jueves, 24 de noviembre de 2011

ORO Y AGUA, DILEMA ESTRATEGICO


Oro y agua no debería estar en el dilema político del  ser o no ser, al estilo hamletiano. Oro y agua tampoco debería ser un dilema estratégico que embarque a una gestión en objetivos y resultados, que no siempre tienen  el acierto de la comprensión. Oro y agua son expresiones que representan, todo un conjunto de componentes que visto desde la perspectiva sistémica, cada uno tiene  su propio rol en diseños, estrategias  y políticas, pensadas siempre en  tiempo presente  y  obviando muchas veces perspectivas de mediano y largo plazo.  En este dilema,  los  miran juntos, los miran separados,  miran a uno de ellos como bueno y  al otro como malo;   esas expresiones crean las sensaciones de  que fueran componentes más proclives a estar separados, por ende discrepantes, que juntos  amigables.
El oro representa a  la minería, cuya historia en nuestro país es bien antigua y  ha  mostrado hechos no tan santos en  épocas que estaba fuera de control;   hoy las condiciones no son las mismas y conceptos  como tributación, regulación, control, responsabilidad social, desarrollos comunitarios, etc., son aceptados. Vemos que tiene  dos  ministerios, uno  del sector y  el  otro  del  ambiente, ambos son el  Estado, o sea  todos nosotros;  son los ojos puestos en esta actividad. De otro lado, como referencia, casi  el  70 %  de  nuestras exportaciones  lo  tiene  la  minería,  gas y  petróleo, y  de las  exportaciones mineras,  casi  el 41 % corresponde al cobre,  36% al oro,  8% al zinc, siguiendo con plomo, estaño, hierro, molibdeno, plata refinada.  Menciono los productos  haciendo la siguiente observación,  el cobre tiene una tecnología de explotación diferente a la del oro,  hay  también una  minería llamada informal, con vicios  destructores  y depredadores , que disputa  escenario y  mercado;  allí  en buena parte está  el oro.
El agua es un recurso muy preciado que el cambio climático  lo ha puesto en cuestión. Cierto que no la exportamos, pero si  la vendemos,  nos sirve para consumos y  también la usamos  para generar energía. En teoría priorizamos su  uso  diciendo, primero es  el  ser  humano, seguido  de agricultura, industria y por último a la minería. No le cobramos al mar, tanto de la cuenca del pacifico como del atlántico,  de todos nuestros aportes; hacemos procesión por lluvias y por sequias, nos peleamos por ella, en fin; sin querer queriendo, es  nuestro liquido elemento que permanentemente se va y no lo retenemos, poco  la almacenamos  para tenerla y regularla, de  paso  también,  poder  generar  energía. Esa  es nuestra  agua, que  hasta  hoy  no  ha tenido  una  gestión que dé  pauta  de condiciones  adecuadas  en  su manejo, protección y consumo.
Oro y agua representan una forma simbólica de dar cuenta de   nuestros recursos, de  cómo los hemos tratado y explotado, de  lo poco  hecho  en  gestión comprometida  con  su  renovación,  aporte, impactos   positivos, responsabilidades compartidas con sus manejos,  estrategias de  sensibilización, efectos  positivos  hacia adelante en su valor agregado, etc.  En todo  caso, no  hay  dilema,  solo  necesitamos  decisiones políticas en posibilidades  tecnológicas, productivas, económicas y  sociales; estas decisiones y gestiones presentes, deben de  marcar  derroteros futuros indudablemente; donde agua y oro sí, pero con  cambio productivo, crecimiento y  desarrollo económico que genere  inclusión y bienestar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

BALLET FOLKLORICO DE LA U.N.S.A.


