La historia de la homosexualidad involucra hoy todo lo que fue expresamente ocultado, más por razones de valores religiosos, que de prácticas sociales; esta homosexualidad se evidenció más en su involucramiento a lo masculino, no sabiendo porque razones, fue ocultado más en la versión femenina. Hoy encontramos consolidada la forma monógama, o sea, la relación entre hombre y mujer; una explicación biológica de esa relación es la reproducción de la especie, “creced y multiplicaos”. El tiempo fue decantando formas de unión de las “parejas”, para nuestra realidad, lo civil viene como mandato legal en toda su consideración, la costumbre del religioso esta culturalmente aceptada, la práctica del servinacuy en el mundo andino, da cuenta de una experiencia que hoy es parte de una cultura sexual urbana. Total, somos producto de una atracción, sentimiento, unión o contrato matrimonial; además, lo hemos internalizado y socializado desde la familia, escuela, religión y medios, lo hemos hecho práctica y costumbre, ¡tienes que casarte!
Visto de parte de la demanda electoral, este segmento reseñado y otros más, “las minorías”, resultan atractivos para los intereses de los postulantes políticos; de parte de los candidatos, las apuestas son de lo más curiosas, ya se está haciendo costumbre ver a candidatas voleibolistas, artistas faranduleros y demás hierbas del señor. Hoy los electores tenemos que buscar candidatos y los candidatos tienen que buscar electores; Lo cierto es que “las propuestas” están ausentes en los discursos, vale más los cautivos a convencer, trátese de quien se trate, se ha roto la dialéctica del elector y candidato por elegir, no hay dialogo, solo monólogos; en fin, los buenos o malos resultados de gestión son nuestro producto electoral.
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