Los escenarios no son
expresiones de coyuntura, son
construcciones que llevan en sí todo un proceso que el tiempo les va marcando rumbos.
El escenario no es una realidad que se le deja sola para crecimientos y
desarrollos inerciales. El escenario se piensa, planifica, se ejecuta y se evalúa, todo en función de hacerlo
sostenible y sustentable. El escenario requiere de todo un sistema y estrategia
de gobernabilidad. Los escenarios se construyen, tan igual como construimos
ciudadanía; vemos que los escenarios han
inspirado agendas, esas agendas aspiran y reclaman participación en formulación
y decisión de actos y hechos importantes, lo cual nos parece bien, ¿pero? La construcción de escenarios, pasa también por generar consensos y acuerdos
y no es cuestión solo de discurso, sino de acción y resultados. La intolerancia tiene que dar
paso a la confianza, por lo tanto, la gobernabilidad de los escenarios pasa por
construir agendas compartidas sobre la base de visiones compartidas. Temas de gobernabilidad y agendas, deben de
ser consensuadas y priorizadas, ese es un camino seguro.
La ley propone que las
Universidades formulen sus Estatutos, obviamente que estos deben ser formulados
sobre su base, la jerarquía así lo
impone. ¿Estarán los escenarios adecuados para que “comisiones estatutarias”,
que se va a proponer y elegir (esperamos todos, que sea democráticamente),
ajusten los Estatutos a la ley y que esta, sea un buen instrumento de gestión?
La exigencia, supervisión de la calidad, manejo de recursos, las tesis, investigación, la autonomía, ingresos y recursos propios, acreditación, elecciones y voto universal, propuestas y ejercicio
democrático, etc., estos son algunos de muchos componentes importantes del esperado
Estatuto Universitario, el cambio es esperado.
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