miércoles, 18 de julio de 2012

MENDICIDAD, RESPONSABILIDAD DE TODOS


Los  indicadores de pobreza y pobreza extrema en el Perú,  posibilitaron una mejor lectura de la realidad, dejando de lado explicaciones promedio con lecturas estandarizadas que no tomaron en cuenta especificidades que describían y ponían en evidencia un país con  brechas profundas y desigualdades insospechadas.  La focalización como correlato de una mejor lectura de la realidad y como nueva estrategia de intervención por parte del Estado, cobró interés a comienzos de los noventas, al margen de una normativa genérica y de una política y estrategia de Estado, genérica también.

En esta lógica, la gestión pública local a la hora de abordar los problemas de las poblaciones más vulnerables de la ciudad, debería tener también como estrategia la focalización, sobre la base de diagnósticos bien logrados y objetivos de desarrollo claros. Todos sabemos que Arequipa en la actualidad es una ciudad próspera y sin embargo, podemos observar la presencia de niños, ancianos y personas enfermas pidiendo limosna en las calles, parques y puertas de iglesias o instituciones públicas, entonces, si la mendicidad, en sus múltiples y variadas expresiones, es el rostro humano de una ciudad, ¿cuál es el rostro de Arequipa?

Ocultar la existencia de la mendicidad en nuestra ciudad, no ayuda en nada a reconocerla, evidenciarla y por lo tanto, abordarla desde las causas que la generan; las mismas que en la mayoría de los casos están asociadas a la ruptura de lazos familiares, laborales y sociales, es decir, la ausencia de recursos en su sentido más amplio. Esta ruptura lleva a las personas a mendigar ayuda por atravesar problemas de salud, ser ancianos abandonados, niños explotados o mujeres maltratadas.

La mendicidad entonces, necesita ser mirada desde un censo y diagnóstico social para ser intervenida con estrategias claras y compartidas por la autoridad y la sociedad en su conjunto, sólo así, se podrá mejorar las condiciones y relaciones de tipo social, cultural, laboral y familiar de la población que se encuentra en ésta situación. Sólo de esa manera se podrá evitar que sea abordada con actitudes, estrategias y operativos de “limpieza de ciudad”, por razones de no mostrar su existencia. Las poblaciones vulnerables y en riesgo, no solo  implican trabajar con ellos y para ellos, necesitamos trabajar también con su entorno,  y población en general, tratando de internalizar conceptos inclusivos.

En este orden de ideas, para abordar el problema de la mendicidad en nuestra ciudad, la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa - SBPA, aparece como el “operador” natural,  para lo cual deberá tener una labor eficiente y eficaz en coordinación con distintas instituciones como la fiscalía, el MINDES, Gobierno Regional, Municipios, etc. Está labor deberá basarse en la promoción social y la prevención de situaciones de riesgo en los grupos vulnerables, ejecutando acciones de prevención y educación a la población en general, ofertando servicios de orientación a la población en riesgo y brindando servicios de soporte. Asumamos la responsabilidad social con el Operador.





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