miércoles, 28 de marzo de 2012

LA COCINA AREQUIPEÑA, MARCA GASTRONOMICA

La presencia del Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, la de Gastón  Acurio, reconocido y notable cocinero y empresario gastronómico; la inauguración de un centro de formación gastronómica, el momento en que vivimos respecto de la gastronomía peruana y de las cocinas regionales de nuestro país, nos  lleva  a presentar  que somos como gastronomía arequipeña. Tema con un gran futuro que viene de un buen pasado;   no es una cuestión de tiempo sino de, gustos, sabores, olores, productos y buena mano. Es el encuentro de los productos, con sus hacedores, en una  culinaria    que pasa del   fogón de  la casa, a  la cocina de la picantería;   de  los restaurantes  simples,  a los gourmet; pasa   por  preparar  el  gusto  y preferencia,  del   engreído,  al parroquiano  y comensal, y   hoy, satisfacer el   exquisito  paladar del cliente con perfil de sibarita. Esta no  es una improvisación,  es un proceso donde productos, culinaria y gastronomía,   le sirven a una identidad que es,  la marca gastronómica de Arequipa.
En gastronomía pretender ser, pasa por demostrar lo que se quiere ser y ese rigor nos parece esencial para señalar que Arequipa  tiene y es  la mejor cocina regional del Perú.  Un segundo criterio de afirmación es,  no debe de quedar solamente en la buena  impresión  de un recetario, debe de ser, además, un factor de identidad cultural; porque esta típica expresión de comidas reflejan el alma de un pueblo. Arequipa concentra esa esencia,  dicha así;  es cuna del gusto, rincón de la sustancia, fogón con leña antigua y sabores  siempre frescos; este es un elogio a  la picantería.
No pretendo señalar  ninguna  receta, porque el tema no lo requiere y porque no es necesario para lo que se quiere. Cuanto de  lo  que nos da la naturaleza lo llevamos a la cocina, y los convertimos  en  productos gastronómicos,  estos  vienen del  mar, tierra, ríos, lagos  y  nutren nuestra  alquimia culinaria, que específicamente  es  nuestra y que nos  diferencia de otras  cocinas  regionales. Cuanto de lo que tenemos es  una muestra  de nuestra autenticidad y de otros aportes,  que en el tiempo le dan la categoría de ser una cocina mestiza. Cuantos años de historia  tiene Arequipa; lo pre inca, inca, colonia y república dan cuenta de  un tiempo transcurrido en donde cada etapa puso lo suyo en la construcción de nuestra cocina regional.
Nuestras festividades nos han marcado potajes de diversa expresión; los carnavales, la semana santa, las fiestas patronales,  las guaguas de todos los santos  y la navidad,  tienen su propia estructura de carta de ocasión; la notable diferencia de los desayunos, medias mañanas, almuerzos, medias tardes y la noche marcan un distingo; el domingo tiene un  desayuno inimitable,  el adobo, un plato fuerte que   va acompañado con su pan de tres puntas, el  té piteau, un bajativo de primera, que lleva en sí,  una  copita de anisado y trocitos de papaya arequipeña.  Otro distingo  son las bebidas, la chicha no solo sacia la sed sino además alimenta, entradas originales que responden a actividades que han quedado marcadas, como el escribano. Los platos fuertes que no son caldos ni sopas, los llamamos chupes, tienen una fortaleza que solos,  bastan y sobran;  los acompañamientos  de los chupes tienen en sí sus propios maridajes, por supuesto que el  llatan lo hace más arequipeño; en el plano de los postres la dulcería de frutas, pastelería y helados le dan el asiento ideal.
Otra  forma de  entender  nuestra cocina está  referida  a la influencia de algunos productos que en Arequipa, marcan su diferencia y no es pretencioso decirlo. El ajo y la cebolla dan el tono a muchos potajes, haber sido cuenca lechera permitió incorporar la leche y queso a nuestra culinaria. Apuntemos a juntar, ajo, cebolla, leche, queso y lo que sale es de los dioses, incorporando al camarón. Los componentes  mencionados hay en todo lugar y cocina, pero con  las características  especiales, solo en nuestro fogón.  De solo pensar en el camarón, vale señalar que solo él, puede presentar una carta de más de cuarenta  potajes.  Resaltamos también que nuestros huertos han funcionado como una  estupenda despensa, basta  mencionar  a la papaya arequipeña  y  capulí (aguaymanto).
Toda esta  expresión  necesita  recuperarse, investigarse, ponerla en mesa casera y restaurante,  no debemos solo  quedarnos con la receta de la abuela y sus secretos;  poner a nuestra cocina en un primer escenario de lo regional es el  inicio de su reconocimiento;  su difusión y disfrute tanto local, nacional e internacional debe de ser la meta. Necesitamos registrar denominaciones de origen, formar profesionales que la traten, manejen y protejan; no temer a las fusiones, porque siempre hay un componente más fuerte que el otro. Como trasladamos la carta domestica a la carta de consumo abierto y comercial.
Provoca dar cuenta de todas las bebidas que tenemos, las diferentes entradas, platos fuertes y segundos con su picantito, de los postres y acompañamientos, en fin sus olores, sabores y maridajes.  Son nuestras ollas de barro con sus propias historias las que dan la esencia de ese gusto escondido. Hagamos que nuestras abuelas se sientan orgullosas de nosotros por haber divulgado sus  secretos y  darlos a conocer a las nuevas generaciones y así, poder decir que nuestra cocina es la mejor por esta y muchas razones más. No esperemos que personalidades aludidas al comienzo, sean los que nos digan que hacer; nuestro acervo y capacidades son más que suficientes para decir que la gastronomía arequipeña es la mejor cocina regional del Perú y por ello necesita estar en boca de todo el mundo,  como lo está la cocina Peruana.


