Los escenarios provocan agendas
de intervención, tanto de lo público como
de lo privado, tan igual como todos pretendemos que en nuestro país se
construya una autentica ciudadanía. Podemos
ver en algunos escenarios, la intención de “construir sus agendas”, estas, necesariamente
deben estar pensadas y estructuradas para su crecimiento, desarrollo, mejora de
condiciones y calidad de vida.
Las agendas de los escenarios, dicen
que aspiran y reclaman participación en la formulación, decisión de actos y
hechos importantes; en tal sentido, en
los últimos años se han creado mecanismos e instrumentos como son los
presupuestos participativos, licencias sociales y consultas previas, estos,
son parte de una estrategia reciente referida a la democracia participativa. Pero,
todavía nos falta la amalgama social
para la construcción de nuestra nación, como evidente la necesidad de generar consensos y acuerdos, que no solo va con discursos y normativas, sino, de estrategias,
planes, proyectos, acción y resultados.
En otra mirada, la “intolerancia”,
que es un deporte nacional, tiene que dar paso a la “confianza”. El gobierno
tiene todos los elementos para llevar a
cabo una gestión pública ajustada a mecanismos con soporte y respaldo
democrático; recuerden, parte del Gobierno lo elegimos y es la expresión de nuestra
democracia representativa; por lo tanto, “democracia representativa y democracia
participativa”, deben de ser parte de la
expresión de gobernabilidad que
nuestros escenarios necesitan para
construir agendas sobre la base de visiones compartidas. En ese sentido, Los
temas de gobernabilidad, escenarios y
agendas, deben de ser consensuadas,
priorizadas y legitimados, ese es un camino seguro. De lo contrario, los
sobrinos seguirán planteando monólogos, escenarios no estructurados,
representación ilegitimas, discursos comprometidos con intencionalidades
subalternas, etc.
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