En qué momento una ciudad decide tener la categoría de referente, cosmopolita, atractiva, funcional, moderna, etc.; de otro lado, como debemos de manejar indicadores, como, cantidad de población, densidades focalizadas, los servicios con que cuenta, infraestructura y equipamiento urbano, seguridad, transportación vial, etc. Estos dos conceptos, tienen en sí un menú de componentes que pueden ser parte de iniciativas gubernamentales, en las escalas de lo nacional, regional y provincial, también, pueden ser parte de emprendimientos eminentemente privados. Lo cierto es que el desarrollo urbano es un proceso que va dando productos urbanos acomodados a una dinámica social, económica, cultural, etc., de manera que, las iniciativas señaladas necesitan encontrase en propósitos de una ciudad, de lo contrario, aparece la expresión del caos, desorden o simplemente tener una ciudad buena para nada.
Arequipa es una ciudad pronto a pasar la valla del millón de habitantes, gran parte de su historia urbana estuvo concentrada alrededor del hoy denominado centro histórico, sus características de proceso la marcaron en la idea de que todo está en el centro y el centro es el corazón de la ciudad. Este centro, poco a poco fue desconcentrándose y fue asumiendo nuevos roles y funciones, en donde los servicios de la ciudad, fueron estratégicamente ubicándose en puntos que a su vez posibilitaban otras nuevas concentraciones. El centro dejo de ser atractor de servicios, funciones y el plano urbano fue dibujando nuevas tendencias en crecimiento, tanto horizontal como vertical.
Arequipa va acomodando su crecimiento a formas planificadas, como también, hay que reconocerlo, a inercias fuera de control que marcan a los conos como desplazamientos de este crecimiento. El centro de las iglesias, bancos, centros educativos, mercado San Camilo, diversión y establecimientos públicos, fueron saliendo y asumiendo locaciones estratégicas que dan un nuevo paisaje urbano de nuestra ciudad.
El comercio de productos, es una actividad que marca una ciudad como la nuestra, porque se ubican en todo su espectro, dando la idea de estar tan cerca de donde se le necesita. Esta es quizás una forma operativa que tiene que ceder paso a expresiones de ventas en formas de departamentos y en conglomerados llamados Malls o megacentros.
La dispersión de servicios de comercio al detallista, puede que no atienda ni acomode conceptos de competencia, las relaciones llamadas comerciales pierden ese sentido de exigencia y se vuelven más amicales, en donde el fiado es parte del gancho con el cliente, que tampoco es tal sino simplemente el vecino. Lo cierto es que la globalización nos pone en vitrina lo mejor de los cinco continentes y nada de eso es des aprovechable, que viva la oferta que viva la competencia. Los megacentros dan una nueva marca de ciudad que va definiendo una vocación comercial y de servicios, esta es una expresión de modernidad, no solo por lo que se oferta, sino además, por las cada vez más exigencias de los demandantes. Arequipa tiene la posibilidad de jerarquizarse como una ciudad que va definiendo y consolidando expresiones urbanas de ciudad, camino a mejorar su habitad que es mucho más que malls y megacentros.
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