miércoles, 15 de febrero de 2012

COMO Y QUE, ESTRATEGIAS CONTRA LA VIOLENCIA


KATHERINE ESPINOZA LOAYZA – WALTHER SALAS RAÁ
El evidente que la pretensión  del MOVADEF de  inscribirse como partido político legalmente, ser reconocido por el Estado como componente de su sistema electoral, pretender tener una vida orgánica visible con puerta a la calle,  decir a todos, aquí estamos véannos, reconózcanos y confíen en nosotros;  ha generado la reacción de distintos sectores de la sociedad, más por efecto mediático, que de ciudadanía y condición de ser peruano con memoria e identidad. Al parecer el consenso se sitúa en darle la batalla ideológica en todos los frentes, no solo en el normativo electoral de requisitos, registros e ideario.
El tema  alude en forma directa a los partidos políticos, los mismos que protagonizan la escena política, en su condición de intermediarios, entre una clase política y el conjunto de la sociedad,  lo es también, por su inexistencia orgánica permanente y sus crisis de coyuntura electoral. Lo cierto es que no hemos tenido sostenibilidad política a través de partidos políticos, al menos en los últimos años; ha habido una mutación en escenarios, la capital de la república, dejó de ser importante y decisoria, y fueron las regiones y provincias, con sus movimientos locales y regionales, los nuevos protagonistas, vencedores y gestores de la administración pública.
La   sociedad organizada por su lado, ha asumido el tema de la violencia política en el Perú, de manera indistinta y de acuerdo a como le  tocó  vivir los años del terror. Finalmente, el Estado peruano ha tenido una postura poco clara y tímida, respecto de la violencia expresada en formato político-partidario, de corte clandestino e informal, y con inevitable presencia histórica, por lo dicho, hecho y sus resultados.
Uno de los retos que se le presenta al gobierno actual, es el de proteger y fortalecer el sistema democrático desde los distintos niveles y órganos de competencia, siendo el sector educación uno de los más importantes. ¿Quién lo hace? ¿Cómo? ¿Con qué? La ministra menciona, que esto se hará a través del Diseño Curricular y los textos escolares, tarea que es importante, pero insuficiente dadas las carencias de metodologías de enseñanza – aprendizaje de muchos maestros en el Perú. El cómo en educación, implica tecnología educativa; nos remite a la interacción que se produce al interior del aula entre educandos y maestros, al proceso que debe desarrollarse en un adecuado clima emocional de aula, utilizando materiales concretos, interactuando en equipos de trabajo, donde el docente es solo el mediador del proceso de aprendizaje y no el poseedor de la verdad, esto supone democratizar el aula, precisamente para abordar un tema tan importante como la violencia y su impacto en el sistema democrático peruano. Es lógico suponer por extensión, que teniendo claro lo didáctico y pedagógico, falta añadir el contenido, el significado de un enunciado.  En que parte de la escala de prioridades, políticas y programas, se encuentra esta estrategia. ¿Debe de ir en los cursos de historia general del Perú, en educación cívica, en las historias regionales, o las locales, es un capitulo con obligación de examen, un control de lectura, lo que dice el educador en clase, lo que dicen autores sobre el tema, cuál es la fuente bibliográfica, principal y secundaria, son los datos, cifras y fotos, del informe de la comisión de la verdad;  que verdad decir, contar, enseñar? Menuda e importante tarea de trascendencia histórica toca hoy llevar a cabo; los actores tienen que encontrase en escenario, Estado, educandos, educadores, familia, sociedad, medios de comunicación, clase política y expresiones ideológico-política-partidarias, tienen el reto de empezar, valga la ocasión, de construir país, nación, identidad, ciudadanía, democracia.
Es evidente que la construcción de la democracia desde las escuelas demandará un esfuerzo enorme por parte de los docentes, quienes son los llamados a desarrollar el DCN, manejar textos escolares y/o  cualquier otro material que se les alcance; sin embargo la preocupación radica en  cómo desarrollarán esta tarea. El análisis de la historia requiere de los docentes un conocimiento cabal de la misma y las competencias pedagógicas  para desarrollar en sus estudiantes capacidad de análisis, síntesis, pensamiento crítico, o tan solo la posibilidad de poder observar, clasificar y comparar información que los conduzcan a la posibilidad de generar hipótesis, que permitan la construcción activa del individuo como lo afirmaba Feuerstein. Trabajar la construcción de valores democráticos en y desde la Escuela, implica volver la mirada a las competencias que tienen los maestros, pues serán ellos quienes traten el tema de los grupos terroristas en el proceso histórico peruano.
El tema no solo debe de tener la perspectiva de la Escuela, espacio y agente de socialización que viene siendo alterado por muchas razones, quitando ellos mismos competencia en asumir su responsabilidad. La familia encarga a la escuela la labor formativa,  además de valores, la escuela reclama a la familia el encargo de la formación y valores; la familia y la escuela, son los encargados de formar para la vida; al final encontramos que es la “calle”, son los medios comunicativos, quienes intencionalmente capturan, segmentos bien definidos, los cuales son objeto de internalizaciones de lo más sutiles, generando enajenaciones y alineaciones de lo más sorprendentes; los productos son evidentes.
La educación en nuestro país ha tenido el menosprecio histórico de ser la cenicienta de los sectores, no solo presupuestalmente, sino, en políticas, modelos y programas; hecho que nos sitúa con indicadores bajos en escenarios no solamente latinoamericanos. Hoy concentramos atenciones en aprendizajes, carrera magisterial, mejorar nuestros indicadores, etc., pero, el tema en cuestión y debate, no tuvo estrategia en educación, fue mediatizado  buscando implicados, pero no se pensó en diez millones de peruanos  jóvenes que votaron en las últimas elecciones, que no tienen memoria  de nuestra historia violenta, ni que decir, seguimos aumentando la cifra, más millones de peruanos en edad escolar, sencillo y cruel decirlo, más de la mitad de nuestra población se quedó sin historia, por gentes y partidos, que salieron de la historia, pero que, quieren ahora hacer su historia.
Que historia contar, quienes la deben de contar, como deben de hacerla; son interrogantes necesarias para la construcción de identidad y ciudadanía, conceptos claves para pretender ser nación.



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