jueves, 23 de junio de 2011

LA REGION AREQUIPA, inversión secundaria.

La  política de inversiones,  ha  sido  una  estrategia   que  ha  significado   vender  una  buena  imagen del Perú en el exterior. Una estrategia de esta naturaleza  implica  adecuar escenarios para su cristalización, como por ejemplo: seguridad jurídica, tributaria, laboral,  en  una economía de fácil  sinergia y sin  poderíos monopólicos;  se hizo  necesario también,  tener  un Estado  que  en sus diferentes  instancias sea un componente proactivo,  una  sociedad civil  acomodada  a retos del  crecimiento y desarrollo;  finalmente, una población que  entienda que los procesos pueden tener resultados  beneficiosos  para  todos, sabiendo  que arrastramos un déficit  histórico de satisfacción de necesidades.
El escenario neo liberal nos planteó otros retos,  y estos  tenían que ser combinados con ajustes estructurales de la economía;  era de suponer  que  la estabilidad estaba  planteado  como mandato y había que  sujetarse  a ello. Para el caso,  aparecen  indicadores  que  tenían que  hacerse como,  tener ventajas comparativas y ventajas competitivas, generar mejores productividades  sobre  la base de innovaciones  tecnológicas  en los procesos  productivos,  reducción de déficits, balanzas comerciales positivas, etc.  En realidad se ha hecho  un   esfuerzo en la mejora de nuestros activos  productivos  y   se ha manejado  una  gerencia  acorde con las  circunstancias.   Todo el esquema responde a la estrategia del mercado externo como destino de nuestra producción, con un valor agregado todavía incipiente.   Pero, lo que no se tuvo claro era, como mejorar las condiciones de nuestro mercado interno, como  elevar  su  poder  adquisitivo para  que también sea destino de consumo;  en realidad, somos  todavía  un mercado  interno  “pobre”,  que en el tiempo,  poco a  poco ha  ido incorporando consumos y servicios  que antes no estaban priorizados.
Entonces, pensar en inversiones y dirigidas al  sector secundario, nos conduce a sus  componentes  como son,  industria, construcción y electricidad, cuyas dinámicas no han ido todas de la mano. El de mayor crecimiento  obviamente es  la  construcción, todo por un boom que viene desde el Estado, por el gasto público y del sector privado, con inversiones  inmobiliarias, comerciales,  servicios e infraestructura;  su crecimiento lidera la estadística.  La electricidad crece por consumos, pero no encontramos nuevas fuentes para mayores consumos, pensando en mayores inversiones. La generación de energía  debe de evaluarse desde la perspectiva de la matriz energética que necesitamos para afrontar consumos  futuros  de uso,  tanto  domestico,  industrial,  minero,  como vehicular. Nuestro sector industrial  quedó congelado en  gran medida,  salvo  algunas  líneas que por necesidades de mercado tuvieron que adecuarse;  algunas  industrias tradicionales  tuvieron que modernizar  sus procesos y así elevar   productividades,   todavía sus escalas no alcanzan demandas importantes;  además,  no se ha vuelto  a  generar  posibilidades  de un  parque  industrial  que devino  en otro uso, este  sigue siendo un  espacio de posibilidades y de valores agregados. Esta   industria  priorizada sobre  la base de mercados  de variada escala y alcance, debe  de tener  retos  sostenibles y  sustentables;  los  escenarios  competitivos, tanto nuestros como externos,  demandan calidades  y productividades  donde el  bajo  costo sea compatible con calidad de producto.
El escenario de las inversiones  secundarias  tiene que tener  seguridades,  infraestructura, equipamiento, capacidades, impactos  minimizados y controlados y además, responsabilidad social; debemos de Internalizar inversión, crecimiento, desarrollo, responsabilidad,  aporte,  compromiso y  beneficio;  es una tarea de muchos,  con miras a mejorar nuestras condiciones y calidades de vida  de un lado, y de competitividad,  por el otro.


viernes, 17 de junio de 2011

PROCESO DE TRANSFERENCIA, MARCAR DIFERENCIAS.


