jueves, 20 de octubre de 2011

PUENTE CHILINA


Se hace necesario entender y manejar conceptos que se marcan como irrenunciables, Las ciudades pasan rápidamente de tener configuraciones simples a complejas, en lo que se refiere al paisaje y dinámica urbana, una gestión proyectada es necesaria, de lo contrario, su  crecimiento  no tendría horizonte  determinado; de otro lado, el libre desplazamiento, pensado en origen-destino,   genera  efectos  negativos  en costos y  usos nada  funcionales, en esa lógica, se hace necesario  generar  una cultura de uso de ciudad, que no debe de quedarse en enunciado, sino priorizarse como necesidad, de lo contrario, ésta corre el riego de caotizarse.  Arequipa,   necesita  una eficiente gestión por parte de sus autoridades, articulando e integrando competencias  del gobierno regional, provincial y  distritales, que tomen en cuenta el futuro, pensando en este complicado presente.
Una  ciudad es, gente (para decirlo en fácil), Infraestructura de vivienda, Infraestructura de servicios, Infraestructura vial, parque automotor, Infraestructura de Alumbrado, teléfono, cable, saneamiento, etc. Usando los  anteriores ítems como indicadores tenemos: La población crece, la cantidad de  vehículos  crece,  Las viviendas también crecen.  Es de suponer que,  La infraestructura vial  también debe de tener un ritmo de crecimiento casi paralelo  al  poblacional,  al de viviendas  y vehicular. Si agregamos a lo anterior, que hoy tenemos una Arequipa  con  vocación de servicios y tercearizada;  aparece la necesidad  de espacios de concurrencia con entornos con capacidad para aforos y manejo  de flujos.
Una  ciudad  pensada  en el concepto de CALIDAD DE VIDA, tiene  en primer lugar al ser humano,  su  habitad,  dinámica, su economía,  a ello recién acomodamos, entornos, paisaje,  infraestructura,   equipamiento, etc.,  luego de  planear y diseñar la ciudad, lo último que se hace  es construir  el puente. Un orden invertido, implica que tenemos que acomodar todo en función  al  puente, cambiando tendencias y pretendiendo dirigirlas hacia ese atractor funcional sin sentido (ubicación), debiendo, contrariamente, tener no una, sino  otras ubicaciones y otros acomodos funcionales, no de uno, sino de varios puentes.
Una ciudad que piensa en mejoramientos en tiempo presente, no tiene sentido,   pensar en  cambios para una Arequipa de aquí a 30 años, es un acto inteligente; aquí son claras e irrenunciables las tendencias en el desplazamiento urbano, tanto por cotas, como fronteras naturales. Hay tendencias claras en la configuración del crecimiento urbano de la ciudad, que van generando corredores entre puntos equidistantes, teniendo al Centro histórico como punto medio y paso obligado. El tratamiento de diseño urbanístico de una ciudad con río al medio, tiene que  ver  necesariamente  con tendencias que marcan los corredores y la conexión de ambos lados, lo cual  crea  la necesidad  de tener una costura  urbana vía  puentes. De otro lado, las tasas de crecimiento poblacional son más altas en los puntos equidistantes del corredor  mencionado (expansión), que de zonas  consolidadas  que están relacionadas  con el pretendido puente. Arequipa  necesita  puentes, correcto;  hay de los que no se puede tocar (históricos), de los que se necesita  ampliarse para mejor flujo, del inconcluso y de los que tienen que estar en función de las tendencias, o sea, nuevos(s).
Esperamos los arequipeños, que esta vez el anuncio de la construcción del “puente Chilina”, evalué todo lo dicho y no dicho, tomando en cuenta en el proyecto, conceptos necesarios en su formulación, diseño, construcción y  operación.




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