“traeremos los que sean necesarios para la atención de la emergencia”, la cita en referencia, tiene el contexto de la visita del Primer Ministro, Vice Presidenta, Ministros, más Presidente Regional y Alcalde Provincial; el tema es la inspección y declaratoria de emergencia a propósito de las torrenciales lluvias que causaron mucho daño a nuestra ciudad. Que se supone que van a traer de Lima, ¿ingenieros, arquitectos, obreros de construcción? El daño de la naturaleza, una vez más, necesita ser restaurado, reconstruido y mejorado, nuestra infraestructura y equipamiento urbano, requiere ser trabajada y hacerla menos vulnerable.
El tema es la vulnerabilidad de nuestra Ciudad. Cuantas veces, en foros, oficinas gubernamentales, planes de emergencia, volúmenes y más volúmenes de documentos; nos han informado de la vulnerabilidad. La sospecha es que poco se sabe de vulnerabilidad, como se mide, sus alcances, los grados de afectación cuando se produce un fenómeno, sea sísmico o lluvia, o simplemente, la vulnerabilidad por efecto cotidiano, los usos y abusos de la ciudad; evaluar y conocer de vulnerabilidad, es prevenir, es el ”antes de” y a costo uno; lamentar sobre daños y tragedias es no prevenir, es el “después de” y a costo mucho mayor. En una ciudad como la nuestra que tiene “altos” (Cerro Colorado, Cayma, Miraflores, Mariano Melgar, Paucarpata) y también ‘bajos” (Yanahuara, Sachaca, Bustamante, Socabaya); es fácil deducir que todo lo de “arriba” baja irremediablemente por gravedad, y sus vías naturales han sido y siguen siendo las torrenteras. Las lluvias de mediana a alta intensidad “saben por dónde ir”. Usando la analogía del corazón, para la salida e ingreso de sangre se usa las arterias y a medida que se aleja del mismo, tenemos a las venas y venitas. En esa lógica, las partes “angostas” deben estar en las alturas y abajo las más “anchas”. Se han dado cuenta que están al revés, al palomar llega la venita, debiendo ser una arteria por la cantidad de torrente; la trombosis es evidente, el colapso irremediable. Este simple ejemplo de nuestra ciudad (torrenteras), comparado anatómicamente con el corazón y aparato circulatorio, dan cuenta de la “vulnerabilidad” evidente en el sistema de tratamiento de aguas de lluvias, ojo, no hablamos de drenajes. Este es un tema de lluvias, al natural, hay otro tema pendiente que es, la gestión de ciudad. Recuerdan cuando las economías municipales eras escasas, como escasa la imaginación de autoridades, vendieron todo a fin de tener un poco más de recursos; torrenteras y alrededores entraron en el negociado. Lo que debió ser arterias lo convirtieron en venas y venitas, resultados infartos, trombosis, embolias. Mejor y más barato es prevenir, lamentar, es más caro.
Señor Ministro, traigan Ustedes decisiones y fondos necesarios; aquí tenemos suficientes capacidades para hacer las cosas, creo. Arequipa necesita ser mejor tratada por ser muy vulnerable.
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