sábado, 2 de julio de 2011

MACHU PICCHU, CIEN AÑOS MÁS



El Santuario  Histórico de Machu Picchu,  cumple la función de preservar una peculiar  flora y fauna,  siendo   este   un magnífico paisaje que se extiende a  los bosques circundantes;  contribuye además,  a  la protección  de  restos arqueológicos  que  dan cuenta de una arquitectura Inca  impresionante. Mucha de la belleza y el encanto que rodea a Machu Picchu, el mayor atractivo turístico del Perú, se debe a su espectacular entorno natural;   es  una de las Siete Maravillas del  Mundo,   valor agregado  que lo jerarquiza   más  como   patrimonio.   Hoy,  estamos  recordando  los cien años de su descubrimiento,  ese  hecho  nos  motiva a pensar en  los  próximos  cien  años de  uso eminentemente turístico;   la pregunta  obligada es,   llegará a celebrar  los  doscientos años de su  descubrimiento.
Es evidente que la imagen del Perú en el mundo, desde un enfoque  turístico,  lo identifica como  el país de los Incas,   en ese sentido, Cusco es el concepto fuerza,  Machu Picchu, el atractivo;  así  fue vendido y  sin querer  queriendo, marcaron  el destino llamado Perú. En este proceso,  no tardó mucho la estrategia de darse cuenta que nuestro país no solo  es  historia,  arqueología,  sino además, un  país  diverso;  hoy,  usamos el concepto  de  cultura  viva  y  sus múltiples  expresiones, esto evidencia  un nuevo enfoque, que no resta a lo anterior, contrariamente, le suma  al nuevo concepto: 10, 000 años de cultura viva para el mundo. 
Porqué nos preocupa que Machu Picchu  llegue a celebrar sus  doscientos  años de descubrimiento. Somos un país que entró tardíamente en el mundo del turismo, otros, con menores recursos y atractivos se han convertido en destinos  que captan millones de receptivos, en tanto que nosotros, con mayores posibilidades, tenemos  cifras que son todavía cortas en proporción. Es probable tener el propósito de ganar tiempo al tiempo estableciendo estrategias turísticas de corte masivo, cuando  contrariamente, debiéramos  de  ser  selectivos,  tratando de ser  coherentes con nuestra diversidad de atractivos turísticos; aquí hay de todo para todos, pero, regulado y controlado. En ese sentido, Machu Picchu  es una oferta   propuesta  a demandas, que necesita definir su uso como  destino turístico.
Nos sigue preocupando Machu Picchu, porque lo vendemos para ser visitado in situ, tienen que verlo, mirarlo, tocarlo y sobre todo PISARLO;  ese es el riesgo que genera nuestra preocupación.  La lectura visual del Santuario cobra espectacularidad en distancia, observación de paisaje. A Machu Picchu, Le denominan ciudadela,  para  nosotros  es  Santuario, no solo es arquitectura  es también naturaleza y ambos generan un encuentro maravilloso, por eso es una maravilla.  Las otras  maravillas del mundo  son construcciones, la nuestra también, pero lo es en escenario que lo convierte en un Santuario con belleza paisajista, donde todo es posible de mirar, pero no necesariamente de pisar. Creo que pisar  menos y observarlo mejor (sistema de miradores u observatorios),  debe de ser una  buena alternativa; como también, regular y proteger  espacios  en usos de circulación y aforos.
Creo que la  estrategia  Marca Perú, visiona la diversidad y esta debe  descongestionar  la hegemonía de Cusco-Machu Picchu  como destino turístico, somos y tenemos  más de lo que creen para ser un país turístico, podemos hacerlo, pero decidamos sostenibilidades.  Machu Picchu, estuvo siglos, lo descubrieron hace cien años y esperemos que dure siglos más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario