La Región Moquegua,
específicamente Ilo, tomó la iniciativa de pretender ser sede, de las
instalaciones del polo
petroquímico, inversión
importante, que viene a sumar una serie
de iniciativas tanto públicas como privadas,
teniendo como escenario, al sur
del Perú. No tardaron
los Arequipeños, específicamente la Provincia de Islay, distrito de Matarani;
en hacer su aparición reclamando para sí, la locación de dicho complejo. Los Moqueguanos
con aptitud de ganador, empezaron los trámites con todo, teniendo respaldo y
consenso de sus autoridades, sociedad civil y población. Aquí en Arequipa,
seguimos pensando en los clavos de Cristo y dicen estar para cosas mayores,
pero igual van a pedirlo.
La necesidad de definir el perfil estratégico
en el sur del Perú, pasa por posicionamientos, inversiones, capacidades y plataformas;
pasa por definición de
roles y competencias, decirlo no significa pretender complicar la idea, al
contrario, es afirmarla mejor, es
hacerla sostenible. Nuestra visión de desarrollo y conjunto de
oportunidades, provocan un escenario
que debe de ser competitivo sobre
la base de costo-beneficio.
Pensar en, que tienen, que
necesitan, como se tendría que
hacer, como generar una cámara de
compensación de necesidades y
articulaciones empresariales vía instituciones, es necesario. Debemos de potenciar áreas como, producción, comercio, plataformas logísticas, formación profesional y técnica, destinos turísticos; construir y definir las marcas de ciudad,
región, marcas productivas, comerciales.
También generar espacios de acuerdos y desarrollos concertados, tener políticas
inclusivas de todos los actores que tengan que ver con la agenda futura de nuestra
región y de esta parte del Perú.
El reto de la competitividad
tiene que ver con nuestra experiencia pasada, basada en modelos que
fueron, sobre la base de aciertos y desaciertos, madurando capacidades;
la lectura de hoy refuerza esa tendencia; pero, creemos que lo más importante es tener claro
nuestras posibilidades y
oportunidades en el
reto planteado. Esta innovación
tiene que tener su necesaria hoja de ruta basada en la educación para las capacidades y en la tecnología para las productividades. Esta estrategia de competir tiene la audacia de saltar etapas, pensar
solo en el crecimiento,
no lo asegura, es posible
únicamente, con una visión y estrategia de desarrollo sostenible y
sustentable; donde todos asumamos el
compromiso, desde la clase
política, el Estado en sus diferentes
instancias, el empresariado privado, instituciones de la sociedad civil
y población.
Necesitamos coherencia, de un
lado, el proyecto privado Tía María, no va porque contamina, ¿saben acaso que
la petroquímica es más riesgosa?; de otro lado, Majes-Siguas II, iniciativa
pública, está en veremos por un desbalance hídrico; total, solo dos muestras
que nos pintan en actitud, en poca visión, sentido de autoridad y sometimientos
absurdos. Infraestructura, equipamiento, capacidades y actitudes, son una buena
carta de presentación; a ver que pasa.