvaro, Beatriz, Lucy, Teodoro, como también de sus nietos, familia de artistas referidos por la vena del padre y abuelo.
Sea  este  un pequeño  alcance de alguien que recordarnos en su centenario de nacimiento  por gratitud; el merecimiento de elevarlo a la categoría de Arequipeño Ilustre, es no solo por el inventario de lo hecho y dicho,  es  por necesidad de  tener  referentes  que expresen testimonio de vida y consecuencia por lo vivido. Teodoro  Núñez Ureta,  es un mural que expresa la síntesis del  Perú  y el esfuerzo para hacer país.

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