Cuarenta años no se cumplen todos los días y  este es un aniversario muy especial que celebra el Ballet folklórico de la Universidad de San Agustín.  Lo recordamos  por  su  trabajo y  trayectoria, y esta es una buena ocasión para  poner en análisis y debate,  el tema de la música y danza  como  expresiones  folklóricas. Nuestro  acerbo cultural  es  muy  rico y variado,  pero sin embargo, no  tenemos una buena lectura de hechos y resultados;  algo  no camina bien o está mal planteado, quizás los actores equivocaron sus expresiones o  simplemente la  gestión  cultural  no contribuyó  a  construir una  agenda  capaz de mostrar y transmitir nuevos productos;  no saber  de qué se trata  o  simplemente,  no  importarnos  de donde es  y  el porqué de lo que vemos y  sentimos, nos pone en situación crítica  respecto de  este tema.
Cuarenta años del ballet, nos  recuerda que en fecha muy cercana a este inicio,  apareció en Arequipa un evento que marcó  todo  un referente,   Festidanza.  El  recuerdo del  creador, Don  José Luis Velarde Soto, Alcalde de la Ciudad en ese momento, nos motiva también a pensar como este festival de música y danza, sufrió el embate del tiempo,  marcado por una propuesta  poco  sostenible, en  donde costos,  construcción de marca  y  contenidos, determinan  hoy una necesaria reformulación que debería ser puesto en  agenda;    este es un tema que no solo le concierne al  Gobierno  local  y regional,  sino  a la  misma sociedad civil, sobre todo a los  que tienen  que ver  con  gestión  cultural.
Cuarenta años del Ballet, nos recuerda a su fundadora, Doña Lucy Abarca, antropóloga de profesión; quien no solo fue  formadora  en el arte de la danza, también  se le reconoce por  la  labor  de   recuperar, registrar   y poner en escena,  música y danzas propias de nuestra región. Este acerbo  da cuenta de más de cuarenta  danzas  pertenecientes a Arequipa;  si  como lo lee, no solo tenemos carnaval, montonero, turcos y witite. Va de obligado preguntar, si todo ese registro existe, porque no lo vemos en escenario. El tema y problema no solo es nuestro, Puno,  la capital  folklórica del Perú, tiene un acerbo  mucho mayor  al  nuestro, del  cual  solo vemos   sayas, morenadas, diabladas;  cuyo  origen es Boliviano;  por lo tanto, creemos  que  se hace  necesario y urgente,  cambiar estrategias,  tener  una gestión cultural profesional, como también, trabajo de investigación y  difusión; pensando  en  construir  identidad.
Cuarenta años es un buen referente, tanto para el  Ballet folklórico de la San Agustín, que se le reconoce aptitud, trabajo, trayectoria y consecuencia con lo  arequipeño; como también de festidanza,  que el  tiempo y circunstancias  le exigen  cambios;  de igual manera,   el  Corzo de la amistad,  expresión abierta y popular, urge  de un replanteo no solo por lo que se ve, sino  por lo que debería expresar de lo nuestro; también nos preocupa  los  Puneños,  quienes  tendrían que expresar  más de  música y danzas propias. Los universitarios en general, han demostrado que son buenos y entusiastas danzarines,  pueden dar el cambio requerido, allí hay capacidades y condiciones para trabajos etnomusicológicos;  seamos  espectadores de lo que tenemos y así poder demostrar,  que nuestro  acerbo es rico y variado.  La  cultura necesita investigación y también gestión, la música y danza lo  necesitan y lo merecen.

martes, 15 de noviembre de 2011

TEMAS DE GOBERNABILIDAD: ESCENARIOS CON AGENDAS

Se suele decir corrientemente, una cosa es con guitarra y otra con cajón, expresión muy peruana que se refiere, a  esos intentos de querer  hacer mucho, marcando  y remarcando  ese hecho, y a  la hora de  la verdad, a  la hora de la acción, se descubre que no era como se creía y pensaba y no necesariamente  la gestión gubernamental  se hace como se tenía previsto iniciarla. Los escenarios en referencia,  tienen  múltiples  formas y expresiones,  en lo objetivo y material, solo se necesitaría  tener  líneas  de base,  lo cual permitiría identificar  características y condiciones de nuestra realidad; de otro lado, en el plano  subjetivo, muchas  veces irracional, la expresión cultural,  arrastra en si toda una genética histórica que podemos  definirla  como, insatisfacciones de amplio espectro. la gobernabilidad, el otro tema, pasa por escenarios que tienen en sí  agendas con una lectura más cercana con el conflicto que el consenso, razones no faltan para entender  que poco se ha hecho, en prevención de conflictos y por supuesto en gobernabilidad;  las  escalas en el ámbito de acción, van desde el gobierno  central  hasta  los locales; en ellos  no se encuentra  todavía, líneas maestras que sintonicen al menos,  visiones compartidas de tanto que quisiéramos hacer y tener, pero que nos cuesta trabajo entender y emprender;  somos así, pero no siempre tenemos que seguir siendo lo mismo; el cambio aparece por lo tanto,  como una necesidad histórica para la  construcción de país.
Los escenarios no son  expresiones  de coyuntura, son construcciones que llevan en sí todo un proceso que  el tiempo les fue marcando  rumbos.  El escenario no es una realidad que se le deja sola para crecimientos y desarrollos inerciales, creo que no. El escenario se piensa, planifica, se ejecuta y  se evalúa, todo en función de hacerlo sostenible y también sustentable. El escenario requiere de todo un sistema y estrategia de gobernabilidad, el principio de autoridad pasa por hegemonía en el uso de poder y legitimidad en función de representación; gobernantes y gobernados son una unidad en lectura de democracia, que tiene que ver con representación y participación. Todo en sí es un continuo aprendizaje que lo podemos ver desde la óptica de la ciudadanía,  como también desde la gestión gubernamental.
Los escenarios provocan agendas de intervención tanto de lo público  como de lo privado,  en ese sentido,  los escenarios se construyen, tan igual como construimos ciudadanía, hoy podemos ver que los escenarios han construido agendas, no necesariamente abocadas para su crecimiento, desarrollo, mejora de condiciones y calidades de vida. Sus agendas aspiran y reclaman participación en formulación y decisión de actos y hechos importantes, nos parece bien; en tal sentido,  se han creado mecanismos e instrumentos  como, presupuestos participativos, licencias sociales y consultas previas, que son parte de una  estrategia reciente referida a democracia participativa. Pero todavía falta, la construcción de país pasa también por generar consensos y acuerdos y no es cuestión solo de discurso, sino además de acción y  resultados; la intolerancia, deporte nacional, tiene que dar paso a la confianza; por lo tanto, la gobernabilidad de los escenarios pasa por construir agendas compartidas sobre la base de visiones compartidas. Los temas de gobernabilidad y agendas, deben de ser consensuadas y priorizadas, es un camino seguro.

