En los últimos años, una serie de hechos van marcando la pauta al sector educación, estos van desde aumento de remuneraciones, evaluaciones y concursos; se ha reiterado que los únicos capacitados para “formar’’ son los profesores formados en educación, en tanto que lo pedagógico (profesión para educar), didáctica (lo adecuado para enseñar o instruir), es lo ideal para tal tarea. La pregunta de peso es, cómo es la formación de los formadores; los conocimientos de la realidad nacional, vienen desde la historia, geografía, antropología, sociología, economía; debemos de suponer que comparten conocimientos con los profesionales de las especialidades mencionadas. Diríamos igual de literatura, filosofía, lengua, biología, física, química, ecología, etc.; toda esta información, más su formación en pedagogía y didáctica, cierran inicialmente el ciclo formador.
Debemos suponer que lo dicho es así, que a nuestros formadores, se les da conocimientos especializados, que sumados a su formación, les permite retransmitir todo ello a nuestros educandos; hasta aquí, sólo nos referimos a formación para conocer. Otro rubro importante es la formación para la vida, donde los contenidos tienen que ver con valores, que se comparte con la familia y otras instituciones de la sociedad que están en competencia referida a este contenido. Pero, si a nuestros formadores, en el área de conocimientos especializados, no les enseñan los especialistas y ellos mismos realizan esa función, la formación para conocer no sería de lo mejor, y si se enseña valores como conceptos solamente, tampoco va bien. Vale la pena aclarar nuevamente, cómo está la formación de nuestros formadores; entendiendo que la mejor manera de llevar a cabo esta tarea es lograr la armonía del conocimiento, didáctica, pedagogía, vocación y actitud en la capacidad.
Hay otro componente en la formación que se refiere al trabajo e indudablemente parece ser que en la escuela no lo vamos a encontrar sino en la universidad, profesionalmente hablando, e institutos, en un rango técnico. Antes se creía que una manera de realización de las personas en el ámbito laboral, tenía que ser en el área profesional, el tiempo demostró que no era del todo cierto. Un país como el nuestro, en proceso de muchas cosas (entiéndase crecimiento y desarrollo como dos de tantas), necesita tener en su fuerza laboral a técnicos (electricistas, gasfiteros, mecánicos, pintores, torneros, soldadores, constructores, carpinteros, etc.), y a profesionales que tengan que ver con tecnología, salud, gestión , manejo del área social, etc. Visto en términos de rol y estatus, se ha jerarquizado las opciones, dando ubicaciones que no corresponden a sus funciones, capacidades y desempeños; ha importado mucho, a algunos, que se les digan doctor (siendo éste un rango académico y no profesional), en fin; no se ha logrado todavía, equilibrios ni puntos de encuentro entre rol y estatus ocupacional.
Creo que, la educación en la escuela, así como la formación técnica y superior, necesitan de mucho valor agregado y una objetiva restructuración de los roles y estatus; esto y mucho más, daría un nuevo derrotero en la formación para la vida y el trabajo, dicha formación, además, debe de plantearse por necesidades de mercado y necesidades estratégicas de crecimiento y desarrollo para el país. El que limpia la ciudad es tan importante como el que hace las leyes, así como el que educa y cura, lo dijo mi abuela.
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