Personalidades, serían convocadas para ser parte del CES, más no, instituciones que representan colectivos que forman parte de la sociedad civil. Este Consejo, no es una extensión ni remedo del otrora Acuerdo Nacional, creado y visionado con otra lógica; creemos necesario plantear el escenario y actores, para hacer que el CES, sea un ente con un nivel de asesoría presidencial y sectorial, que de sentido a la estrategia de crecimiento económico con inclusión social.
El escenario que necesitamos entender para ver desempeño de actores, nos refiere a saber que somos, para lo cual tenemos indicadores como: producción (que, como, donde), los sectores económicos (dinámica pensada en una tabla insumo-producto, tanto regional como nacional), vocaciones de fácil identificación histórica, así como productos bandera, que mejor sería referirnos a marcas nacionales y regionales. El escenario necesita una aclaración de roles: el perfil de inversiones y estabilidad de parte del gobierno central, promoción de inversiones y coberturas de parte del gobierno regional, los servicios necesarios a cargo de los gobiernos locales, la responsabilidad social del sector empresarial privado, finalmente, una sociedad civil comprometida con un rol de actor participante.
La estrategia del crecimiento económico, tiene que ir de la mano obligada con políticas de desarrollo. Necesitamos tener claro un plan de desarrollo con tendencias claras, porque lo sostenible y sustentable marca tiempo y rendimientos, indicadores necesarios para que el Estado, Capital y Trabajo, efectivicen una sinergia que es sustento del Consejo Económico Social. En ese sentido, la normativa del Estado, las inversiones y gerencia del Capital, con las capacidades del Trabajo; deben de ser parte de una estrategia concertada, donde el empleo no friccione con la tecnología o, la licencia social, paralice emprendimientos, por ejemplo; aquí, los actores de esta sinergia triangular, necesitan encontrar espacios de acuerdos.
De otro lado, la creación del Ministerio de desarrollo en inclusión social, es el espacio de las políticas sociales, donde las necesidades insatisfechas con un historial más de mantenerlas que de superarlas, han provocado de parte de la actual gestión gubernamental, la obligación de tener un aparato ejecutor que marque diferencias con estilos y experiencias anteriores. La inclusión busca tener efectos mediáticos de gestión, que basa su fuente en el crecimiento económico; el CES, puede ayudar mucho en su condición de asesor de alto nivel, asumiendo la idea que su constitución orgánica (actores), tenga claro lo que somos, podemos y lo que el gobierno quiere. En este escenario y en estas condiciones, la priorización cobra interés e importancia, tratando de no caer en asistencialismos que generan más gasto que inversión social.
Finalmente, nuestra historia económico-social-productiva, tiene muchos intentos registrados de pretensiones basadas en generar acuerdos; porqué no se tuvo éxito, sencillo, no hubo trabajo previo; requisito necesario para tener escenarios y actores dispuestos a cumplir un libreto consensuado y legitimado. No hemos intentado en serio, construir nación, tener identidad; son pocos los elementos y componentes que vinculan nuestra condición de pobladores, habitantes y ciudadanos en nuestro país. Hemos alimentado más intolerancia que consenso; hoy aparece un nuevo reto. El CES, necesita inteligencia, autoridad y legitimidad, visto así, la voluntad política busca un buen encuentro con la realidad, es justo y necesario.
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