martes, 27 de marzo de 2012

LOS COLORES DE AREQUIPA

No intento hacer una acuarela de Arequipa,  pero voy a usar el concepto de color, el cual  nos   lleva a  otra dimensión, que no es precisamente la artística.   Arequipa gris,   da  la  lectura  del  cemento, elemento  identificatorio de la industria de construcción;   hemos cubierto la ciudad  de cemento  y asfalto, no ganando terreno  al desierto, sino  a áreas dedicadas a la agricultura, como nuestra campiña. Decirlo así, obliga a pensar en otro color;  Arequipa verde; aquí  lo ecológico, define algo que ya parece ser un dato  histórico, porque  el  cemento  gris, finalmente,  fue ganando espacio al verde vida, cediendo espacio  la  Arequipa-campiña,  al  proceso de urbanización, donde  migrantes, vieron a nuestra ciudad, como una alternativa intermedia a la de Lima.
Veamos otro color; Arequipa roja, identifica el mapa de la delincuencia, inseguridad, lugares con antecedentes y usos nada “seguros”, tanto para propios como para extraños, llámese turistas. Reconocemos que el tema de la seguridad ciudadana, no es un tema solo nuestro, es un mal nacional, que ya linda con situaciones que ameritan estrategias de prevención y corrección de parte del  Estado. El “mapa rojo” de Arequipa, no señala puntos, marca zonas, en las cuales es necesario intervenir;  su  intensidad va  definiendo  tonos que no  tienden a aclararse.  El otro color, tiene una denominación curiosa, “rosa”, que si lo acoplamos  a otro concepto, resulta ser,  “zona rosa”.
En Arequipa hay un  “trabajo sexual”, que se ejerce en “calles”,  que no está sujeta a control,  y que se pretende ubicar a todos los(as) que laboran en este oficio, en un recinto y espacio adecuado,  la propuesta  se llama, zona rosa. Creo  resumir el sentido de lo que se quiere hacer  en  nuestra ciudad.  También creo  que lo que quieren es, una “zona de Tolerancia”, que este lejos de escuelas, iglesias, universidades, etc.;  donde  trabajadores sexuales, sean mujeres, hombres, travestis y transexuales,  puedan  tener  un  entorno y habitad amigable sujeto a sanidad, salud pública y  seguridad. El sentido  sería, no ser tan atrevida para ser “roja” ni tan tímida para ser “blanca”.
Lo cierto es que  lo rojo opaca a la pretensión rosa. La experiencia de zonas rosas en  ciudades importantes, tienen que ver  con: comer, beber, bailar, comprar, boutiques, hoteles, centros comerciales, sector de encuentro y rumba; son referencias obligadas y puntos turísticos, los tenemos en ciudad de México y  Bogotá, por ejemplo.
Por los colores predominantes  en  nuestra dinámica y habitad de ciudad, lo más recomendable sería, obviamente, la zona de tolerancia, que necesita de  rigores y características especiales; porque  somos  muy  peruanos y sobretodo, arequipeños. Las calles y  el espacio público, necesitan mejorar su condición, función y sentido amigable, no solo por referencia al trabajo sexual,  sus causas y efectos, sino por la  delincuencia, visto en todas sus expresiones y dimensiones.

