jueves, 11 de septiembre de 2014

REPRESAS



Esta semana el tema de las represas ha estado en boca de todos los arequipeños, no  precisamente por ser un tema obligado respecto de nuestro abastecimiento del líquido elemento, sino, porque el agua vino con “olor”. ¿Qué pasó?
El tema de las lluvias, almacenamiento en represas, uso regulado de sus aguas para consumo humano, agricultura, industria y minería, así como, trabajos que regularmente deben de hacerse en anticipo de temporada de lluvias tratando de “descolmatar”,  sirven  para que no se pierda en el tiempo, “capacidad de almacenamiento”. Reconocemos que debemos de estar  en alerta  respecto del  soporte de almacenamiento de las represas y la obligada descarga, también, saber que por no tener suficiente agua,  tendríamos que  racionalizar su uso; ambas situaciones son un riesgo latente. Lo cierto es que no tenemos un plan respecto de represamiento de aguas, tanto de altura,  plano intermedio, cotas bajas y derivaciones;  objetivamente necesitamos  aprovechar  al máximo el líquido elemento y no estar  mirando  siempre,  su desembocadura exagerada en el mar.  Aquí  tenemos un tema pendiente y de obligada atención por los efectos que va significando día a día, el cambio climático y nuestra mala gestión.  El agua de  lluvias es imprescindible y su obligado represamiento también, las dos son razones más que suficientes por   encontrarnos en un desierto, para colmo,  lo poco que tenemos, no  sabemos  administrar y conservar.

El espejo de agua  de las represas no necesariamente dan cuenta de un volumen de agua almacenado, los fondos se están acolmatando y vamos perdiendo capacidad. Lo cierto es que necesitamos más represas, pero al menos, hagan el intento de “dragar” sedimentos y así recuperar volúmenes de almacenamiento; más simple no lo puedo expresar.

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