viernes, 29 de mayo de 2015

.MARCA AREQUIPA




Las Marcas no se crean de la noche a la mañana, se construyen.  La Marca  debe de tener como base  el concepto “identidad”, el cual le da credibilidad y legitimidad. La Marca debe expresar un concepto total, su conocimiento se da a través de un plan comunicativo sustentable y sostenible.
Para la Marca Arequipa, usemos el componente marca gastronómica, un buen ejemplo de lo que hay  que construir. La cocina arequipeña, tiene en sí una serie de elementos y complementos que necesitamos,  conocer,  analizar,  investigar, reconocer, proyectar y marketear; todo pasa por ver como relacionamos agricultura, ganadería y pesca, con cocina y gastronomía. Una idea fuerza en este sentido es recordar que fuimos una cuenca lechera importante y la producción de leche y queso, marcaron  en la  gastronomía arequipeña reconocidos  productos de nuestra “carta”. En igual sentido, reconocemos la influencia de dos productos nuestros con características especiales, el ajo y cebolla. La presencia del camarón, se resalta con leche, queso, ajos, cebollas, ají, que con otros ingredientes, nos dan más de 40 platos diferentes.  Una carta gastronómica no es una simple enumeración de “productos”, en Arequipa tenemos aperitivos, chichas, entradas frías y calientes, la carta fuerte viene en plato hondo, se le llama chupe, muchas exquisiteces van en plato tendido, siguen los postres fríos y calientes con un remate final, bajativos con nombre propio. Arequipa es parte también de una importante producción de uvas,  consumida más en forma de pisco y vino que en mesa. Nuestra tradición pasa también por la panadería y pastelería. Finalmente, la “picantería” es una institución gastronómica nuestra que requiere atención. No es solo  carta, la “Marca  Gastronómica” es más, la “Marca Arequipa”, mucho más.

UN ESCENARIO PARA LOS SOBRINOS





Los escenarios provocan agendas de intervención, tanto de lo público  como de lo privado, tan igual como todos pretendemos que en nuestro país se construya una autentica ciudadanía.  Podemos ver en algunos escenarios, la intención de  “construir sus agendas”,  estas,  necesariamente deben estar pensadas y estructuradas para su crecimiento, desarrollo, mejora de condiciones y calidad de vida.
Las agendas de los escenarios, dicen que aspiran y reclaman participación en la formulación, decisión de actos y hechos importantes; en tal sentido,  en los últimos años se han creado mecanismos e instrumentos  como son los  presupuestos participativos, licencias sociales y consultas previas, estos, son parte de una  estrategia reciente  referida a la democracia participativa. Pero, todavía nos falta  la amalgama social para la construcción de nuestra nación, como  evidente la necesidad de  generar consensos y acuerdos, que  no solo va con  discursos y normativas, sino, de estrategias, planes, proyectos,  acción y  resultados.
En otra mirada, la “intolerancia”, que es un deporte nacional, tiene que dar paso a la “confianza”. El gobierno tiene  todos los elementos para llevar a cabo una gestión pública ajustada a mecanismos con soporte y respaldo democrático; recuerden, parte del Gobierno lo elegimos y es la expresión de nuestra democracia representativa; por lo tanto, “democracia representativa y democracia participativa”,  deben de ser parte de la expresión de  gobernabilidad que nuestros  escenarios necesitan para construir agendas sobre la base de visiones compartidas. En ese sentido, Los temas de gobernabilidad, escenarios  y agendas, deben de ser  consensuadas, priorizadas y legitimados, ese es un camino seguro. De lo contrario, los sobrinos seguirán planteando monólogos, escenarios no estructurados, representación ilegitimas, discursos comprometidos con intencionalidades subalternas, etc.

TIA MARIA, UN REFERENTE




Minería y agricultura,  representan  toda una historia y rol en nuestra sociedad y economía, tienen sus estrategias y políticas específicas;  algunos  los  miran juntos, otros tratan de separarlos,  miran a  uno como bueno y  al  otro como malo;  en fin, se  crean  sensaciones  más  a  querer  separar,  que  a tratar de juntarlos  amigablemente. Agricultura y minería,  representan  una  forma  simbólica  de dar cuenta de   nuestros  recursos,  de  cómo los  hemos tratado y explotado, de  lo poco  hecho  en  gestión  comprometida  con  su  renovación,  aporte, impactos y efectos  positivos, responsabilidades compartidas con sus manejos,  estrategias  de  sensibilización,  etc.  Hoy, los dos están  comprometidos  en un escenario  político, económico,  social  y  cultural  muy singular,  en la que podemos ver  más  desencuentros  que  acercamientos.
Curiosamente,  el agua, nuestro  preciado recurso,  que no se  exporta  pero  se vende;  que no  le cobramos al  mar  por   los  aportes  hechos,  pero  que  sin  querer  queriendo,   permanentemente  se nos va,  sin retenerlo y  poco de él,  almacenamos. Esa  es nuestra  agua, que  hasta  hoy,  no  ha tenido  una  gestión  que     condiciones  adecuadas  en  su manejo, protección y consumo.
Por lo visto, necesitamos  visiones  claras. Las alianzas, sinergias, sociedades y asociaciones públicas y/o privadas, tienen que estar con cobertura de credibilidad, legitimidad y autoridad; los actores con sus acciones, participaciones y productos, tienen que ser sujetos de crédito, más por principio de  Institucionalidad, que por  floreos personalizados. Tía María es un referente estratégico,  un punto de quiebre, que no solo debemos mirarlo y comentarlo, sino decidirlo adecuadamente.  los escenarios han cambiado;  hoy se  tienen  dos  ministerios,  Energía y Minas  y  Ambiente,  son  “nuestros ojos”  puestos en  esta actividad. Cuestión de confianza y credibilidad.