miércoles, 14 de marzo de 2012

AUXILIO, BOMBEROS



El Cuerpo General de Bomberos Voluntarios  del  Perú, pide auxilio a gritos respecto de su condición y situación, una intervención urgente de parte del  Gobierno, implicaría ponerlo en situación de emergencia. La naturaleza con sus múltiples expresiones, la precariedad, la inseguridad, la falta de previsión, la mano siniestra y tantas formas más de manifestarse el siniestro, incendio o accidente,  dan cuenta, de la pésima situación operativa y de gestión, en la que se encuentran los Bomberos en general.
Cuál es la condición de país; en el tema de  vivienda, tenemos que la precariedad de muchas de ellas es su expresión más llamativa, son productos de invasiones,  de estar hacinadas,  tener materiales reciclados y no adecuados en su confección y apuntalamiento, así  mismo, las instalaciones eléctricas no son de lo mejor y el uso de combustible, tanto para cocina como para iluminar, son de lo más riesgosos por su manipulación. Otro sector de riesgo permanente es el comercial,  lo tenemos desde centros, mercados y mercadillos, donde la lectura de la inseguridad se ve  traducida en aforos, pasillos y pasadizos de los más angostos, sistemas eléctricos,  mal planteados y generalmente sobrecargados, sistemas de almacenamiento que vale para todo, sin criterio de selección, separación y previsión de riesgos. El espacio público es otro escenario altamente riesgoso, por tener un parque automotor, tanto privado como de pasajeros, no controlado, no cumplidor de reglas y que asume que las calles son la selva y es la ley del más fuerte.  La estadística de accidentes con muertes incluidas, es de lo más alta. En fin, nuestra lectura de país respecto de “riesgo”, es mucho más y no tiene nada de bueno.
La condición de los Bomberos, no deja de ser voluntaria en sus operadores, no deja de de ser complicada en su logística, tiene muchas las marcas  de maquinaria y equipamiento, compradas y recibidas  en donación;  no deja de ser austera y ridícula  su asignación presupuestal y hace  mucho tiempo que no se le renueva, reacondiciona y reorganiza operativamente.
Si  la condición de país, es de lo más precaria y riesgosa, si la condición del Cuerpo de Bomberos, en infraestructura, equipamiento, logística, presupuesto, es también inadecuada; suena dramático decir ?y ahora, quien podrá salvarnos y ayudarnos?   Es indudable que las soluciones, que las alternativas a nuestros grandes problemas,  están siempre en la boca, pero  que a la larga, nada sucede, y  la  evidencia está al frente nuestro  y hoy lo comentamos; por lo tanto, el tema de riesgos, siniestralidad, logística y previsión, relacionado al  Cuerpo de Bomberos, necesita  ser  declararlo en emergencia.
Así como los mineros hacen aportes voluntarios y obligados, que derivan en canon y son usados específicamente por  norma;  las “empresas aseguradores” que operan en el país, debieran de tomar el  tema de los Bomberos como suyo, con un aporte voluntario que permita poner a buen nivel su operatividad y sostenibilidad. El tema no pasa solamente por Bomberos, que son los operadores de riesgos, sino además por defensa Civil  y también,  los  Gobiernos regionales y locales, que son los gestores y administradores de lo público y espacio público. Procuremos que no nos consuma el fuego,  ni que nos anule el accidente, la previsión  y adecuada atención, ayuda a todos, incluso a los aseguradores. 

