Los gobiernos regionales han
estado en el ojo de la tormenta en las
últimas semanas; ¿será parte de una estrategia? o simplemente, el tema se
presenta tan evidente que ya no
aguantaba más pretender ocultarlo. Los escándalos, corrupción, malversación,
nepotismo, ineficiencia, ineficacia, falta de competencia, etc., son
indicadores que dan cuenta de que algo va mal en esta instancia de gobierno del
Estado. Los gobiernos regionales tienen mucha carga política, es cierto; pero, las municipalidades provinciales, más que las
distritales, son hoy en día espacios de
poder y gestión también politizadas.
Los gobiernos regionales disponen
de un presupuesto de 35 mil millones,
proporcionalmente, nunca en la historia han tenido tanto presupuesto, traducción, “dinero en
manos”; todo para terminar haciendo
poco, malo y cuestionado; en fin, toda regla tiene su excepción y quien crea
que lo está, que se lo crea. Nunca históricamente, han tenido tanto poder como
para autónoma y responsablemente, seguir diciendo, “pido, pido y nunca me lo
dan”; nunca hasta hoy se ha delegado tantas competencias y facultades a las
gestiones regionales como para decir, “no me dejan”. El nunca hasta ahora, puede tener la
imperfección de no ser tan acabado y
perfecto en el ejercicio de democracia y competencias de gestión, pero al menos
creo que Mariátegui hubiera sentido algo de satisfacción de ver como el Perú se
descentraliza y regionaliza para decisiones políticas y por gestión pública,
solo eso.
La estrategia sospecho que es:
descabezar liderazgos regionales, aplanar electorado, haciendo “licuado
político” en las próximas elecciones a fin de allanar caminos. “Nadie tiene
disculpa por la estrategia”, pero, aquí hay un tema de los órganos de control
del Estado. ¡Qué pasó!
No hay comentarios:
Publicar un comentario