Los cristianos conmemoran durante la Semana Santa, la entrada de Jesús a Jerusalén, el pueblo lo alabó como rey con palmas (domingo de Ramos), en la última cena, Cristo ofreció pan y vino a sus apóstoles, dando origen a la Eucaristía o Comunión (jueves santo). También se conmemora la muerte de Cristo en la cruz (Viernes Santo), su día de reposo en el Sepulcro (Sábado de Gloria), finalmente, su posterior resurrección (Domingo o Pascua de Resurrección).
En la madrugada del Domingo de Pascua, al estilo arequipeño, se queman imágenes de Judas el Traidor y se arrojan al aire para los niños, bolsas con 30 monedas; es tradicional la “quema de Judas’’, antes de la quemazón y reventón se lee el “testamento de Judas”, en el cual se caricaturiza libremente a nuestras “autoridades”, muchos de “ellos”, están en ejercicio, otros fueron o quieren ser, pero pocos se salvan de ser mencionados, vaya cosas que se les dice y deja. En esta semana santa, tengamos un momento de reflexión en condición de feligreses y creyentes, también vale la ocasion para ser aprovechado por nuestros “políticos”; Judas estará atento a sus promesas y conductas, ojo con las traiciones.
La semana santa, versión completa, representa y expresa en si una tradición, esta tradición necesita ser elevada a la categoría de “evento turístico religioso” y este atractivo turístico, sin perder esencia, necesita ser planificado, estructurado, difundido y puesto en valor como un producto eminentemente arequipeño. No basta ponerlo en calendario, Arequipa tiene mucho que dar y ofrecer en su semana santa, por ejemplo, su ocasional gastronomía festiva, es de lo mejor en nuestro país, lo disfrutamos siempre, pero hoy es más rico.
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