Yura es la puerta de entrada a Arequipa desde la sierra, esa es la noción que tenemos desde que la nueva carretera a Juliaca, trajo la ola migratoria que pobló los alrededores del Aeropuerto hasta Ciudad de Dios; esta es la parte final de un permanente flujo migratorio que desde los años 50, llegó a Arequipa por la antigua carretera del Cimbral (poblando Paucarpata y aledaños), y luego por Cabrerías (poblando Alto Cayma hacia el oeste).
Resulta repetitivo señalar las precarias condiciones de asentamiento y habitabilidad de aproximadamente 150 mil habitantes, que desde el norte de Arequipa, permanentemente demandan equipamiento urbano, servicios básicos, vialidad, transporte, seguridad, etc. Sumado a ello, resalta la indiferencia de pobladores y las autoridades distritales de Yura y Cerro Colorado, ante el peligroso y dramático “paso” de los flujos regionales de vehículos de gran tonelaje por la única y obligada vía Yura, que mezclados con los buses, taxis, particulares y mototaxis urbanos, hacen un tráfico intenso, rodando sobre una sola vía de 2 carriles, que es flanqueada por profundos canales de drenaje pluvial (diseño de vía nacional), en vez de veredas, para peatones y retiros para paraderos de transporte urbano; produciéndose, frecuentes accidentes mortales, situación que por la inercia vista, ha de seguir igual. Similar es la situación del servicio de transporte público de pasajeros, insuficiente, incumplido, abusivo e inseguro, agregando a ello, el problema de, demanda-oferta de asientos, cobertura de territorio y diseño de rutas; siendo este, “uno” de los puntos “origen-destino”, del plan de transporte público metropolitano.
Bueno, el tiempo ha evidenciado que sus pobladores y sus autoridades, tanto locales como regionales, se han quedado en los escenarios de las invasiones y de las reivindicaciones: solo temas como luz, agua, desagüe, titulaciones, transporte, etc., son los sintonizados; pero, estrategias de planificación y visión de desarrollo, “perdieron norte”. Estos conceptos y muchos más, nos permiten distinguir el rol que en un futuro muy cercano, ha de jugar el territorio del norte de Arequipa metropolitana en el desarrollo local y regional (llámese, Cono Norte, Ciudad Municipal y Ciudad de Dios); el cual, por fuerza de ordenamiento territorial, tendencias de crecimiento urbano de la ciudad, perspectivas de núcleos integradores y articuladores, lo presentan como una necesidad y alternativa para Arequipa, respecto de la región y macro región.
Este espacio urbano, entra en el nuevo formato de ordenamiento territorial, donde, Ciudad Municipal y Ciudad de Dios, no por voluntad divina, ni oportunismo de autoridades, menos de dirigentes, sino, por la decisión de sus pobladores, buscando su habitad saludable y sostenible; deben de tener: plataforma logística y social, un puerto seco, zona franca industrial; ser, un centro de convergencia y distribución de diversos modos de transporte y comunicación local-regional-internacional; además, proyectar para una población de medio millón, infraestructura y equipamiento para un habitad con calidad de vida. El futuro de Arequipa, en visión integral, depende mucho de este escenario y posibilidad. La eficiencia y eficacia de gestión, marcan el nacimiento del nuevo distrito.
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