viernes, 4 de noviembre de 2011

OLLANTA HUMALA, EVALUANDO GESTIÓN


Se ha creado la costumbre de evaluar los primeros cien días de gestión gubernamental, pueden ser doscientos;  si de evaluaciones se trata,  lo que interesa realmente  es hacer de ella, una costumbre  ciudadana, colectiva e institucional  permanente,  existen indicadores para cada uno de los sectores   y rubros de gestión;  tenemos  evaluación por objetivos y por resultados, que no siempre  son tan inmediatos, también se evalúa  intenciones, conductas, escenarios, etc. Creo que lo mejor que le puede suceder a una gestión, es que se le evalué, hay que perder temores;  se tiene que ver y notar la intención y el trabajo, por eso postularon, prometieron y ganaron; en tal sentido,  nuestras apuestas electorales  no acaban con el voto, en ponernos tristes o alegres  por los resultados y nada más, no;  podemos equivocarnos en la elección, se pueden equivocar en la gestión, pero, toda repetición negativa es una ofensa,  trátese,  de  electores o de  gobernantes.
Evaluar al ejecutivo puede ser un buen comienzo, allí está la fortaleza, en términos generales, de la  actual gestión;  mantener  el modelo  es la consigna,  pese a que  electores ansiosos  reclaman el cambio del mismo.  El sector economía, con comercio exterior y  producción,  va bien de la mano con el Banco Central de Reserva;  la estabilidad, crecimiento, mesura, previsión,  tienen claros   indicadores  de ser así.  Ministerios sociales están sentándose todavía y viendo de ajustar cinturones y evaluar  con quienes acompañarse en esta ruta no tan bien dispuesta por algunas  piedras en el camino. En el área social   son  más técnicos-políticos, en la   económíca,  son más empresarios y menos políticos. Hay también de los otros que necesitan articularse en sinergias ministeriales para hacerse notar,  no por presencia,  sino por acción.
Evaluar el legislativo, es mirarlo por todos los costados, pensábamos que algunos temas respecto de la representación nacional debían de ser superados, no es así; los escándalos, tráfico de influencias, practicas turísticas parlamentarias, no solo de unos cuantos, sino de casi todos, ha sido su marca;  algunos eternos opositores, hoy les cuesta trabajo entender que son oficialistas, en fin. Todos apelan a la gobernabilidad, de la cual, poco saben y practican. En una lectura política de gestión, una cosa es Ollanta Humala y entorno, otra el legislativo (oficialista y socios), otra gana Perú y otra los nacionalistas; no hay indicios e indicadores de visiones compartidas, la ausencia de cuadros técnicos y políticos  supone  tomar prestados de otras tiendas y opciones; esa es una realidad, en el deporte electoral  leemos:  presentémonos y vamos al parlamento y la hacemos como oposición, no faltando  el  iluso, y si ganamos, respuesta obvia, ya veremos, en el camino  lo arreglamos. No es ficción, es realidad.
Evaluar el discurso de campaña (varios), el discurso del 28 de julio, el de la presentación en el Congreso y las sucesivas  conferencias de prensa, da la idea de no querer cambiar modelo;  este según ellos, asegura inclusión, creo que no, crecimiento no asegura inclusión, desarrollo y crecimiento sí. De otro lado, no todo es economía, falta política, sociedad, gobernabilidad, gestión con  una  gerencia   social, eficiente y eficaz; además,  manejos adecuados de  instrumentos  democráticos. Evaluarlo como secundario corre el riesgo de jalar cursos, como primarioso, todo se suma, se  divide y pasa de año. El azar en la historia debe de ser historia.