martes, 13 de diciembre de 2011

CAMBIO EN EL EQUIPO DE OLLANTA HUMALA

El cambio en el equipo ministerial  ha provocado  una veintena  de muertos y heridos, en  un sector “izquierdista”  denominado “caviar”; pensaron  haber  encontrado el ansiado momento para  llevar  a cabo todos  sus   proyectos de  cambio  y   transformación de  un país  llamado  Perú.  No  sé, si  así  lo creyeron;  esta es solo  una opinión recogida  de editoriales,  algunos  intelectuales y tertulias de café;  total,  la política, siempre presente en nuestros quehaceres,  no  jugó a favor  de  los que les gusta manejarla.
El cambio en el equipo ministerial lo asumiré limpio de todo comentario hecho al respecto, solo usaré  tres tiempos claramente definidos en el análisis. En primer lugar, la campaña electoral presentó a un candidato Humala dispuesto a hacer  suyo  el tema de los  excluidos del   crecimiento económico;  donde, ni Toledo ni García,  gestionaron acciones para mejorar indicadores de extrema  pobreza  y  pobreza;  las   voceadas cuentas en azul, no reflejaron  satisfacción y mejora de necesidades. El  segundo  tiempo es,  Humala como Presidente, el discurso electoral  que lo llevó al triunfo ya no podía  repetirse, era el momento del “como”  y  este  tenía  que  ser reflejado  con  una  gestión que encamine  la  estrategia de la inclusión social;  el  tema tenía  que  pasar del discurso a la acción,  tomando en cuenta  por ejemplo, las fuentes de  financiamiento para  que sea creíble y sobretodo sostenible.  El  tercer tiempo  está  referido los socios  estratégicos requeridos  para  emprender  la  cruzada de la inclusión; definitivamente no  eran atractivos  el Congreso, como  tampoco los Gobiernos regionales y locales; en este mapa de actores,  quedó expectante  el sector empresarial,  donde la minería,  jala  la mirada y  mucha atención; no se sorprenda, allí  está  el secreto del cambio.
El cambio en el equipo ministerial  tiene claro los propósitos, tanto para Ollanta Humala y ejecutivo, como para empresarios mineros y sus inversiones. Los dilemas de oro y agua deben de ser historia, importa la más la inclusión según ellos; importa mucho  el aporte para financiar la inclusión, que simplemente  dos dirigentes y tres caviares pintados de verde,  que juegan a la revolución  en  un Gobierno  que no  nació  izquierdista, ni lo es  como dicen que es. En ese sentido,  la inclusión no se hace con discurso, este es solo motivador; se hace con presupuesto, gestión, capacidad, innovación y resultados que se evidencien en indicadores demostrables.
El cambio en el  equipo ministerial  tiene claro que los mineros  son socios  estratégicos  aportantes hoy. En un acto de reciprocidad convenido, el gobierno necesita  fondos para su política de inclusión  social; los mineros necesitan  garantía para  sus operaciones  y  futuras inversiones. De otro lado, la garantía  planteada necesita de escenarios tranquilos; temas como licencias  sociales y  consultas previas a la población,  necesitan de otro  manejo y estrategia, donde el principio  de autoridad aparece como  requisito indispensable; el acuerdo  es  legitimar acciones que conlleven  a un clima  y escenarios  gobernables. No es la mejor de las opciones,  pero, las coyunturas necesitan de  ajustes para generar continuidad, cambiar un gabinete no les quita el sueño;  finalmente,  la ocasión es aprovechada para decir a los gobiernos regionales y locales, que ellos son  Estado también,  por lo tanto, las responsabilidades necesitan ser también compartidas.

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