miércoles, 2 de octubre de 2013

COLAPSO DE VIAS O DE AUTORIDAD

Cuando, por la ejecución de obras como la Av. Venezuela,  por una procesión o una marcha de protesta, “el tránsito de media ciudad colapsa”; entendemos que el tema es complicado,  más allá que echarle la culpa a los revoltosos, los curas o a quienes administran la Ciudad, evaluemos de que se trata.
La permanente congestión, los frecuentes colapsos de las vías y la paralización del tráfico, es un tema del mercado de la movilidad; tiene que ver con  una gran demanda de superficie vial para rodar, con 200 mil vehículos en circulación, una escaza oferta de vialidad con capacidad, además, de  falta de una planificación,  mantenimiento, lógica vinculatoria y de señalización; en ese sentido, la gestión de la MPA como ente competente, está lejos de entender esta lógica y menos de arribar a un balance de este mercado,  pudiendo ellos asegurar, mejores relaciones de producción, dinamización saludable de la ciudad y mejor calidad de vida para los arequipeños.
Algunos números nos pueden explicar porque la ciudad está como esta, colapsada, intransitable, insufrible e inerme, por ejemplo: (1) cada pasajero de un bus de transporte masivo consume 0,75 m2 de superficie vial, mientras que un pasajero de taxi consume 7 m2.  (2) El transporte masivo no ha sido atendido adecuadamente,  entre 1998 y este año, hay un déficit de 36 mil asientos instalados, mientras que en el mismo periodo, el taxismo, ha crecido de 6,800 a 26 mil taxis. (4) El servicio de transporte público es  deficiente, precario y poco rentable; el taxi,  inseguro y caro,  conclusión: las familias, prefieren adquirir su propio vehículo particular, o sea, más autos, tan simple como lo lee y entiende.
A los Municipios y Región, no les pasa la idea de construir alguna nueva vía, algún tramito del anillo vial, algún nuevo puente, algún paradero, no entienden que las vías se planifican, los colapsos se destierran y la congestión, como las deudas, no son malas, se administran.
Los escenarios provocan agendas de intervención tanto de lo público  como de lo privado,  en ese sentido,  los escenarios se construyen; hoy podemos ver que los escenarios han generado agendas, no necesariamente abocadas para su crecimiento, desarrollo, mejora de condiciones y calidades de vida; sus agendas aspiran y reclaman participación en formulación y decisión de actos y hechos importantes, pero todavía falta. La construcción de Ciudad, pasa también por generar consensos y acuerdos y no es cuestión solo de discurso, sino además de acción y  resultados; la intolerancia, tiene que dar paso a la confianza.  El escenario se piensa, planifica, se ejecuta y  se evalúa, todo en función de hacerlo sostenible y también sustentable.
Arequipa, la ciudad del millón de habitantes, “es el escenario”, su gobernabilidad pasa necesariamente por la planificación y ejecución de su agenda; esperamos no se use nuevamente en la próxima campaña municipal.





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