La temporada de lluvias no es novedad en nuestra ciudad; enero poco, febrero loco y marzo poco a poco. Arequipa acomoda su crecimiento urbano a formas poco planificadas, también, a inercias fuera de control que marcan a los “conos”, como el “descontrol” planificado. La Arequipa, dormitorio, servicios, comercio, infraestructura, equipamiento y logística, no armonizan para nada con un anhelado y necesario plan de desarrollo urbano; por ejemplo, las “torrenteras”, por la forma y ubicación, eran los desfogues naturales del agua de lluvia, se las invadió, se las vendió, se redujo su cauce y para nada se las recuperó en la idea de tratar de acomodarlas al paisaje urbano, y no terminar siendo, depósitos de basura o espacios invadidos; este es uno de muchos malos ejemplos de maltrato a la ciudad.
La temporada de lluvias, nos obliga a analizar el desempeño de instituciones de Arequipa que tienen que ver con el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad; la ciudad es también territorio de la Región y los Distritos son parte de la Provincia, también el agua y desagüe, la luz, el teléfono y los cables, ellos son parte de este sostenido maltrato a la ciudad.
La temporada de lluvias nos gusta porque limpia las calles y al día siguiente luce diferente y hasta con un olor característico; pero, el sistema de “alcantarillado” del Centro Histórico, va directamente al cauce del rio chili y de allí, obviamente a las cebollas y ajos de más abajo; no solo son los coliformes, los elementos contaminantes, también, los desechos de llantas. Así no es, no culpes a la lluvia. La reconstrucción de nuestra Ciudad, en todo sentido, es urgente e inevitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario