Necesitamos mirar el ordenamiento territorial desde lo social, económico, producción y recursos; “la destrucción de territorios”, genera conflictos entre pobladores, inversionistas, instituciones y las instancias del Estado; todo lo sucedido, no es nada alentador en un país cuyo territorio siempre ha tenido el mejor de los elogios respecto de sus riquezas, solo recordemos a Antonio Raimondi.
Necesitamos tener claro las dimensiones del desarrollo territorial; valorizar el medio ambiente como un activo del desarrollo, tiene que ver con educación ambiental y la incorporación de la evaluación del impacto ambiental en todos los programas y proyectos de desarrollo, esta debe ser una garantía del Estado para cualquier tipo de emprendimiento; importa también, fortalecer y consolidar las mancomunidades, tanto distritales, provinciales como regionales, que sea este un mecanismo de articulación de objetivos en una política de ordenamiento territorial. Total, el uso del suelo no deja de “sacar roncha” debido a los “efectos” de las actividades, agrícolas, industriales, pesqueras, mineras y de expansión urbana de las ciudades.
Necesitamos encontrar racionalidad, funcionalidad y coherencia en la localización, uso y explotación de las actividades económicos-productivas; invadir terrenos para…..?; es también un atentado contra crecimientos y desarrollos urbanos, que son a su vez “espacios” territoriales que requieren de un ordenamiento planificado. Antes decíamos, hay ausencia de marco legal, leyes, reglamento y normas de ordenamiento territorial; hoy podemos decir que tenemos todo el ordenamiento jurídico sobre cómo debe hacerse y adónde apuntar.
Finalmente, necesitamos que nuestros aspirantes a querer ser “políticos” en las próximas elecciones, tengan claro lo requerido para un sostenido ordenamiento, traten de lograr equilibrios necesarios entre lo natural existente, lo construido y proyectado, cualquier tipo de emprendimiento, tiene que ser visto así.
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