viernes, 23 de septiembre de 2011

LA INCLUSION SOCIAL, TIENE MINISTERIO.


Era ya evidente que la actual gestión gubernamental,  necesitaba de un ministerio que le de soporte burocrático al eje central de su estrategia política, cual es, crecimiento con inclusión social; la novedad está en la denominación, desarrollo  e  inclusión social,  concepto mejor dispuesto  para diseños de políticas sociales, además  del  necesitado  marketing  político. Interesa, tanto a incluidos como a excluidos, saber su marco operático, alcances, competencias, sus estrategias integradoras y articuladoras con los otros sectores, definición de líneas de base para tomar referentes de universos  de  excluidos y programas  de inclusiones progresivas marcadas en un cronograma presupuestal;  importa también las  metas, cuyos logros  tengan indicadores auditables,   saber  también,  sus fuentes de financiamiento, origen, sostenibilidad, etc.,  este  es  un marco necesario para  un nuevo operador gubernamental dedicado a un tema tan histórico como es la exclusión social.
La inclusión social, concepto de amplio espectro,  necesita tener anclas de base que permitan maniobrar, ya no una promesa de campaña, sino una necesidad y urgencia nacional.  Necesitamos verlo por las políticas sociales, en donde salud, educación, vivienda y saneamiento, son sectores que necesitan de atención eficaz y eficiente. Aquí nuestra historia de gestión gubernamental, tanto, central, regional y locales, dan cuenta de una mala gerencia, presupuestos no gastados y devueltos, corrupción, y beneficiarios, que son muestra mínima de un gran universo. También la podemos  ver  desde  la  producción; agricultura, pesca, industria, minería, son componentes de un sector primario que se quedó con la bandera de país primario exportador y no generó ni propició estrategias de dar más valor agregado a la materia prima, con el consiguiente beneficio en empleo, impuestos, productividad y competitividad; salvo la industria, con capacidad transformadora  y electricidad, como generadora, nuestra lectura productiva quedó rezagada, salvo excepciones que siempre confirman la regla. Necesitamos ver la inclusión desde la perspectiva de nuevos crecimientos a la luz de nuevos emprendimientos, como es el caso del turismo, comercio y servicios, aquí  el  sector  terciario tiene un fértil y amplio campo generador de empleo, componente tan necesario en las estrategias de ingresos sostenibles para empleos sostenibles y no coyunturales o programas de empleos temporales.
La inclusión social pensada  sobre la base de crecimiento económico, no asegura sostenibilidad que se reflejen en metas cumplidas, a riesgo de  retorno a condiciones anteriores. Se necesita además del crecimiento, marcas cuantitativas,  del desarrollo integral, cambios cualitativos. Esta es una de las razones para plantear la necesidad de tener claro sus fuentes de financiamiento; depender de la minería, exclusivamente, es pensar solo en crecimiento, depender de los otros sectores  productivos, como pesca, ganadería, industria, y también turismo, etc., es pensar en desarrollo y en financiamiento sostenible no solo para inclusiones, sino además, en infraestructura, equipamiento, calidad de vida, lo que reforzaría aun más las posibilidades de inclusión.
La inclusión social tiene su ministerio, llamado desarrollo e inclusión social,  puede ser  eje central, sin querer queriendo, pero  solo desde  la perspectiva de una cambio de matriz productiva, gerencia  pública  capaz, población en general  y  beneficiarios  en particular, con mentalidad fresca y nueva de su nuevo rol como ciudadanos de este país; empresarios  responsables socialmente, una clase política con capacidades de compartir visiones y no de enfrentarlas,  finalmente, el patrimonio es para la cultura, como la pobreza para el MIDIS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario