Nuestra Chabuca Granda, inmortalizó al Puente de los Suspiros, referirse a él, invocarlo o simplemente recorrerlo, provoca
en los limeños respiraciones inusuales. Aquí, en Arequipa tenemos un puente imaginario denominado Chilina,
hoy nos ocupamos de él por los
bombos y platillos con los que fue anunciado, más no, por arrancarnos
suspiros con miradas al Misti. El puente Chilina tiene una historia que se remonta a un Arquitecto del Municipio Provincial que proyectó y propuso un sistema de anillos viales dentro del cual estaba previsto un puente para la zona de Chilina. Años
después, el Alcalde Balbuena rescató la
idea, pero sólo como puente. Posteriormente el Gobierno Regional hizo suyo el
proyecto por razones de presupuesto; así empezó el suspiro a la arequipeña,
llamado puente Chilina.
Una ciudad pensada
en el concepto de CALIDAD DE VIDA, tiene
en primer lugar al ser humano,
su habitad, dinámica, economía, cultura;
a lo ideado, se le acomoda entornos, paisaje, infraestructura, equipamiento, etc., luego
de planear y diseñar el escenario, lo
último que se hace, es construir el
puente. Un orden invertido implica, tener que acomodar todo en función al puente,
cambiando tendencias, pretendiendo dirigirlas hacia ese atractor funcional sin
sentido (ubicación), debiendo tener no una, sino
otras ubicaciones y otros acomodos funcionales, no solo de uno, sino de
varios puentes. Hoy las tendencias en la
configuración del crecimiento urbano de Arequipa, van generando corredores entre puntos equidistantes,
teniendo al Centro histórico como punto medio y paso obligado. Es de entender, que el diseño urbanístico de una ciudad con río al
medio, tiene que ver necesariamente con propuestas que marquen los corredores y la
conexión de ambos lados, lo cual crea la necesidad de tener una costura urbana, vía puentes.
Esta idea de desarrollo de ciudad por
tendencia y dinámica, debe marcar visiones y proyectos que por lo visto y hasta
ahora, en nuestras autoridades sólo provoca acciones aisladas y suspiros
desorientados.
Hoy con bombos y platillos, anuncian el inicio de la construcción del
puente Chilina. Ya tuvimos al puente
Cenepa, cuya obra quedó inconclusa justamente por cuestiones de propiedad y de
habilitación urbana. Arequipa necesita puentes, correcto; tenemos de los que no se puede tocar (históricos), de
los que se necesita ampliar para mejorar
flujos,
uno inconcluso, y de los que tendrían que estar en función de las
tendencias, o sea, nuevos. No
necesitamos puentes imaginados en mentes
ansiosas por arrancar suspiros de aprobación en electores; necesitamos puentes que resuelvan el tema del transporte
urbano en Arequipa con una visión de mediano y largo plazo. Nuestro quinto
centenario está a la vuelta de la
esquina, donde indudablemente la población superará los dos millones de
habitantes y tendremos más vehículos por cierto, ¿nuestras autoridades habrán contemplado
esto?
Esperamos los arequipeños, que el
inicio de la construcción del
“puente”, tome en cuenta todo lo dicho, no sólo pensando en el puente de Chilina, sino en muchos más; tan necesarios para arreglar
la costura urbana de una ciudad que necesita tener un
habitad con calidad de vida, ya.
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