La evaluación de los primeros 100 días de gestión, despierta
sensaciones extrañas de cercanía, lejanía,
protesta, sonrisas y torcidas de ojos. Los que votaron y apostaron a
quien ganó, aparecen como que “alejados y temerosos”, es fácil decir, “yo no
vote”, usan el indicador “comparar”, pero ¿qué comparan? El que se fue, ex profesamente, “no marcó la
cancha y no trazo la línea”, ¿qué hay de metas, resultados, satisfacciones,
coberturas,…..?. Con ese criterio y salvando distancia, quien entra a gobernar,
obligadamente debe de marcar la diferencia, plantear la línea base, sino no lo hace, le cargan el muerto,
porque intencionalmente, se compara y relaciona mal. No olvidemos, los que repiten,
no trazan rayas, el continuismo es la clave de gestión.
La evaluación da cuenta de problemáticas y estrategias; por
ejemplo, los conflictos, identidad, interculturalidad, multiculturalidad e
inclusión, junto a un tema “comunicativo”, dan la piedra de toque a lo social,
y es lo social, el tema de esta coyuntura;
este es un momento histórico donde lo social debe estar priorizado, como
lo fue en su momento lo económico por
necesidad de ajustes y reajustes. Hoy, nuestro escenario, toma a lo social,
como su asignatura pendiente, la
historia de insatisfacciones y tratamiento ineficiente de gestión en
gestión, pasaron su factura; hoy se necesita aterrizar y trazar la raya, demostrando en el corte de los 100
días, lo encontrado y sobretodo, la idea clara de los cuatro años de gestión
que vienen; eso de estar mirando atrás reiteradamente consume tiempo y energía,
hay instancias y competencias que tienen que ver con evaluaciones de gestión. Recordemos,
corrupción y continuismo fueron pauta de campaña; diferenciarse es la estrategia,
demostrar capacidad, la actitud de
gestión.