Marisol Espinoza, electa primera vicepresidenta de la república, anunció que empieza formalmente  el proceso de transferencia del gobierno, con el recogimiento de información del activo y pasivo del actual gabinete.  Es posible que el “saliente”,  en el plano exitoso, muestre lo mejor de su  gestión en vitrina; es posible también, que el  “entrante”   agudice su olfato rastreador de  lo que de hecho considera malo o cuestionable del gabinete saliente  para evidenciarlo.  Al margen de criterios subjetivos y especulativos, el proceso de transferencia tiene lecturas políticas, económicas, sociales, productivas, de relaciones y de imagen. Este proceso constituye un acto de toma de inventario, pero no  evalúa la gestión, en todo caso, debiera de tomarse  en cuenta  objetivos cumplidos y resultados de gestión, en función de sujetos económicos como son, pobladores, ciudadanos, beneficiarios, trabajadores, empresarios y sociedad civil.
Pasando al terreno de la transferencia, una  lectura de los activos  da  cuenta de  lo que se tiene, de lado  de los pasivos, es lo que se debe,  la diferencia entre ambos  da el saldo patrimonial. Haciendo el análisis  del balance de situación, el activo  nos da cuenta  que tenemos buen disponible, derivado de  recursos recaudados,  fondos  presupuestales no gastados (ineficiencia del gasto público),  ingresos extraordinarios (boom minero), como   también,  reservas internacionales  netas,  con cifras nunca  alcanzadas, que día a día crecen más. Se tiene activos fijos identificados por cemento, ladrillo, fierro, cables,  tubos, maquinarias y equipos,  que  se les denomina  infraestructura  y equipamiento,  están en el registro,  obras,  servicios y coberturas. Por esta  vez  no vamos a referirnos a cuentas por cobrar, que no es nada insignificante, cuya oficina de cobranza, Sunat, tiene una larga lista de identificados y muchos más de  no habidos deudores.  Estos activos físicos y monetarios,  contrastan  marcadamente con un pasivo histórico insatisfecho, que siempre es un buen referente electoral; por eso,  La deuda  que se tiene con sujetos económicos,  hace que los  conviertan coyunturalmente en sujetos  políticos,  cuya  traducción  hoy   son los  “excluidos”.      De  otro  lado,    producir,  vender,  crecer,  mejora   los  activos  disponibles  y fijos , cuyo  efecto  en el balance histórico,  debe de notarse con reducción de pasivos,  e  indicadores den lecturas  de inclusión social, económica y  productiva.
Los  procesos  de transferencia, modalidad  cada vez más notoria en nuestro que hacer gubernamental, debe de tener todo un conjunto de indicadores, que no solo sirvan para inventarios  de activos y pasivos.  Parece  ser que hacemos todo posible para no salir de estrategias  y gestiones  de crecimiento;  necesitamos  también,  evaluar  indicadores de desarrollo. La  línea de  base  de cada  gobierno  marca  la  gestión; en esa perspectiva, poco o nada  se dice de lo que se encuentra, menos lo que se deja; esta  costumbre  va desde el gobierno central,  regional,  hasta  los locales. De otro lado, debemos  evaluar  por objetivos y  resultados, tenemos  las  promesas  electorales, los  planes de gobierno  y los discursos oficiales cada  aniversario  patrio, todos  tienen carácter de informaciones referentes. En estos procesos se  agudiza  más la especulación  política  por usos mediáticos, donde la dinámica de gestión está más a protegerla  para la auditoria que para el efecto positivo del beneficio. El  tema no solo debe de dar  cuenta  del  presupuesto para  hacer el puente, sino de verificar  si está   el  puente, también  si  el puente es  útil y quienes  van  a usar el puente,  para qué,  etc.  Esto último parece  una exageración,  pero necesitamos  aprender a hacer gestión  pública  no  pensando en la auditoria,  sino en la sonrisa del  niño vacunado.

jueves, 9 de junio de 2011

GOBIERNO CON INCLUSION SOCIAL

El marketing del crecimiento económico marcó a la  macroeconomía como un indicador de éxito;     temas  como   inflación, reservas, aumento del PBI, físico y monetario, estabilidad jurídica, etc., dieron  en los últimos años, una imagen  positiva de país;  razón más que suficiente para generar  inversiones y negocios en una economía que se ajustaba  bien al  modelo  hegemónico  en  este mundo globalizado,   donde   la competitividad,  puso  el sello   y  orientó  la ruta estratégica.
El triunfo del candidato Ollanta Humala, obedece entre otros conceptos a haber dirigido su discurso a los que no  tuvieron el beneficio de este crecimiento económico,  donde la reiteración  de una frase con todos los adornos y quejas,  marcó un discurso: crecimiento con inclusión social,  es de suponer  que  esa  será  la  esencia del  próximo gobierno.  En ese sentido, la pregunta sale de inmediato, como hacer una gestión que genere beneficio abierto y extendido, incluya y mejore, las  condiciones de vida a una gran mayoría de peruanos.
Creo que necesitamos como país, variar  rumbos;  ya se acabaron los temas electorales,   importa mucho el “como” hacer y  tener claro  visiones compartidas, como por ejemplo, la política fiscal, entre otros. Las inversiones en lo público, tienen que ver con infraestructura, equipamiento, servicios y coberturas; las privadas con desarrollo en sectores económicos productivos; estas dos opciones  tienen que ser compatibles, definiendo roles y estableciendo sinergias consensuadas. Las políticas sociales  son prioritarias en el reglón de la pobreza extrema, el mejoramiento de la calidad de vida es urgente; la educación en todos sus niveles debe de ser la estrategia del quinquenio. De otro lado, la salud debe de ser pensada en prevención-inversión, lo que posibilita  cambiar  viejos conceptos de enfermedad-gasto-curación;  finalmente, el empleo,  debe de basarse en capacidades, pensando en tecnología y competitividad. Para lo cual, sale la  siguiente  pegunta, como hacerlo.
Debemos de cambiar nuestra matriz productiva; la denominación clásica de país primario- exportador,  tiene ya que ceder paso a otras estrategias. Hay que perder el miedo al valor agregado, es cierto que  necesitamos  tecnología,  capacidades, capital,  mercados,  infraestructura, equipamiento, comunicación, articulación e integración.  Pero también necesitamos  propuestas de promoción e incentivos,  para sectores como la pesca, agricultura, industria, comercio, servicios, turismo. Las demandas internas y  externas nos han dado pautas  de un  aumento en el valor agregado por exigencia de consumo,  de otro lado, la oferta productiva, debe de importar menos   capital  y  fomentar más,  nuestras  capacidades y soportes tecnológicos;  teniendo  siempre como  objetivo  escenarios y mercados competitivos, tanto internos como internacionales. Generar las mejores condiciones para los sectores indicados,  ayudará muchísimo a dejar de depender del sector minero e hidrocarburos, que no solo genera importantes recursos, sino además conflictos y poco empleo.
Los  ingresos extraordinarios  derivados a combatir la pobreza y provocar inclusión social, deben de ser pensados en una tributación donde la presión tenga el equilibrio entre la base y la recaudación y además aumente,  por nuestro  mayor consumo, la renta se beneficia porque hay más  producción de riqueza generada y el canon perfilará mejor sus captaciones por explotación y usos fijados expresamente. La inclusión debe de ir propiciada desde otra matriz productiva, eso hará sostenible un  crecimiento con vocación de desarrollo.