miércoles, 14 de marzo de 2012

LA EDUCACION Y EL DESARROLLO


Porque deberían ir de la mano educación y desarrollo, pregunta oportuna no solo hoy, sino siempre. Haciendo una retrospectiva de la evolución de la educación en nuestro país,  claramente encontramos pocos y tibios intentos de acoplar la educación en propuestas de desarrollo. Hemos tenido modelos de desarrollo industrial, agrario, económicos, etc., pero la educación, poco se ha relacionado  con estos emprendimientos, que tampoco son un indicador de  éxito, por resultados ya conocidos.
El desarrollo no solo es económico, lo es en especifico también,   productivo, social y cultural;  el desarrollo siempre lo implicamos en propuestas, pero realmente lo que se ha registrado son lecturas de crecimiento, que tienen expresiones en estadísticas con metas previstas pero con resultados poco alentadores. El desarrollo tiene una lectura más cualitativa, más a lo sistémico y sinérgico, más a la calidad de producción, a la calidad de vida, a conceptos de identidad nacional y habitad  amigable y saludable; el  empleo no solo es referido a medición,  captación y generación,  sino  lo es en capacidades para  requerimientos, no solo para seguir creciendo, sino para emprendimientos que tienen que ver con desarrollo también.
Educación y desarrollo necesitan de encontrase en planes estratégicos que conciban que las capacidades son importantes en todo tipo de emprendimientos, y las capacidades los da la educación en el formato laboral. Las capacidades en el sentido de los valores,  los da la escuela y la familia; por ello la escuela y la familia forman para la vida y los institutos y universidades forman para el trabajo.
Nos referíamos a tiempos pasados y es necesario señalar, ¿ha mejorado la educación?, en estadística de crecimiento, es claro que han aumentado los educandos, el cuerpo profesoral, la infraestructura y  equipamiento, se ha reducido la tasa de analfabetismo, hemos mejorado algunos  indicadores respecto de escolaridad y más cifras en azul, que es lectura de un proceso que  involucra  varias gestiones  gubernamentales;  en términos normativos, se han dado todas las leyes y normas pertinentes para que el escenario educativo esté en condiciones optimas para su funcionamiento,  ¿pero?, los indicadores  con referentes internacionales nos devuelven información nada buena respecto de la educación en el Perú. Poco se ha hecho y avanzado, a pesar de todos los intentos  históricamente hablando. Que ha sucedido para tener estos resultados nada buenos, cuáles han  sido los planes estratégicos, quienes han sido los actores involucrados en llevarlos a cabo, porque la educación fue siempre la cenicienta  presupuestal y el sector que no acompañaba a nadie en modelos propuestos, sea buenos o malos.
La educación en el Perú tiene indudablemente problemas y obstáculos que  necesitamos conocer para así poder pensar en alternativas diferentes a situaciones pasadas y presentes. Tal como indicamos líneas arriba en términos de presupuesto público, nunca se llegó  a fijar como recurso lo señalado por la Constitución, nunca hubo una adecuada  ponderación respecto del gasto corriente, más para remuneraciones, menos para inversiones en infraestructura y equipamiento y mucho menos para capacitaciones.  En términos políticos, se gastaron muchas energías y esfuerzos en tratar de combatir desde el sector educación Gobierno, al sector docente agremiado, con marcadas tendencias ideológico-políticas. En términos de contenidos formadores, poco se ha hecho  en procura de contribuir a partir de la educación, a la construcción de nuestra identidad nacional. Desde la perspectiva didáctica y pedagógica, parece ser por los resultados de indicadores, que el trabajo educativo necesita de ser evaluado y re direccionado. En términos de formación para la vida y  el trabajo, las visiones no han sido nada claras hasta hoy; las universidades  están  fuera  del sistema  educativo formador, no hay absolutamente nada que ligue y que pueda provocar sinergias a favor de la construcción de país.
Saltando de problemas a acciones emprendedoras, lo que se puede hacer para promover la educación en el país, es mucho por no decir casi todo por hacer. No es acto de mezquindad, no reconocer nada, pero realmente, los resultados y el escenario social, económico, productivo, político y cultural, lo evidencian, a no decir de indicadores internacionales. Tener una visión clara de lo que se quiere de país y de que forma la educación contribuye a ese objetivo, es un primer paso importante e irrenunciable. Tener claro los compromisos de todos los actores comprometidos con la educación del país; sector educación gobierno, sector educación privado, docentes, educandos, padres de familia, sociedad civil competente, universidades. Establecer estrategias que relacionen educación con producción,  cultura,  recursos, calidad de vida. La educación tiene que ser vista como el poder de las capacidades para  el crecimiento y desarrollo del país.
Una educación por competencias, por capacidades, por objetivos, etc., da  la pauta para  establecer diferencias. El no haber tenido visiones compartidas, respecto de la educación,  hace ver hoy en día, que la educación pública y la educación privada, son dos “cosas”, con líneas de trabajo diferentes. Las preferencias van marcando diferencias en el tiempo y acentuando tendencias.  Lo gratuito no tiene porque ser menos que lo pagado, lo público no tiene porque estar marcado por su problemática, respecto de eficiencias privadas, todo en la excepcionalidad de toda  regla.
Estas diferencias y tendencias involucran en su problemática a la familia, componente importante en la estrategia educativa nacional.  Una función de la familia es precisamente formar en valores, por ejemplo, una  función de la escuela es formar en valores también, si los dos tienen esa función,  donde están esos valores en nuestra juventud actual, por ejemplo. Todo indica que ni uno ni  otro lo han hecho  adecuadamente por todo lo  que se evidencia cotidianamente. Una tarea pendiente es el trabajo de roles y funciones de todos los actores comprometidos con la educación, nadie debe de escapar de esta responsabilidad nacional. La vulnerabilidad, los efectos mediáticos, los impactos culturales, etc., son indicadores de alertas de lo que nos está pasando y es a través de la educación que se puede emprender formaciones y capacidades necesarias para soluciones sociales.
Hoy en día el mundo globalizado nos marca indicadores que muchos de ellos no los hemos tomado en  cuenta o poco hemos hecho para llevarlos a cabo. La educación debe de ser entendida como pilar del desarrollo tanto en sus capacidades formadoras, como con conceptos  que tienen que ver con  identidad, consensos, tolerancias, ciudadanía, etc., valores tan necesarios, pero conflictuados en nuestro escenario nacional. La educación es más importante de lo que muchos históricamente han pensando que no lo era. El reto está en ponerlo en prioridad nacional, no por ley, sino por  aceptación consciente.

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