sábado, 10 de agosto de 2013

SOBRE EL AREQUIPEÑO

Estamos a pocos días de celebrar nuestro aniversario, me anticipo un poco tratando de marcar algunas ideas sobre Arequipa. El arequipeño se ha hecho conocer como el revolucionario, el hombre orgulloso de su tierra, ha llegado a ver y creer a Arequipa como una república independiente, además..…., etc. ¿A qué se debe esto, porque adopta este pensamiento, esta manera de ver? Desde el punto de vista de los personajes, asumamos conceptos de líderes y caudillos, su imagen, verlos desde el escenario de los movimientos sociales, partidos políticos o instituciones. Figuras como Mariano Lino Urquieta, Francisco Mostajo Miranda, marcan un referente; uno médico el otro abogado, son de pensamiento distinto y acción diferenciada, pero con objetivos que coincidían, cuando se referían a Arequipa. También tenemos a José Luis Bustamante y Rivero, quien inspiró y armó el Frente democrático, que junto con otros Arequipeños, plantearon un ideario, siempre tan necesario para la construcción de país. Cambiando la mirada en el retrovisor, ubicamos a los militares, eran los que armaban la revolución, con ellos, sin ellos o contra ellos, y estas tenían la categoría de acciones insurgentes, protesta, golpistas, etc.; se les daba el cliché de revoluciones y revolucionarios; aquí de muchas ocurridas, tuvimos “la revolución del cincuenta”, acción provocada contra el general Odría, quien a su vez fue el que destituyó a Bustamante y Rivero, siendo todo esto una historia muy conocida nuestra. En fin, hay muchos hechos que revisar y rescatar; hoy, pretender llevar conceptos históricos en lo político y social, a estrategias nuevas de movimientos regionales y pretender darles denominaciones de origen como, arequipazos, moqueguazos, baguazos, etc., ya es otra historia. El arequipeño si realmente conociera su origen, acerbo, expresiones y todo lo que tiene, se sentiría orgulloso de decir, soy arequipeño. No se ha hecho esfuerzos por tener una identidad que sea producto de haberla construido, preservado y cultivado. A nuestros alumnos del colegio, por ejemplo, ¿qué les enseñamos sobre Arequipa? Como se ven temas referidos a: arqueología, historia, geografía, literatura, folklore (música, danza, culinaria, gastronomía, artesanía), turismo, recursos, etc., poco o casi nada, sería el indicador. Nos quejamos los arequipeños de haber sido invadidos por migrantes, al extremo de señalar que somos minoría; pero, no hemos sido capaces de crear condiciones para tener una “identidad de lo arequipeño”, que, a propios y extraños, debiera servir para formarnos con valores, porque esta tierra que no solo es un territorio, sino, una multiplicidad de expresiones que dicen mucho de lo nuestro; insisto que este tipo de iniciativas formativas, debe de partir desde la escuela. Se quiere lo que se conoce y por ello se le cuida. La revolución que necesitamos es la de formación y educación, la de los valores; “ser arequipeño” tiene que ser un valor y no una denominación de origen. Necesitamos formarnos en mejores actitudes, debemos dar valores agregados en capacidades, formación y “sentir arequipeño”; nos lo exige el presente y futuro, el mercado, nuestra región, nuestro país. Finalmente, necesitamos crear revolucionarios que sepan que el cambio es mejor que mantener e inclusive, mejorar el statu quo. Somos una región que crece y que tiene que hacer mucho esfuerzo por cambiar y mejorar; hay múltiples formas de hacer empresa; los arequipeños, lo hemos demostrado más de una vez, sigamos en el propósito, vale la pena.

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