La constitución nuestra y la de muchos países del mundo, contemplan a la declaratoria de emergencia, como un instrumento jurídico aplicable a situaciones que atentan contra el orden y estabilidad, que muchas veces, puede derivarse en expresiones y manipuleos intencionalmente políticos. Aplicar este procedimiento, no debería sorprender, en tanto que todos tenemos el derecho y otros el deber, de tener y mantener la tranquilidad social. el escenario, las circunstancias de coyuntura, los actores, o simplemente los “ manejos”, pueden generar situaciones de conflicto con efectos muy mediáticos, que pueden tornarse complicados en su manejo y gestión; además, nos hemos acostumbrado a tener y estar en reiterados sobresaltos, tanto sociales, como políticos; de allí que, no basta la solución de los conflictos, sino, trabajar la prevención de los mismos.
La oportunidad de una declaratoria de emergencia, implica darse cuenta de fallas que se dan en las situaciones de conflicto, una de ellas es la de tipo comunicativo, estas fallas tienen que ver con la emisión y por supuesto la recepción de información. Por ejemplo, el discurso del Presidente Humala, en condición de candidato, ha dado un giro respecto de su discurso como gobernante, de allí la frase: una cosa es con guitarra y otra con cajón; se plantea como inicial reclamo, el cumplimiento de la promesa electoral, no se pauteo el discurso usando la variable tiempo, en tanto que no se indicó que una gestión gubernamental no es de cien días, sino de cinco años. Luego se propone una agenda que relaciona la gestión con fondos que provienen de la minería; de otro lado, se evidencia la ansiedad histórica por insatisfacción de necesidades cuya expresión es la pobreza extrema; esa es una marca nacional, ese es un sello histórico que necesitamos borrar. Por lo señalado, plantear conceptos, cifras e intensiones claras, debe ir de obligado, también vale, saber escuchar y entender, porque mucho de lo señalado depende del cómo hacerlo, o sea la gestión, cómo asentarlo en el tiempo a efecto de monitorear su ejecución y por supuesto ver resultados; además saber que las fuentes de financiamiento, tengan sostenibilidad y así manejar horizontes seguros. Visto así, lo que se quiere es darle sentido a una gestión, ojo, que no solo es responsabilidad del Gobierno central, lo es también, de los Gobiernos regionales y locales.
La oportunidad de una emergencia, implica informar sobre conceptos que muchos peruanos manejan de manera nada adecuada. La historia negra de la minería en el Perú, es tan cierta como la historia del agua, que no es tan bendita. El tema agua ha sido tan complicado como el tema minero, los dos han generado conflictos, juntos y por separado. Tampoco se trata de llevarlos al dilema de que uno si y el otro no; tampoco es adecuado martillar la estrategia que los dos pueden estar juntos o necesitan estar juntos, hecho sobre la base de una escasa e inadecuada información, que, dicho sea de paso, poco se sabe y entiende. los temas que tienen que ver con gestión, estrategias, sinergias, responsabilidades, etc., terminan siendo politizados; de allí que los desenlaces y los resultados de estos manejos, mal llevados, tratados y gestionados, se tornan evidentes por sus efectos, nada buenos por cierto.
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