jueves, 5 de mayo de 2011

CRISIS DEL TRANSPORTE, QUIEN NOS LLEVA.


Históricamente  somos una ciudad de origen colonial, por lo que  sus oficios,  servicios y posteriores  vocaciones,  fueron diseñados  para estar en el centro y pensar  en él;  así   encontramos a Arequipa en su cuarto centenario. Dos  terremotos  sucesivos  marcaron ciertos derroteros  respecto del  crecimiento de  la ciudad, los  migrantes   dieron también   su  aporte,    definiendo  las  vías de ingreso y  salida a la ciudad,  pasamos  de  Chiguata  a  Yura.  En términos  poblacionales,  tenemos  claras  tendencias  de crecimiento  urbano  hacia el cono norte y cono sur,   Los distritos que definieron  sus  fronteras  con  las faldas del Misti   marcan ya  el  fin  de  un proceso de urbanización de  tipo horizontal.  De otro lado, la vocación de ciudad se fue dando a fuerza de inercias y no como producto de un adecuado planeamiento;  las zonas  dormitorio,  servicios,  comercio,  producción, fueron decantándose  a costa de reducir  espacios de campiña y ganarle altura a la parte baja de cerros. Hoy nos encontramos con una ciudad con  más de 900 mil habitantes en la provincia; y  que en los últimos años y  sobre todo el último, ha tenido un crecimiento  espectacular en el sector  comercial y servicios, aparte de lo eminentemente  turístico;  también,  encontramos  a  un parque  automotor  con más de las 100 mil unidades, de los cuales  cerca de un tercio son de servicio público de pasajeros.   A  simple vista,  tenemos una ciudad  más  acelerada en  su economía urbana, pero lenta  en  sus desplazamientos.
Somos una ciudad que por el medio pasa un rio  y esta división física no ha jugado para nada a favor  respecto de  un buen manejo de flujos;   el casco urbano y lo que está encima  de él,  nos  marca  la evidencia de los encuentros  y desencuentros  funcionales.  Una  ciudad que se  la deja  sola en su crecimiento y desarrollo, puede  que no lo haga de la mejor manera, contrariamente, si es observada, planificada y orientada, tiene una mejor disposición a ser vivible en términos humanos. En Arequipa,  vemos  que ha crecido la población, el parque automotor, su  economía, servicios, consumos, etc.; pero lo que no ha crecido ha sido su infraestructura y equipamiento;  una red de puentes  sobre el  rio,  hace   que cumplan  funciones  de facilitador  de flujos, de hecho, también importa  la mejora de los existentes. Entendemos que los puentes  internos  de ciudad, pasos a desnivel,  mejoramiento de calles y avenidas, nuevas vías;   contribuyen decididamente en el diseño y  construcción de  anillos  viales,  porque  facilitan y mejoran  los  flujos;  así también,  son  necesarios  los  evitamientos periféricos,  como  también poder usar causes de  torrenteras.  Todo este  trabajo  físico en la  ciudad, relacionado con su  dinámica social, económica,  productiva  y servicios;  objetivamente le da  soporte  sostenible y permite  hacer  de ella, un espacio vivible y funcional.  No creen que,  arreglado y resuelto el espacio público  por donde fluyen  todos,  recién   se norma  y  regula  los  flujos de  transporte  público  de pasajeros, tanto del  masivo  como el sistema  taxis;  recién  se  puede sacar a  licitación   rutas  que tengan  sentidos  de origen-destino de usuarios, recién  pueden decidir   invertir en semáforos  inteligentes,  en paraderos,  estacionamientos;  así también  en las funciones  reguladoras y seguridad a cargo de la Policía de tránsito;  además, de tener claro que,  el equilibrio entre la oferta y demanda,   debe de dar  un costo real de pasaje urbano.  Finalmente, todo parece indicar  que  el  orden de  las  cosas y situaciones que la relacionan,  estaban alterados; de allí se entiende porque tantos años con lo mismo y nada de solución; por favor, alguien nos puede llevar.


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