El trabajo
físico en la ciudad, debe estar relacionado con su dinámica social, económica, productiva
y servicios; todo debe de sumar para poder hacer
de nuestra Arequipa urbana, un espacio vivible y sostenible. Para todo
planeamiento y diseño urbano, hay cuestiones de principio, no creen que arreglado
y resuelto el espacio público, por donde
“fluyen todos”, recién luego,
se norma y regula los flujos de transporte público de pasajeros;
¡elemental!
La licitación de rutas, con sentidos de origen-destino de usuarios, es
consecuencia de lo dicho anteriormente;
el equipamiento en semáforos inteligentes, paraderos, estacionamientos, etc., así como,
funciones de seguridad y regulación de la Policía Nacional y de tránsito, va
acomodado a la secuencia señalada. Este
es el escenario para ver el equilibrio entre
oferta y demanda, y así poder determinar,
el costo del pasaje urbano. la
oferta se ajusta al
espacio público implementado y
equipado, luego, paulatinamente se va incorporando y reajustando, demandas
naturales por crecimiento
poblacional, nuevos servicios y parque automotor.
Creo que el
orden de elementos, componentes y situaciones está
alterado; aquí empiezan
licitando rutas y luego hacen
el puente, así no es.
La ciudad urge de un planeamiento proyectado para los próximos años, hay las capacidades para hacerlo, pero por
lo visto, no están en rol de formuladores, ni menos de
ejecutores. La luz verde para el SIT, tren o monorriel, de parte del
Gobierno Central, solo debe de pasar si se avala y demuestra el
diseño del mismo, visto en perspectiva
de una Arequipa funcional y dinámica
para todos. El sentido común nos dice, lo técnico debe ser avalado
políticamente, por lo visto no hay ni uno ni otro y siguen confundidos.
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