LOS INSTITUTOS SUPERIORES TECNOLOGICOS





La educación en el Perú va teniendo una nueva normativa, todos esperamos que comience a dar frutos para bien de nuestro país,  no por resultados de gestión, sino por una obligación histórica.  Se empezó con la ley del Profesorado, luego siguieron las Universidades, hoy estamos ad portas de una nueva ley de los Institutos.  Un indicador clave está referido a que “la oferta no responde a la demanda del sector productivo”. Casi un setenta por ciento de carreras están vinculadas al sector terciario, muy poco se ha trabajado requerimientos que tengan que ver con el agro, pesca, industria, construcción, software, etc. Es probable que la informalidad de algunos sectores de la economía, indujera a fomentar un crecimiento desmedido de los servicios.  Hoy evidenciamos  una tendencia a mejorar nuestro déficit de infraestructura y equipamiento,  también,  una  necesidad de reformular estrategias,  visionando  un desarrollo económico, productivo y social; en ese sentido, el Plan Nacional de Diversificación Productiva, busca alinearnos en esa perspectiva,  el crecimiento  tiene sus límites.
Hoy en día  tenemos cerca de un millón de universitarios y casi seiscientos mil estudiantes de Institutos y Cetprtos. Es claro darse cuenta que el mercado reclama más técnicos, por ello necesitamos que lo académico, la gestión educativa, la capacitación docentes, el equipamiento e infraestructura, sumado a la revalorización de las carreras técnicas, sean obligadamente priorizadas. La educación ya no tiene que ser la cenicienta de los presupuestos y de la política pública; aquí en nuestra región debemos de tener claro esos propósitos. Arequipa urge de  plataformas de valor agregado y las capacidades son un buen soporte, esperamos que la educación en su conjunto, contribuya sostenidamente a nuestro crecimiento y desarrollo.


LA EDUCACIÓN EN DEBATE





Nuestros “maestros formadores”, se instruyen y adquieren conocimientos para  poder  así transmitir todo ello a sus educandos.  Pero, si  a nuestros “formadores”,  no  les enseñan  “especialistas”,  haciendo  ellos mismos  esa función; la  formación para mejorar su  conocimiento, pedagogía y didáctica,  no  sería de lo mejor.  Entonces  vale la pregunta,  ¿cómo  está  la formación de nuestros  formadores?  Entendiendo  que  la  mejor manera de llevar  a cabo esta tarea es  lograr  armonía entre el  conocimiento especializado, la didáctica,  pedagogía, vocación  y actitud  para poder tener  la plena capacidad de ser formadores y educadores.
Una segunda idea está referida al componente “trabajo” en la formación,  indudablemente parece ser que en la escuela no lo vamos a encontrar  sino,  en  la  Universidad  e Institutos.  Antes  se creía  que una manera de realización de las personas en el ámbito laboral,  tenía  que ser en el área solo profesional, el tiempo demostró que no era  del todo cierto.  Un  país como el nuestro, en proceso de muchas cosas (entiéndase crecimiento y desarrollo como  dos de tantas), necesita tener en su  fuerza laboral  a técnicos  (electricistas, gasfiteros,  mecánicos, pintores, torneros, soldadores, constructores, carpinteros, etc.) y  profesionales que tengan que ver con  tecnología,  gestión, servicios, logística, etc.  
finalmente la tercera idea, la educación en la escuela, así como  la formación  universitaria y técnica,  necesitan de mucho  valor  agregado  y  una objetiva  restructuración  de los roles y estatus;  lo dicho y mucho más, daría un nuevo derrotero en la formación; porque dicha  formación  debería de plantearse  por necesidades de mercado y necesidades estratégicas de crecimiento y desarrollo para el país, sin dejar de lado la premisa: “formación para la vida, formación para el trabajo”.