LA EDUCACION Y EL DESARROLLO


Porque deberían ir de la mano educación y desarrollo, pregunta oportuna no solo hoy, sino siempre. Haciendo una retrospectiva de la evolución de la educación en nuestro país,  claramente encontramos pocos y tibios intentos de acoplar la educación en propuestas de desarrollo. Hemos tenido modelos de desarrollo industrial, agrario, económicos, etc., pero la educación, poco se ha relacionado  con estos emprendimientos, que tampoco son un indicador de  éxito, por resultados ya conocidos.
El desarrollo no solo es económico, lo es en especifico también,   productivo, social y cultural;  el desarrollo siempre lo implicamos en propuestas, pero realmente lo que se ha registrado son lecturas de crecimiento, que tienen expresiones en estadísticas con metas previstas pero con resultados poco alentadores. El desarrollo tiene una lectura más cualitativa, más a lo sistémico y sinérgico, más a la calidad de producción, a la calidad de vida, a conceptos de identidad nacional y habitad  amigable y saludable; el  empleo no solo es referido a medición,  captación y generación,  sino  lo es en capacidades para  requerimientos, no solo para seguir creciendo, sino para emprendimientos que tienen que ver con desarrollo también.
Educación y desarrollo necesitan de encontrase en planes estratégicos que conciban que las capacidades son importantes en todo tipo de emprendimientos, y las capacidades los da la educación en el formato laboral. Las capacidades en el sentido de los valores,  los da la escuela y la familia; por ello la escuela y la familia forman para la vida y los institutos y universidades forman para el trabajo.
Nos referíamos a tiempos pasados y es necesario señalar, ¿ha mejorado la educación?, en estadística de crecimiento, es claro que han aumentado los educandos, el cuerpo profesoral, la infraestructura y  equipamiento, se ha reducido la tasa de analfabetismo, hemos mejorado algunos  indicadores respecto de escolaridad y más cifras en azul, que es lectura de un proceso que  involucra  varias gestiones  gubernamentales;  en términos normativos, se han dado todas las leyes y normas pertinentes para que el escenario educativo esté en condiciones optimas para su funcionamiento,  ¿pero?, los indicadores  con referentes internacionales nos devuelven información nada buena respecto de la educación en el Perú. Poco se ha hecho y avanzado, a pesar de todos los intentos  históricamente hablando. Que ha sucedido para tener estos resultados nada buenos, cuáles han  sido los planes estratégicos, quienes han sido los actores involucrados en llevarlos a cabo, porque la educación fue siempre la cenicienta  presupuestal y el sector que no acompañaba a nadie en modelos propuestos, sea buenos o malos.
La educación en el Perú tiene indudablemente problemas y obstáculos que  necesitamos conocer para así poder pensar en alternativas diferentes a situaciones pasadas y presentes. Tal como indicamos líneas arriba en términos de presupuesto público, nunca se llegó  a fijar como recurso lo señalado por la Constitución, nunca hubo una adecuada  ponderación respecto del gasto corriente, más para remuneraciones, menos para inversiones en infraestructura y equipamiento y mucho menos para capacitaciones.  En términos políticos, se gastaron muchas energías y esfuerzos en tratar de combatir desde el sector educación Gobierno, al sector docente agremiado, con marcadas tendencias ideológico-políticas. En términos de contenidos formadores, poco se ha hecho  en procura de contribuir a partir de la educación, a la construcción de nuestra identidad nacional. Desde la perspectiva didáctica y pedagógica, parece ser por los resultados de indicadores, que el trabajo educativo necesita de ser evaluado y re direccionado. En términos de formación para la vida y  el trabajo, las visiones no han sido nada claras hasta hoy; las universidades  están  fuera  del sistema  educativo formador, no hay absolutamente nada que ligue y que pueda provocar sinergias a favor de la construcción de país.
Saltando de problemas a acciones emprendedoras, lo que se puede hacer para promover la educación en el país, es mucho por no decir casi todo por hacer. No es acto de mezquindad, no reconocer nada, pero realmente, los resultados y el escenario social, económico, productivo, político y cultural, lo evidencian, a no decir de indicadores internacionales. Tener una visión clara de lo que se quiere de país y de que forma la educación contribuye a ese objetivo, es un primer paso importante e irrenunciable. Tener claro los compromisos de todos los actores comprometidos con la educación del país; sector educación gobierno, sector educación privado, docentes, educandos, padres de familia, sociedad civil competente, universidades. Establecer estrategias que relacionen educación con producción,  cultura,  recursos, calidad de vida. La educación tiene que ser vista como el poder de las capacidades para  el crecimiento y desarrollo del país.
Una educación por competencias, por capacidades, por objetivos, etc., da  la pauta para  establecer diferencias. El no haber tenido visiones compartidas, respecto de la educación,  hace ver hoy en día, que la educación pública y la educación privada, son dos “cosas”, con líneas de trabajo diferentes. Las preferencias van marcando diferencias en el tiempo y acentuando tendencias.  Lo gratuito no tiene porque ser menos que lo pagado, lo público no tiene porque estar marcado por su problemática, respecto de eficiencias privadas, todo en la excepcionalidad de toda  regla.
Estas diferencias y tendencias involucran en su problemática a la familia, componente importante en la estrategia educativa nacional.  Una función de la familia es precisamente formar en valores, por ejemplo, una  función de la escuela es formar en valores también, si los dos tienen esa función,  donde están esos valores en nuestra juventud actual, por ejemplo. Todo indica que ni uno ni  otro lo han hecho  adecuadamente por todo lo  que se evidencia cotidianamente. Una tarea pendiente es el trabajo de roles y funciones de todos los actores comprometidos con la educación, nadie debe de escapar de esta responsabilidad nacional. La vulnerabilidad, los efectos mediáticos, los impactos culturales, etc., son indicadores de alertas de lo que nos está pasando y es a través de la educación que se puede emprender formaciones y capacidades necesarias para soluciones sociales.
Hoy en día el mundo globalizado nos marca indicadores que muchos de ellos no los hemos tomado en  cuenta o poco hemos hecho para llevarlos a cabo. La educación debe de ser entendida como pilar del desarrollo tanto en sus capacidades formadoras, como con conceptos  que tienen que ver con  identidad, consensos, tolerancias, ciudadanía, etc., valores tan necesarios, pero conflictuados en nuestro escenario nacional. La educación es más importante de lo que muchos históricamente han pensando que no lo era. El reto está en ponerlo en prioridad nacional, no por ley, sino por  aceptación consciente.