471 años cumple nuestra ciudad, la idea no va por recordar su pasado, mas bien, creo que es oportuno pensar en su futuro, en tanto que el hoy, el día a día y otro día más, nos da la impresión de estar siempre en un eterno presente y eso preocupa. La Arequipa conventual de las 49 manzanas, patrimonio cultural de la humanidad, dejó de serlo; hoy estamos cerca al millón de habitantes; lo arequipeño, con su identidad, está al borde del olvido, y los arequipeños, son asumidos como una minoría curiosa y especial. Ponemos al Misti, nuestro apu, como testigo de nuestra reflexión.
471 años, le dan una mayoría de edad a Arequipa? creo que todavía no; se necesita tener condiciones y situaciones que la hagan sostenible y sustentable en función de atributos, sean estos, económicos, productivos, comerciales, sociales, culturales; las capacidades tienen que ver además con infraestructura y equipamiento; su vocación, debe de tener claras muestras de articular e integrar propósitos, entendimientos y realizaciones. Todo este imaginario no plantea requisitos y situaciones difíciles de llevar a cabo. Pensar en quedarse como se es y a la deriva, puede que nos haga llegar al aniversario 500, y es probable, que sigan hablando de su pasado.
471 años marcan líneas y tendencias, aquí la producción agrícola y luego ganadera, han pasado por formas tradicionales a intermedias, donde yunta y chaquitaclla de andenerías, dan paso al tractor que imponía su presencia en espacios más planos y extensos, hoy, hablamos de grandes extensiones con represamientos, canales, generación de energía, productos agroexportables y empleo; recordemos que dejamos de ser cuenca lechera, nos volvimos laneros por intermediación y la cebada nos dio una marca; por otro lado, la pesca generó pescado frito, balnearios y poco pescador, en una costa que es la más larga de todas las regiones con litoral. La industria nos dejó un parque industrial que funcionó en un modelo y luego se convirtió en parque de guachimanes, hoy tiene otros intentos. El comercio y servicios nos han invadido y sorprendido, constatando que nos han descubierto como consumidores. La minería, siempre generosa y conflictiva a la vez, poco a poco nos va dejando sedientos, por más represas y tratamientos que haga. Finalmente, no menos importante, pero con mucho potencial está el turismo, que se presenta como buen generador, en un sector donde los servicios y comercio, dan la pauta del crecimiento actual, junto a construcción.
471 años, punto de quiebre de una ciudad que tiene que cambiar su discurso por acciones con fuerza de Marca Región y Marcas especificas que tienen que ver con, ser la plataforma logística y servicios del sur, la ciudad de los eventos por lo que tiene y puede, la mejor cocina regional del Perú, el nodo articulador e integrador de la interoceánica en la jerarquía de querer ser el mejor puerto seco subregional, el centro formador y capacitador del sur del país, ser destino turístico competitivo, marcado por atractivos novedosos. Como vemos, me gusta más esta Arequipa por hacer, que nos plantea retos, capacidades, actitudes, competencias, en donde ser actores de este futuro ya ansiado, marca lo Arequipeño.
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