Escenario, es un concepto muy usado en los análisis que vienen desde las ciencias sociales, económicas y políticas; según la real academia, escenario, es un lugar donde ocurre o se desarrolla un suceso o escena, concebido para ser usado como teatro o cine. Los escenarios nuestros a lo largo del tiempo, permiten ver, las estrategias planteadas por sucesivos gobiernos, como las han ejecutado y cuáles han sido los propósitos y resultados en la intención; ver por ejemplo, como ha mejorado la calidad de vida, la empresa analizada desde inversiones-costo-beneficio, así también, evaluar las condiciones y espacios generadas para el ejercicio de ciudadanía, democracia y poder.
El escenario de fines de los sesenta en nuestro país, propició una estrategia de corte político, enmarcado en los planes Inca y Túpac Amaru; fueron concebidos por las fuerzas armadas y llevadas a cabo a través de un golpe de Estado, deporte muy nacional por esas épocas. El concepto político fue el de la reforma y según el ideario, el Perú necesitaba reformas estructurales que lo enrumben en un crecimiento y desarrollo más moderno, acorde a las circunstancias internas, latinoamericanas y mundiales; el lema era, ni comunismo ni capitalismo; pretendiendo así dar una estrategia no alineada, más de centro que de los extremos.
El escenario de los noventas fue el de los ajustes económicos y estructurales; los ochentas, estuvieron marcados por la inflación, recesión, terrorismo, narcotráfico, inseguridad y demás males. Las recetas económicas fueron el punto fuerte, tanto de organizamos internacionales, interesados en ajustes, como de tecnócratas, especialistas en sacar a países y sus economías, de los efectos y consecuencias de la crisis económica. La estrategia era superar la crisis del modelo pero desde la economía, y con ello lograr estabilizar lo político.
El escenario del nuevo siglo plantea a lo social como la estrategia obligada a ser concebida y gestionada, luego de los intentos trazados desde la política y la economía. El sistema con sus modelos económicos, marcaron inestabilidad, pero esta vez en lo social; la insatisfacción de necesidades crecía y tenía lectura de embalse cada vez más creciente. Lo social expresado en pobreza y pobreza extrema era un indicador, ya no evidenciado solamente en cifras, sino en rostros y mil expresiones. La estrategia de lo social era agenda obligada de gestión gubernamental en calidad de prioritario, para lo cual, necesita de lo económico para legitimar a lo político y así poder consolidar la triada estratégica referida a consensuar lo social, lo económico y lo político.
El escenario de lo político, se expresa en la tranquilidad, consenso, manejo de agenda priorizada, mejora de indicadores, etc., la economía, en ese sentido, es necesaria para hacer que la estrategia de la inclusión social sea una cruzada nacional sostenible en su consecución. Una economía reestructurada y con cambio de matriz productiva, debe de generar un clima de estabilidad, confianza y responsabilidad; los resultados sociales dependen de manejos y gerencias adecuadas y así, poder lograr un clima social consensuado. Las tres estrategias vistas en el tiempo y en distintos derroteros, requieren encontrarse armoniosamente hoy, vale la pena intentarlo y hacerlo.
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