El tema de las lluvias, almacenamiento en represas, uso regulado de sus
aguas para consumo humano, agricultura, industria y minería, trabajos en anticipo de temporada tratando de descolmatar para no
perder capacidades; nos lleva al
escenario crítico de estar hoy en alerta
respecto del soporte de almacenamiento de las
represas. Algo cierto y preocupante, no tenemos un plan respecto de represamiento
de aguas tanto de altura, plano intermedio,
como de cotas bajas y sus respectivas derivaciones, lo cual objetivamente, permita
aprovechar al máximo el líquido elemento, y no estar comprobando siempre,
su desembocadura exagerada en el mar o, lo que viene sucediendo en esta
temporada y va por anticipo decirlo, “probablemente” no vamos a tener agua
producto de lluvias y tampoco se van a poder
llenar las represas. Aquí tenemos un tema pendiente y obligado por los
efectos que significa el cambio climático.
No creo que
debiéramos de reprocharle a la naturaleza, la falta de lluvias o su
exagerada precipitación. Conocemos desde
antaño el rango de las lluvias, enero poco, febrero loco y marzo
poco a poco. Pero hoy, poco caso
hacemos a los efectos que estamos
viviendo por el cambio climático, ser
parte del desierto de Sechura y con
características muy propias, nos lleva a tomar con cuidado el tema del agua y
su “sostenibilidad” ambiental. Este es un
tema prioritario que requiere de la atención de todos, gobernantes
y sociedad en su conjunto.
Necesitamos la construcción de un
sistema de represas la cual asegure sostenibilidad hídrica, a pesar de los
cambios en el clima. De lluvias se hacen los ríos y de ríos de hacen las
represas y con represas aseguramos agua. Ojala llueva.
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